viernes, 29 de febrero de 2008

GRANDES LECCIONES


Por Umberto Eco para LA NACIÓN, Viernes 29 de febrero de 2008
El otro día un entrevistador me preguntó (como lo han hecho muchas veces) cuál era el libro que más influencia había ejercido sobre mi vida. Si en el curso de toda mi vida un solo libro hubiera influido sobre mí más que los otros, yo sería un idiota… como muchos de los que responden a esta pregunta. Hubo libros que fueron decisivos para mí a los veinte años y otros que fueron decisivos a los treinta… y espero con impaciencia el libro que me trastornará a los cien años. Otra pregunta imposible: “¿Quién le enseñó algo que fue definitorio y para siempre en su vida?”. No puedo responder a eso (a menos que diga “papá y mamá”) porque en cada recodo de mi existencia alguien me ha enseñado algo. Podían ser personas que estaban próximas a mí o muertos queridos, como Aristóteles, Santo Tomás, Locke o Peirce. En cualquier caso, he recibido enseñanzas no librescas de las que puedo afirmar, con toda seguridad, que cambiaron mi vida. La primera fue la de la señorita Bellini, mi maravillosa maestra de primaria, quien nos pedía preparar para el día siguiente algunas reflexiones sobre palabras determinadas (como “gallina” o “barco”), a partir de las cuales debíamos elaborar algún relato o fantasía. Un día, invadido por no sé qué demonio, dije que podría crear algo en el momento, a partir de cualquier palabra que me propusiera. Ella me miró desde su escritorio y dijo “libreta”. Dicho ahora, retrospectivamente, podría haber hablado de la libreta de apuntes del periodista, o del diario de viaje de un explorador salgariano, pero con jactancia me subí a la tarima y ni siquiera pude abrir la boca. La señorita Bellini me enseñó entonces que no hay que presumir demasiado de las propias fuerzas. La segunda enseñanza fue la que me transmitió don Celi, el salesiano que me enseñó a tocar un instrumento musical. Parece que ahora quieren consagrarlo santo (no por esta razón, que el abogado del diablo podría usar en su contra). El 15 de enero de 1945 fui a verlo lo más campante y le dije: “Don Celi, hoy cumplo trece años”. El me respondió, con tono áspero: “Muy mal aprovechados”. ¿Qué me quería decir con eso? ¿Que al llegar a esa venerable edad yo debía abocarme a un estricto examen de conciencia? ¿Que no debía esperar elogios por haber cumplido simplemente mi deber biológico? Quizás era tan sólo una manifestación del sentido piamontés de los modales, un rechazo de la retórica, incluso de la felicitación de rigor. Pero creo que don Celi sabía, y me enseñó, que un maestro siempre debe poner en crisis a sus discípulos, y nunca alabarlos más de lo necesario.
Después de esa lección, siempre he sido parco para elogiar a los que lo esperaban de mí, salvo casos excepcionales o hechos inesperados. Tal vez con esta conducta he hecho sufrir a algunos y así he desaprovechado no sólo mis primeros trece años, sino también mis primeros setenta y seis. Pero sin duda decidí que la manera más explícita de expresar mi aprobación era no regañar a nadie. Si no regaño, significa que alguien ha hecho algo bien. Siempre me han irritado expresiones tales como “el papa bueno” o “el honesto Zaccagnini”, que permitían pensar que los otros pontífices habían sido malvados y los otros políticos deshonestos. Juan XXIII y Benigno Zaccagnini hacían simplemente lo que se esperaba de ellos, y no había ninguna razón particular para felicitarlos por eso. Pero la respuesta de don Celi también me enseñó a no enorgullecerme demasiado por las cosas que hacía, aunque las hiciera bien, y, sobre todo, a no jactarme. ¿Eso significa que no hay que intentar ser el mejor? Por cierto que no, pero de manera extraña la respuesta de don Celi me reenvía a algo que dijo Oliver Wendell Holmes Jr. y que leí no sé dónde: “El secreto de mi éxito es que desde joven descubrí que no era Dios”. Es muy importante entender que uno no es Dios, y dudar siempre de los propios actos, y pensar siempre que no hemos aprovechado suficientemente los años vividos. Es el único modo de intentar pasar mejor los años que nos quedan. Me pregunto por qué me vienen a la cabeza estas cosas en estos días. Es que se ha iniciado la campaña electoral, y en estos casos, para tener éxito es necesario comportarse un poco como Dios, y decir de las cosas hechas, como el creador después de la creación, que eran “bastante buenas”, y manifestar un cierto delirio de omnipotencia declarándose capaz de hacerlas mejor (mientras Dios se contentó con haber creado el mejor de los mundos posibles). Pero no moralizo: para hacer una campaña electoral hay que actuar así… ¿Se imaginan a un candidato que les dice a los futuros votantes: “Aunque hasta ahora hice mal las cosas, y no estoy seguro de que las haré mejor en el futuro, les prometo que lo intentaré”. No sería elegido. Sin embargo, repito, no lo digo en el sentido de falso moralismo. Sólo que al escuchar los diversos programas de TV sobre los comicios, se me dio por pensar en don Celi.
(Traducción: Mirta Rosenberg)

miércoles, 27 de febrero de 2008

PROYECTO NACIONAL: MUSEO SUPERIOR DE BELLAS ARTES PALACIO FERREYRA, CORDOBA


Sorpresas detrás de las puertas del palacio. Un nuevo hall de cuatro pisos, en acero y vidrio, es la estrella de la transformación del Palacio Ferreyra en museo. Cómo es el proyecto de GGMPU.
porDANIEL MOYA.
dmoya@clarin.com
Diario Clarín, Buenos Aires, Argentina, 27Feb08

El histórico Palacio Ferreyra se adueña del corazón de una manzana triangular del Barrio Nueva Córdoba. (Ciudad de Córdoba) Así, aporta una fuerte clave cultural en un sector de la capital mediterránea en el que confluyen la nueva movida gastronómica, los límites del parque Sarmiento, y la agitada vida estudiantil. En medio de ese multifacético vecindario, el palacio permanece rodeado por un frondoso parque y con una revivida prestancia. Su imponente arquitectura, que sigue las más estrictas reglas de composición de la Ecole De Beauxs Arts, fue recientemente intervenida por el estudio cordobés GGMPU Gramática/Morini/Pisani/Urtubey. A través de un proyecto de restauración y refuncionalización integral, los arquitectos lo convirtieron en un espacio "a la altura de cualquier museo de arte internacional". Lo interesante es que, para conseguirlo, los proyectistas generaron dentro de la caja muraria original un nuevo y vanguardista espacio que ahora vincula verticalmente a todos los niveles. El edificio del hoy Museo Superior de Bellas Artes Palacio Ferreyra (expropiado por el gobierno de Córdoba) fue construido en 1914 por el arquitecto francés Ernest - Paul Sanson. Fue la residencia de la familia Ferreyra por tres años, y albergó también a la sede de una de las empresas familiares. Su programa original se organizaba alrededor de un gran hall central, remarcablemente proporcionado y ubicado en el "piano nobile", desde el cual una escalera imperial conducía al nivel superior, antiguamente destinado a las estancias privadas. Los locales de apoyo y servicio ocupaban el basamento y un nivel superior en la mansarda. "Debido a la magnitud de la colección que debía ser expuesta, optamos por el aprovechamiento pleno de todos estos niveles", cuenta Jorge Morini, uno de los proyectistas. Además, mantuvieron como dominante al eje principal existente (con sus espacios asociados), el que fue íntegramente restaurado a su condición original. Pero esta organización espacial, ahora está cruzada perpendicularmente por un nuevo eje de circulación. Para generarlo, los arquitectos aprovecharon un espacio rectangular y alargado ubicado a continuación del ingreso. Eliminaron algunas dependencias y lo convirtieron en un prisma de cuádruple altura que contiene a las escaleras y vincula, en vertical, física y visualmente a todo el conjunto. Su materialidad marca la presencia de lo nuevo: madera oscura, cuero de vaca, enormes planos de acero y otros transparentes que, entre los reflejos distorsionados de los muros y ventanas originales, permiten intuir los espacios adyacentes en un fuerte contraste. De noche, un sistema RGB, que integra y combina luces rojas, verdes y azules, permite iluminar en una gama de 265 colores diferentes a ese espacio. Así, el nuevo hall se convierte en una particular y versátil fuente lumínica que irradia su luz hacia el exterior a través de las ventanas de la fachada original.
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martes, 26 de febrero de 2008

LOS OSCAR SUFREN LA PEOR AUDIENCIA DE SU HISTORIA


La Vanguardia, Cataluña, España.- 26/02/2008- Washington, 25 feb (EFE).- La ceremonia de entrega de los Oscar fue seguida por una media de 32 millones de espectadores, lo que representa la peor cifra de sus retransmisiones, según datos aportados hoy por la empresa de medición de audiencia Nielsen Media Research.
La entrega fue ofrecida anoche por la cadena estadounidense de televisión 'ABC' y duró más de tres horas.La 80 edición de estos galardones estuvo dominada por los actores europeos. El año pasado, la ceremonia fue seguida a través de dicha cadena de televisión por una media de 38,8 millones de espectadores, lo que representa una caída de seis millones, en relación a este año. El peor dato de audiencia estaba hasta ahora en la retransmisión de 2003, con una media de 33 millones, la primera tras la invasión de Irak, que fue presentada por Steve Martin y en ella la película «Chicago» obtuvo el Oscar a la Mejor Película. La edición más vista hasta ahora ha sido la de 1998, con una media de 55 millones de espectadores, cuando «Titanic» se llevó 11 premios. La ganadora de la noche, «No es país para viejos», de los hermanos Coen, que sirvió para que el español Javier Bardem lograra el primer Óscar para un interprete en la historia del cine español, solo ha logrado en la taquilla estadounidense 64 millones de espectadores.

lunes, 25 de febrero de 2008

SÍ O NO A LA BOFETADA PEDAGÓGICA


Publicado en http://www.conoze.com/ Por Remedios Falaguera Silla
(Las menciones a disposiciones legales corresponden a la legislación española)
Dice un amigo mío, padre de familia numerosa y profesor de primaria, que el tema del cachete "no es cuestión de síes o noes rotundos. Que es de demagogos —y de gentes que no quieren colaborar de verdad con los padres— dogmatizar la respuesta. Hay castigos psicológicos que, a veces, son habituales en las familias, mucho más hirientes que una bofetada». No creo que ningún padre esté a favor del cachete como método educativo. Pero criminalizar a los padres por dar una simple bofetada a su hijo me parece algo excesivo. Desde que el pasado 20 de diciembre se aprobó la reforma del Código Civil, por la que se eliminaba del artículo 154 la disposición para «corregir razonable y moderadamente a los hijos», muchos padres se sienten, nos sentimos, confusos. ¿Quiere esto decir que me podrán denunciar por dar un simple cachete con el que pretendo reprimir la típica pataleta infantil? ¿Se criminalizará el método de dar una palmada en la mano al niño que está apunto de electrocutarse metiendo los dedos en el enchufe? Y, con el déspota adolescente, ¿qué medidas de corrección se les deben imponer para evitar que los hijos agredan a sus padres, los alumnos a sus profesores y los jóvenes a los ancianos? ¿No le vendría «mejor una bofetada a tiempo que dos a destiempo» como respuesta a su actitud tiránica y maleducada, o por el contrario, hay que dejarles que pongan infinitamente a prueba los límites de unos padres que se afanan en un dialogo estéril? Muchos padres y educadores han bautizado este cambio legislativo como la Ley del Cachete. Y no es para menos. A partir de ahora, propinarle un cachete a tu hijo para recriminarle un comportamiento erróneo ya es delito. Es más, quien pase a su alrededor le mirará mal, le recriminaran su actitud, incluso, alguno de ellos, correrá a denunciarle a la policía por incitar a la violencia o, lo que todavía es peor, por no «respetar su integridad física y psicológica». Vamos, que cualquiera de ustedes puede ser considerado un maltratador infantil. Dicen los expertos que la causa, de que los niños quieran imponer su poder en la familia y en la escuela es la educación permisiva, la falta de autoridad de los padres y la carencia de límites. Es evidente que hemos pasado de una educación autoritaria a una actitud permisiva convirtiendo nuestros hogares, las escuelas y la sociedad en general, en «republicas independientes», como dice un anuncio televisivo, en la que la autoridad y la disciplina brillan por su ausencia.
Sabemos que muchas familias actualmente atravesamos una crisis de autoridad en la que casi un 40% de los padres dice sentirse desbordado por los problemas con sus hijos y el 10% afirma que pocas veces o nunca siente que maneja bien los conflictos de convivencia con ellos, ya que uno de cada cuatro padres reconoce que las opiniones de los hijos acaban imponiéndose en la familia»,como afirma el informe «Hijos y padres: comunicación y conflictos», realizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Unos conflictos que se resuelven -la mayoría de las veces- mediante el diálogo, pero, en otras, son la bofetada o el castigo los que ponen fin a la discordia. Ahora bien, si como decía George Smith Patton, «todo ser humano presenta una resistencia innata a la obediencia. La disciplina anula esa resistencia y, mediante la constante repetición, hace de la obediencia algo habitual e inconsciente», entonces, ¿dónde encontramos el termino medio entre la disciplina con la que se ejerce una «corrección moderada» y el permisivismo?
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domingo, 24 de febrero de 2008

VIDA Y MUERTE, LA RUEDA SIGUE GIRANDO. (Cuento en 4 entregas)


Entrada 4 (y última)
Un toque de trompeta anunció la entrada a la plaza del carro tirado por bueyes que conducía al reo. La chusma como siempre lo abucheó, arrojándole todo tipo de hortalizas e inmundicias que el hombre de manos atadas a la espalda, alto y altivo, no se ocupó en esquivar, proceder que no imitaba el religioso a su lado.
Llegó el carruaje al pie del cadalso y el condenado, sin demostrar temor alguno, saltó con agilidad a tierra, desprendiéndose con gesto brusco de los corchetes que pretendían aprisionarlo, para subir con paso ágil la breve escalera que lo llevaba a su destino, para plantarse frente a Juan Enriquez y mirarlo a sus ojos. Tremenda fue la sorpresa de ambos cuando sus miradas se cruzaron.
-Hermano Rafael, haz un buena faena- dijo Carlos mientras se negaba a que le vendaran los ojos, torciendo la boca con la sonrisa irónica que siempre lo había caracterizado.
-Descuida Carlos, cuando nos encontremos en el Paraíso no tendrás de que quejarte- contestó el verdugo a la vez que, cambiando su costumbre, lo tomó de la barba y levantándole la barbilla le rebanó limpiamente la cabeza, la que mostró a la multitud, que como siempre había cambiado el blanco de sus abucheos: ahora los dardos verbales eran para hombre del alfanje.
Una rara sensación sintió Rafael; cuando la sangre le baño el delantal, como si hubiera sido un baño purificador; en un sólo instante se había quedado sin odio y sin razón de vivir.
A partir de aquella tarde nada volvió a ser lo mismo para el Verdugo Real; siguió ejecutando su función con el profesionalismo de siempre, pero ya estaba seguro que nunca más la suerte lo sorprendería; realmente su vida se tiño con el gris del tedio, no tenía más razón para seguir en el Perú, y un buen día se embarcó para el Darién, cruzó el istmo y nuevamente en la flota convoyada por buques de guerra, emprendió su retorno a Sevilla. Esta vez la travesía se hizo con buen tiempo, pero no se salvaron del enjambre de piratas ingleses los que suscitaron numerosos combates con los buques de guerra, los que si bien en general los pusieron en fuga, no pudieron evitar que un galeón con importante carga fuera robado por aquellos depredadores que quizás por su éxito recibieran algún título de nobleza.
Ya en Sevilla Rafael arregló en primer lugar lo concerniente con la casa paterna, y unos días después, acompañado por Maese Juan marchó a la encomienda, donde encontró todo en orden pese a los veinte años de ausencia. El olivar bien cuidado, la almazara arrancando de las aceituna el oro de su aceite, y la dehesa con el ganado bien dispuesto. Le llevó todo un día recorrer sus posesiones, merendaron con Juan en una alameda y recién al anochecer regresaron a la casa de encomienda, donde lo esperaba su cena. Un mozo espigado recortó su figura en la puerta de entrada al comedor, y pidiendo permiso se acercó a la mesa a la que se había sentado Rafael.
-Buen olor tiene este potaje- dijo Rafael observando el plato que el mozo colocaba a su frente.
-María es buena cocinera, Vuesa Merced- dijo el mozo atrayendo con sus palabras la mirada de su amo.
-¿Cómo te llamas?- preguntó Rafael.
-Carlos, señor.
-¿Y tú de donde sales, Carlos?- dijo el indiano, que observaba con detenimiento al joven, alto, de buena planta, rostro alargado y nariz ligeramente aguileña, que lo miraba con respeto pero sin mostrar cohibición alguna ante el encomendero.
-Las monjas me dijeron que fui dejado en el torno del Convento de Clausura; ellas fueron las que me dieron nombre, me criaron hasta los cinco años y después el capellán del convento, el buen padre Mario me trajo a la encomienda y me dejó a disposición de Maese Juan y su mujer, quienes me han criado prácticamente como un hijo, señor; ¡si hasta me han hecho aprender a leer y escribir! -¿Cuántos años tienes, Carlos?
-Cerca de veinte Vuesa Merced.
-¿Y como te apellidas?
-Las monjas me pusieron Expósito, por haber sido dejado en el convento, D. Rafael.
-Dile a Juan que venga.
Cuando el mozo salía de la estancia, Rafael dejó caer su cabeza entre las manos, quedando con los ojos cerrados perdido en sus pensamientos.
-Ordene D. Rafael- la voz de Juan lo sacó de sus elucubraciones.
-¿Aún existe el arcón donde dejé algunas pertenencias mías?
-Tal cual lo dejó Vuesa Merced.
-Ve y me traes de él un acero toledano, aquel al que hice hacer una vaina porque lo tenía sin ella, los últimos días ante de viajar a Indias- dijo Rafael, y volviéndose al joven le preguntó- ¿Te disgustaría venirte conmigo a Sevilla?
-No, pero sepa Vuesa Merced que aprecio mucho a Maese Juan y su mujer que son como padres para mí.
-Me imagino muchacho, pero he decidido adoptarte y darte mi apellido y todas las prerrogativas de hijo. Esto no quiere decir que debas cortar tu relación con Juan y su mujer, Carlos, y además...- la frase quedó trunca por la entrada de Juan portando una espada.
-Mira esa espada... ¿Te gusta?
-Vaya Vuesa Merced, claro que me parece magnífica- dijo el mozo que la había desenvainado y probaba su temple arqueándola contra las lajas del piso.
-Lee lo que dice en su hoja.
-“Soy de Carlos y en su temple me fío”- dijo el mozo, y levantó sorprendido su mirada hacia D. Rafael- ¿cómo es esto, señor?- preguntó atónito.
-Cosas del destino, hijo. Bueno, prepárate que ahora mismo salimos para Sevilla.
Octavio Ochoa (a) “El 88”

sábado, 23 de febrero de 2008

LA CIENCIA ACTUAL LIMITA Y COMPLETA EL PENSAMIENTO DARWINIANO.


Pensamiento|Orígenes
El autor de esta nota, una de las máximas autoridades en el campo de la teoría de la evolución, limita el alcance de la adaptación
LANACION.com | ADN Cultura | Sábado 2 de febrero de 2008



(...) El principio darwiniano, muy general, no permite, de hecho, profundizar en los detalles: no explica por qué un determinado órgano o rasgo (por ejemplo, la monogamia en algunas especies, la poligamia en otras) podría haber sido seleccionado. La indeseable restricción de opciones a la que se ven obligados los neodarwinianos es elegir entre las atribuciones de cierto microproyecto, de una microintención de la naturaleza, o bien tratar de adivinar, por olfato, los resultados de la selección natural. La biología contemporánea ha proporcionado toda una panoplia de procesos evolutivos que se suman a la clásica selección del mejor adaptado. Esta selección existe, pero es una fuente marginal de la arquitectura biológica. (...)Y además, no hay que omitir el retorno masivo de las leyes de la forma, es decir, de los factores de optimización global, comunes a especies muy diversas, y determinados más por la física que por la biología. Basta con mencionar dos. La densidad de las conexiones nerviosas y la distribución de los ganglios nerviosos es óptima tanto en la humilde lombriz de tierra (el nematodo) como en el mono (y en nosotros), entre decenas de millones de posibles variantes pacientemente examinadas por Christopher Cherniak, de la Universidad de Maryland. Mejor aún que la conectividad pacientemente conseguida en el microchip más acabado que se pueda lograr industrialmente. Cherniak destaca que se debe a procesos innatos de optimización, pero no determinados, en cuanto tales, por los genes. La segunda optimización natural extraordinaria es la de los casi cien mil kilómetros de venas, arterias y capilares que contiene cada uno de nuestros cuerpos. West, Brown y Enquist (en el Santa Fe Institute) han demostrado matemáticamente que la organización de todos estos vasos de transporte, tanto en el mamífero más pequeño como en la ballena, sigue la ley particular de los llamados fractales perfectos. Dicho de manera más sencilla, la red minimiza el costo del transporte y optimiza los cambios. (...)

miércoles, 20 de febrero de 2008

VIDA Y MUERTE, LA RUEDA SIGUE GIRANDO. (Cuento en 4 entregas)


Entrega 3
-Como te llamas muchacho- le dijo.
-En España tenía nombre pero aquí me conocen como Juan Enriquez, mi capitan.
-No quieres un alferazgo, soldado- dijo D. Diego satisfecho por el aspecto del mozo.
-No señor- contestó el ahora Juan Enriquez- Anhelaría algo menos que lo ofrecido por Vuesamerced.
-¿Y qué ambicionas, muchacho?
-Ser verdugo, señor capitán- respondió Juan, ya que por sus sesos se le había pasado la idea de que no sería extraño que en semejante revoltijo de sangre en que se encontraba el Perú, su ofensor, que seguramente por su carácter revoltoso debería estar liado en la lucha, podría caer en sus manos para ser ajusticiado.
-Si eso es lo que deseas, sea- dijo Centeno- Desde ahora eres Verdugo Real, y para comenzar córtale la cabeza a los diez prisioneros que tal merecen. Ya te los traerán.
Y así fue como Juan Enríquez se inició en su nuevo oficio, al que se dedicó con seriedad y profesionalismo, incluso poniéndole creatividad y estilo, ya que antes de comenzar su primera faena, recordó que en su cofre tenía un viejo alfanje árabe de la guerra de Granada y que había sido conservado por su familia como recuerdo de su participación en las jornadas de la Reconquista, y con ese acero desempeñó la tarea, imaginando que cada ajusticiado era el causante de su deshonra, obrando sin maldad, ni cargo de conciencia. Incluso y como producto de su creatividad, ideo desde su primera decapitación una técnica propia la que luego se extendió por todo el Perú; la de decapitar de parado, teniendo al reo por los cabellos con la mano izquierda y cortando la cabeza de un solo golpe de alfanje con la diestra.
El tiempo pasó y Juan Enriquez decapitó con destreza y sin remordimiento cabezas de todos los bandos, ya que la suerte era errática en la política de esos reinos, pero el Verdugo Real seguía siendo el mismos; ¿por qué?, muchos opinaban que era tan diestro en sus decapitaciones que todos los caudillos se preocupaban porque continuara en su cargo, por si alguna vez les tocaba a ellos, cosa que no era nada difícil en tiempos tan revueltos. Por el filo de su alfanje pasaron grandes señores: D. Gonzalo Pizarro hermano del Marqués; D. Francisco Carvajal, más conocido como “El Demonio de los Andes”, el que al enfrentarlo en el cadalso se negó a vendar sus ojos y le dijo “Maese Juan, en el fondo somos de la misma profesión, hazme un corte como de barbero a barbero”, y como decíamos el tiempo pasó, rodaron las cabezas y él vivió recluido en su honra lastimada, apañado sólo por el asco que inspira un verdugo al resto de los semejantes, y a la vez el respeto que ser instrumento de muerte de la justicia inspira entre justos y pecadores. Un día como cualquier otro en que debía ejercer sus funciones, subió al cadalso enfundado como siempre en negro jubón cubierto por su tradicional delantal de rojo cuero. En una mesa en el lateral del tablado, sobre una pieza de terciopelo negro, brillaba como siempre su tradicional herramienta de trabajo, el antiguo alfanje árabe y el guante derecho que acompañaba siempre su tarea protegiendo la mano que blandía el espadón. ¿A quién debería decapitar esa tarde?, no lo sabía como siempre sucedía, ya que los hombres de la justicia conocían su modalidad y evitaban decirle quién sería su cliente para ahorrarse tener que escuchar: “Señores, dejadme que la suerte me sorprenda”. Como siempre inspeccionó con profesionalismo el filo del alfanje y satisfecho se calzó el guante, y con tranquilidad condimentada con unas gotas de soberbia propia de quién era Verdugo Real, recorrió con su mirada el aspecto imponente que presentaba la Plaza Mayor de Lima, deteniendo por un instante su mirada en lo alto de la picota, clavada desde la fundación de la ciudad al lado del cadalso, que lucía en su tope tres jaulas con otras tantas calaveras buriladas por el tiempo y los buitres en las cabezas obras de su arte y del acero moruno, y hasta le pareció que los cráneos parloteaban entre si y dirigían algunos párrafos a él, su hacedor: “Vamos Enriquez, no falles en el primer tajo, majo” - dijo una, contestando otra; “A ver si lo haces tan bien como conmigo”- intervino otra, “Ja, me parece que te tiembla el pulso, jabato”- terció la más desdentada; frases que en su imaginación eran seguidas por risotadas acompasadas con la música de castañuelas de las mandíbulas batidas contra los cráneos. Enriquez sonrió en un gesto mezcla de ironía y orgullo profesional, y les contestó mirando las calaveras con gesto desafiante, acompañado de una histriónica reverencia: “Brindo a Vuestras Señorías, esta faena” para sorpresa de la multitud que llenaba la plaza, y de los alguaciles que se encontraban en el estrado, que luego de unos instantes trocaron su estupor en sonrisas que terminaron en una risotada general.(Continuará- Última entrega el domingo)
Octavio Ochoa

lunes, 18 de febrero de 2008

LEOPOLDO LUGONES, A CIEN AÑOS DE SU MUERTE RENDIMOS NUESTRO HUMILDE HOMENAJE


LANACION.com | Opinión | Lunes 18 de febrero de 2008


En una bochornosa tarde de febrero de 1938, precisamente el viernes 18, un hombre de traje marrón, con rancho de paja y camisa rayada, viajó en tren desde Retiro al Tigre. Allí tomó la lancha Egea, de helénicas reminiscencias, hasta el recreo El Tropezón, en la desembocadura del canal Arias, sobre el Paraná de las Palmas. El hombre llevaba su portafolio de poeta y un extraño paquete envuelto en papel de diario. Algo había comprado en alguna ferretería.El hombre aparentaba la sesentena que tenía, con sus anteojos de borde de metal que denunciaban al lector, al intelectual caído en el verde exuberante y ocioso del Delta. Ese hombre determinado y terminal era el mayor poeta en nuestra lengua.

domingo, 17 de febrero de 2008

SUICIDIOS PACTADOS POR INTERNET


En poco más de un año 15 jóvenes perdieron la vida en un pueblo de ese país
LANACION.com | Exterior | Domingo 17 de febrero de 2008


Los británicos están alarmados por lo que se cree es una ola de suicidios juveniles pactados mediante este tipo de servicios por la Web. Anteayer, dos jóvenes, uno de 20 y otro de 15 años, se sumaron a las 13 muertes registradas el año pasado por la misma vía. Un juez, Phillip Walters, ya había ordenado la reapertura de la investigación de los suicidios ocurridos en 2007, al descubrirse que siete de los adolescentes que se quitaron la vida se conocían y comunicaban por Internet, por más que todos vivían en un radio de 20 kilómetros de Bridgend, una villa en el sur de Gales. Pocas semanas atrás, una chica de 17 años, Nastasha Randall, pactó darse la muerte ahorcándose con otras dos amigas, cada una desde sus hogares, emulando la acción por videocámara. Natasha, que cursaba el primer año de la carrera de asistente social infantil, logró su terrible objetivo.

sábado, 16 de febrero de 2008

¿NACE UNA NUEVA FORMA DE HACER Y VER CINE?


Proyecciones del futuro
De la pantalla grande a las películas on-line, aranceladas y "a la carta", una revolución tecnológica irreversible está modificando el modo de producir y de mirar obras audiovisuales. La muerte del celuloide y el fugaz apogeo de los soportes digitales alumbran una nueva era para una forma de expresión artística emblemática del siglo XX
LANACION.com | ADN Cultura | Sábado 16 de febrero de 2008


Los inicios del cine están fuertemente vinculados a la Revolución Industrial, a la figura de Thomas Alva Edison y de los hermanos Lumière, entre fines del siglo XIX y los albores del XX, cuando la idea de futuro se asociaba a un modelo de bienestar ligado al crecimiento económico. Esto ocurría dentro de un Estado-Nación donde el progreso era un patrón determinante. La idea de lo nuevo se unió a la producción industrial, lo que incluía la previsión de la obsolescencia de los productos y, por lo tanto, la necesidad del reciclaje permanente y la renovación de los bienes de consumo. Así, el mundo audiovisual -puesto en marcha a través de máquinas, desde el nacimiento de la fotografía hasta la actual revolución posdigital del cine- nació acompañado por ese efecto discursivo de la novedad. Desde hace casi dos siglos se empezó a considerar que lo antiguo debía ser cancelado por efecto de la novedad, la que prometía un futuro siempre diverso y diferente. El teórico Philippe Dubois interpreta esto como "la ideología del progreso continuo. Siempre más, más lejos, más fuerte, más avanzado, etcétera. ¡Siempre adelante!".

VIDA Y MUERTE, LA RUEDA SIGUE GIRANDO. (Cuento en 4 entregas)


Entrega 2
Su sangre se heló al ver la pasión hecha vaivenes, susurros, gemidos y suspiros pasionales en el lecho de su hermana. Y así como se heló la sangre en el primer instante, de pronto entró en iracunda ebullición. En dos zancadas estuvo a la vera del lecho y de un tirón arrancó la sábana para ver los cuerpos desnudos de Carlos e Isabel anudados en los lazos del deseo. Por un momento quedó paralizado, y ese instante fue aprovechado por el amante para empujarlo con los pies y huir desnudo galería afuera, blandiendo en su mano lo único que había atinado a tomar, su espada desnuda como su dueño. Rafael desenfundó su toledana y corrió tras él, sólo para verlo desaparecer en las tinieblas de la escalera hacia la puerta de calle, en donde la campana del acero en las lajas del piso anunció que su acero había caído de sus manos. Hasta allí llego Rafael, y temblando de irritación recogió la espada del ofensor, juramentándose a hundirla en sus entrañas.
Los días siguientes fueron febriles. Rafael buscó por cielo y tierra a Carlos, previo encerrar a su hermana bajo siete llaves. Lo movía su honor mancillado, y la traición de su amigo, en quién había depositado siempre su confianza. El rencor no le permitía reposo alguno en su búsqueda, y a cada pista falsa que seguía incrementaba su indignación. Algunas semanas después de la noche trágica un funcionario amigo de la Casa de Contratación le dijo que Carlos había embarcado en una nao de la flota que convoyada había zarpado para el Nuevo Mundo. No tardó Rafael en tomar una decisión, se aseguró una plaza para el año próximo en la nueva flota que partiría hacia Santo Domingo, en Indias, y ya con más tiempo vendió algunas propiedades, recogió todo el dinero que tenía en metálico, y se dedicó a organizar la administración de la casa paterna y la encomienda próxima a Sevilla, las que quedarían bajo la responsabilidad de Maese Juan, hombre de su entera confianza y quién aún en vida de su padre la gobernaba, para finalmente llevar a su hermana a un convento de clausura, en donde la dejó enclaustrada.
El tiempo, empujado por la ansiedad y el ímpetu que la venganza imponía a su orgullo, corrió rápido y antes de lo que esperaba se encontró embarcado en el galeón que lo llevaría a lavar su honra. Así inició su viaje en un convoy de barcos mercantes escoltados por navíos de guerra, teniendo una travesía azarosa: después de la tranquila navegación por el Guadalquivir, entraron en la Mar Océano donde fueron presa de una tormenta que durante largos días los tuvo a mal traer, desarbolando algunas naos, y haciendo zozobrar a otra; y como si ese castigo fuera poco sufrieron el ataque de algunos piratas ingleses, carroñeros de los mares, los que fueron dispersados por las naves de guerra que los escoltaban, sin que ninguno de esos avatares hiciera olvidar a Rafael su herida que sangraba indignación y deseos de venganza. Y así fue como transcurrieron los cuatro meses de navegación, destilando gota a gota en el alambique de su odio lo único que le importaba, hallar a Carlos.
Ni bien llegado a Santo Domingo transitó el puerto y cuanto antro del mal encontara, indagando a quién hallara en su paso “por un viejo amigo que buscaba”, sin mezquinar dinero para aflojar las lenguas, mas pese al empeño que puso sólo sacó en limpio que Carlos no había permanecido en la isla, y entonces, caviló, solo había dos probables destinos para aquel truhán, o el Virreinato de Nueva España (México) o los ricos reinos a la vera de la Mar del Sud. Conociendo el espíritu audaz de su ofensor, optó por continuar su búsqueda en las tierras meridionales, más atractivas a su criterio para la aventura. Decidido se embarcó en el primer barco que partía para el Darien. La travesía fue corta, pero duro el cruce del istmo, espantando mosquitos, abriendo brecha en la manigua por donde serpenteaba la caravana de mulos a la que se había unido, subiendo, bajando y faldeando la escarpada topografía. A Rafael ningún obstáculo lo amedrentaba; sólo la sonrisa enigmática de Carlos en la cantina aquella fatídica noche había modelado su ser quedando atrás el joven alegre, dicharachero y juerguista, para ensimismarse en el dolor lacerante que no tan sólo había herido su alma, sino que cargó de años su rostro con arrugas antes insospechadas y que había comenzado a matizar su negra cabellera con prematuros hilos de plata. De su boca desapareció la sonrisa antes permanente, convirtiéndose en un rictus amargo que era espejo de su ánimo. Ese era el Rafael que llegó a la Mar del Sur, donde se embarcó con rumbo al Perú, desde donde lo atraía irremisiblemente el imán obsesionante de Carlos. Al final de esta nueva singladura arribó con felicidad a Tumpez; terminó así una plácida navegación para internarse en las revueltas aguas de la feroz guerra civil del Perú, donde los partidarios de Diego Almagro, también llamados “los de Chile”, se mataban sin piedad con los seguidores de Francisco Pizarro, pese, o quizás debido, a que ambos ya habían sido muertos como resultados de las primeras rencillas. En aguas tan revueltas le pareció imposible sobrevivir sin tomar partido en la contienda y habiendo el Capitán Diego Centeno, almagrista, levantado banderín de enganche para reforzar su tropa que no pasaría de los cuarenta hombres, Rafael sentó plaza de soldado como arcabucero. Pocos días después, su jefe que había llevado a su escuálido ejército a las puertas del Cuzco, leal a los pizarristas, resolvió tomar la ciudad pese que se encontraba guarnecida por cerca de setecientos hombres, y como Centeno tenía más audacia que cerebro ejecutó un golpe de mano nocturno. Ni bien se infiltraron en la ciudad fueron recibidos por una salva cerrada de arcabuces, y un gigante, a la sazón el jefe de la guarnición arremetió decidido contra el jefe almagrista, planteándose un desigual combate entre ambos. En el momento que Centeno caído en el suelo se hallaba bajo el espadón del gigante, Rafael le abrió el pecho con un disparo de su arcabuz, causando con la muerte del jefe el desconcierto y la huída de la guarnición. El Cuzco quedó en manos de los almagristas y D. Diego Centeno mandó llamar a Rafael, a quién debía su vida y en última instancia la victoria.
(Continuará- Las entregas se harán los miércoles y domingo)
Octavio Ochoa

jueves, 14 de febrero de 2008

DE VACACIONES, HABLEMOS DEL CUIDADO DE CUERPO Y MENTE


PILATES
La Redacción ha considerado conveniente aportar información sobre un método de acondicionamiento físico y mental que ha adquirido gran desarrollo en estos tiempos. Toda la información ha sido sacada de Wikipedia, la enciclopedia libre.


El método Pilates, o simplemente Pilates, es un sistema de entrenamiento físico y mental creado a principios del siglo XX por el alemán Joseph Hubertus Pilates, quien lo ideó basándose en su conocimiento de distintas especialidades como gimnasia, traumatología, ballet o yoga, uniendo el dinamismo y la fuerza muscular con el control mental, la respiración y la relajación. En sus principios fue llamado por el propio Pilates Contrología (Contrology), debido a que recalca el uso de la mente para controlar el cuerpo, pero buscando el equilibrio y la unidad entre ambos. El método se centra en el desarrollo de los músculos internos para mantener el equilibrio corporal y dar estabilidad y firmeza a la columna vertebral, por lo que es muy usado como terapia en rehabilitación y para, por ejemplo, prevenir y curar el dolor de espalda. Se practica en todo el mundo y debe una parte de su cada vez mayor popularidad a que es practicado por personajes famosos del mundo de la música, el cine, la danza o el deporte.
Origen, historia y evolución
Joseph Pilates fue un niño enfermizo, lo que le llevó a estudiar el cuerpo humano y la manera de fortalecerlo mediante el ejercicio. De esta manera, con el tiempo llegó a ser un gran atleta. Fue en Inglaterra donde comenzaría a desarrollar su método al ser internado durante la Primera Guerra Mundial, debido a su nacionalidad alemana, en un campo de concentración. Trabajando como enfermero, desarrolló una metodología para mejorar el estado de salud de otros internos mediante el ejercicio. Para los más débiles y enfermos montó sobre las camas un sistema de poleas y cuerdas para ejercitar los músculos, lo cual fue el origen de algunas de las posteriores máquinas por él ideadas (reformer, trapecio, silla y barril). Con el tiempo desarrollaría un gran número de ejercicios para ser realizados en ellas, así como otros para ser practicados simplemente en el suelo, sobre una colchoneta. En 1923 se trasladó a Estados Unidos y montó en Manhattan, junto a su esposa Clara, un estudio para enseñar su método. Pronto se hizo popular entre coreógrafos y bailarines, cuyas lesiones derivadas del entrenamiento intensivo les obligaban a pasar largos periodos de recuperación e inactividad. Escribió dos libros. En el primero Tu salud: Un sistema correctivo de ejercicio que revoluciona el campo de la Educación Física (Your Health: A Corrective System of Exercising That Revolutionizes the Entire Field of Physical Education), de 1934, exponía sus teorías y filosofía sobre salud, higiene y ejercicio físico. El segundo, Regreso a la vida a través de la contrología (Return to Life through Contrology), de 1945, es un manual práctico con 34 ejercicios básicos, para que sus potenciales clientes probaran en su casa, sin necesidad de los aparatos, que el método realmente funcionaba. Tras su muerte en 1967, su esposa Clara se hizo cargo del estudio hasta su fallecimiento diez años después, aunque durante todo ese tiempo fue dirigido por una de las alumnas de Joseph, Romana Kryzanowska . Pilates no formó expresamente profesores de su método, pero varios alumnos abrieron centros para enseñar su práctica y dos de los primeros, Lolita San Miguel y Kathy Grant fueron oficialmente certificados por él, bajo los auspicios de la Universidad de Nueva York, para enseñarlo.
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EN VACACIONES, CURIOSIDADES DEL IDIOMA


por Prof. Esteban Giménez
La que sigue es una selección de curiosidades propias de nuestro rico idioma. Algunas pertenecen al mundo de la escritura; otras, al de la prosodia y en pocos casos, tienen relación con los contenidos, pero todos ellos encierran conceptos poco conocidos por la mayoría.
>Las palabras ovni y sida, que en el principio fueron siglas, por un proceso llamado lexicalización, adquirieron el valor de palabra y no es necesario escribir O.V.N.I y S.I.D.A.
>Los puntos suspensivos son tres (ni cuatro ni seis) y a continuación de ellos... debe dejarse un espacio.
>En los números ordinales (1ª , 2°...), la “a” y la “o” (que no es un “cerito”) se llaman “a volada” y “cero volado”. En los casos en que no se pueden escribir volados, deberá optarse por las formas 1ra., 2do., 4ta., 8vo., etc., pero de ninguna manera usar 1°, 2°, etc. para sustantivos masculinos (1° fecha..., 2° asamblea...).
>Y hablando de volada: en la expresión aproveché la bolada, esta palabra debe escribirse con b, pues el giro refiere al tiro hecho con los bolos y no al momento en que los cazadores aprovechan el vuelo de ciertas aves para cazarlas.
>La palabra etcétera debe usarse una sola vez por oración (no decir ni escribir “etcétera, etcétera...”) y, en el caso de ser la última palabra de la frase, deberá escribírsela entera y no abreviada.
>En español, hay sólo dos palabras terminadas en “ñía”: compañía (que muchos locutores mal pronuncian “companía”) y hurañía (condición de huraño).
>La palabrita sic, escrita entre paréntesis luego de la afirmación de una persona, significa así, tal cual, literalmente y se usa para destacar que, por más que parezca una rareza o una barbaridad, la afirmación es cierta.
>En la expresión lesa humanidad, la palabra “lesa” significa “lastimada, lesionada”, lo contrario de ilesa.
>Cuando alguien se recupera de un desmayo o de los efectos de la anestesia, puede decirse “volvió en sí”, pero cuando se trata de uno mismo, habrá que decir “volví en mí”.
>Las disculpas no se piden, se ofrecen. Lo que se pide es el perdón.
>La enfermera, ¿estuvo secuestrada en Somalia o en Somalía?

por Prof. Esteban Giménez
El tema de la enfermera argentina secuestrada por guerrilleros en la república africana de Somalia puso sobre el tapete una realidad incuestionable: los medios de comunicación en nuestro país, por lo general “tocan de oído”, es decir, pocos son los profesionales que se preocupan por chequear la forma de escribir (y ni hablar de pronunciar) un nombre. Puede ser el de un actor, un deportista, un gobernante, un delincuente o... un país. Tal es el caso ya mencionado de Somalia, cuya acentuación alterna entre [somália] y [somalía], por suerte con un porcentaje de 70/30 a favor de la primera, que es la adecuada. Ahora bien, ¿cómo hacer para comprobar por qué [somália] es la manera correcta? Hay que acudir al diccionario de la RAE, pero claro, ese diccionario no es una enciclopedia, no figuran en él los nombres de los países. Eso es muy cierto, por lo cual habrá que buscar la definición de la palabra somalí (gentilicio de ese país) y es ahí donde se lee: Natural de Somalia (sin ninguna tilde). Este tema nos lleva a hacer una revisión de otros topónimos (nombres de lugares) en los que muchas veces por influencia del idioma inglés, cometemos errores al momento de escribirlos: debemos recordar, entonces, que Brasil no se escribe Brazil ni Tailandia es Thailandia; que existen las ciudades de Antioquía (en Turquía) y Antioquia (en Colombia), pero ambas no se pronuncian de igual forma: la primera es [antioquía] y la otra [antióquia]. Una de las ciudades más importantes de Australia (pero no su capital) es Sidney que muchos insisten en escribir Sydney, “a la inglesa”. La capital de Finlandia es Helsinki, a la que algunos transforman en Helsinski, agregando una “s” innecesaria. En Bélgica, existe una ciudad llamada Brugge (se pronuncia [brúgue]) que significa “puentes”, pero por similitud fónica con Brujas, terminó por identificársela de esa manera.

martes, 12 de febrero de 2008

VIDA Y MUERTE, LA RUEDA SIGUE GIRANDO. (Cuento en 4 entregas)


Entrega 1
Sevilla era una ciudad con muchos mesones, que pese a su abundancia no daban abasto para satisfacer sus necesidades ya que era una de las comercialmente más importantes en la Europa de 1533. El tugurio donde estaban, igual a todos los otros: en su interior, semipenumbra; aroma a los guisos que hervían en los peroles colgados en la amplia chimenea; acre olor a marineros que saciaban su sed y su hambre, tan acre como el del humo de los leños que ardían en el hogar; las figuras de los parroquianos se agigantaban contra las paredes danzando al son de las llamas de leños y velas incrustadas en el cadalso de rústicas botellas cubiertas por el cebo que sangraban; bullicio tejido por susurros de secretos inconfesables, serias conversaciones de negocios; risotadas de truhanes; maldiciones de quién descubría la trampa a que pretendían arrastrarlo; gritos airados de algún pendenciero; risas histéricas de las meseras que alternaban su quehacer con caricias a probables clientes para otras funciones non sanctas, que susurraban requiebros y requerimientos sazonados por manos que recorrían sus cuerpos con soeces caricias; sones de algunas guitarras desgranando la triste alegría mezcla de la sobriedad castellana y la lubricidad de lo árabe que conformaban esa nueva simbiosis generada en el Al- Andalus, la que se hacía revoleo de faldas y brazos elevados al cielo contorneándose como sensuales víboras.
-Toma otro vino, Carlos -dijo Rafael a su amigo, sentados en una de las tantas mesas.
-Sí, porqué no- contestó Carlos llenando su cubilete- Pero será el último, debo ir a visitar a alguien que yo me sé- Una sonrisa se dibujaba en su rostro, enigmática y cargada de picardía, matizando con un dejo de ironía su perfil duro de aguilucho, acentuado por la cicatriz que desde un ojo se desbarrancaba sobre el pómulo para perderse en la negra barba que terminaba en punta, alargando un palmo su rostro- ¿Y tú, que harás?
-Si Vueseñoría no se enfada, tengo pan por amasar en la tahona que tu conoces, en Triana, y me quedaré allí hasta que el sol espante la noche- miró a su amigo y le guiñó un ojo. Ambos rieron, con alegría juvenil Rafael, y con aire misterioso Carlos.
Los dos, cuyos apellidos se omitirán para salvaguarda de sus estirpes, mozos que por sus modos y ropas denostaban su acomodada alcurnia, retornaron a reír, chancearon, terminaron el vino de sus cubiletes y se retiraron entre crujidos de sillas sobre el piso de laja, tintineo de espuela en las vainas de las toledanas y saludos al patrón, a alguna moza de servicio, y a parroquianos conocidos.
Al salir el airecillo del Guadalquivir les castigó el rostro, obligándolos a embozarse en sus capas, y ajustarse los sombreros de anchas alas, mientras se adentraban en la calle, verdadero túnel de sombra horadado de tanto en tanto por la luz de algún candil en una ventana enrejada, o los brillos de la luna en el Guadalquivir que corría más allá del arenal.. Caminaron unos minutos charlando mientras esquivaban a los numerosos transeúntes, apenas sombras desdibujadas por sombreros y capas, discurrían en las penumbras dejando tras de si murmullos componiendo un orfeón de dulces notas en hebreo y árabe; compases más conocidos de idiomas romances, y tonos más duros que sonaban a lenguas germánicas; verdadero muestrario del cosmopolitismo de la ciudad donde se traficaba la mayoría de los bienes que iban y venían del Nuevo Mundo. Al llegar a la altura de la Torre del Oro, ambos se separaron, cada uno en pos de los placeres que tenían en mente, Carlos en dirección del Alcázar y Rafael en busca del muelle donde tomar un bote que lo llevara a Triana, en la otra orilla del río. Rafael caminó siguiendo el arenal del Guadalquivir, y mientras caminaba su pensamiento estaba fijo en la dueña de la tahona, viuda joven que lo había envuelto en la red tejida por sus ojos moros, su espigado cuerpo carenciado de cariño que buscaba con ansiedad el agua capaz de apagar el fuego de su carne ansiosa.
Mientras la figura de la tahonera brillaba en la noche de sus ansiedades guiando sus pasos con el ardor de sabores ya catados, un relámpago centelló, estalló como un chispazo y le hizo cambiar su rumbo... ¡El anillo! El anillo que había comprado para iluminar aquel encuentro y que impensadamente había dejado en su casa, en la parroquia de La Blanca, próxima al alcázar. Abandonó el sendero próximo al río y se dirigió a su vivienda, vieja construcción con ínfulas de castillo, donde reinaba como jefe de familia, pese a sus cortos 23 años, desde el fallecimiento de sus padres.
A paso vivo llegó al portón de la casona, horadado bajo una piedra armera donde campeaba el blasón de su linaje, y cuando sacaba la llave de su escarcela vio una luz, tenue fantasma de algún solitario candil, en una de las ventanas del piso alto, habitación del único familiar que lo acompañaba en la casa paterna, su hermana, Dña. Isabel. Pensó en una enfermedad y recorrió presuroso la galería superior, y con suavidad para no despertarla en caso de que hubiera logrado conciliar el sueño, se introdujo en la habitación. (Continuará- Las entregas se harán los miércoles y domingo)
Octavio Ochoa