domingo, 30 de marzo de 2008

MARILYN SIEMPRE LLEGABA TARDE


Imagen de la última sesión fotográfica de Marilyn.
Michel Schneider retrata a la actriz a través de la relación con su psicoanalista
Diario El País, Madrid, España, por JESÚS RUIZ MANTILLA - 30/03/08

Marilyn llegaba siempre tarde. Era su defecto más recurrente. Llegaba tarde a los rodajes, a las citas, a las fiestas. Y, al principio, llegaba tarde a las sesiones de terapia con Ralph Greenson, el último confesor de sus desgracias. Era un hombre mayor, sin el poder de atracción del escritor Arthur Miller o del deportista Joe DiMaggio, con quienes estuvo casada. Pero este psicoanalista le marcó tanto que llegó a conseguir que la actriz rompiera esa insana costumbre del retraso y se presentara con antelación a sus citas. No es que esta mujer con cuerpo de diosa y alma de porcelana, que se ganaba la vida como estrella de cine, como modelo y antes de eso de cualquier forma o manera, le hubiese cogido el gusto a retrasarse por falta de previsión o porque anduviera sin mirar el reloj de su vida. Sencillamente le gustaba hacerse esperar. "Eso le hacía sentirse deseada, querida", comenta Michel Schneider. Es una conclusión contundente, sacada por este escritor francés, autor de la brillante Glenn Gould, piano solo, mientras se adentraba en el misterio y el laberinto de un mito al que ha retratado desde un diván literario en Últimas sesiones con Marilyn (Alfaguara). "Me he querido acercar al personaje como ella misma deseaba explicarse: no mediante su imagen, sino mediante el lenguaje, a través de las palabras, que para ella escondían su verdadero yo". Desde ese lugar donde residía la auténtica Norma Jean, aquella chica cuyo color de pelo no estaba muy claro, pero que ansiaba pasar a la posteridad como la rubia, después de aparecer muerta el 4 de agosto de 1962, en Los Ángeles. Schneider ha retratado a Marilyn en lo que él describe como "una novela falsa, una narración en la que todo es verdad y real, pero nada exacto". En ella se mezcla el Hollywood dorado con el infierno. Aquel lugar que parecía un Olimpo de plástico, donde todo el mundo pasaba por el diván. Un mundo de espejismos en el que algunos quedaron atrapados por identidades confusas: las que salían del cinemascope y las reales, que nadie se atrevía a tocar.
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lunes, 24 de marzo de 2008

OBTENGA REUNIDOS CUENTOS O NOVELAS ENTREGADAS POR FACÍCULOS


BEATRICE: cuento por fascículos.
CUENTO: cuentos breves en entrega individual.
NOMEN: novela breve entregada por fascículos.
OSCURIDAD: novela breve entregada por fascículos.
POESÍA: poesías entregadas en forma aislada.
UNA BOTELLA AL MAR : cuento entregado por fascículos.
VIDA Y MUERTE, LA RUEDA SIGUE GIRANDO : cuento entregado por fascículos.

LAS ENTRADAS QUE SELECCIONEN SERÁN PRESENTADAS EN FORMA CRONOLÓGICA INVERSA, DE LA MISMA FORMA EN QUE APARECIERON EN EL BLOG, LA ENTREGA UNO FIGURARÁ EN ÚLTIMO LUGAR.

sábado, 22 de marzo de 2008

UNA BOTELLA AL MAR. (Cuento en cinco entregas)


Entrega 5 y última
Algún hombre del pueblo sacó una navaja de dos palmos de su faja y desjarretó al caballo de un coracero francés, cayendo ambos al suelo, donde el soldado recibió toda clase de golpes tanto de hombres como de mujeres, no tardando más que segundos en ser degollado.
El piquete de húsares inició una carga y en un santiamén toda la Puerta del Sol era una gran batahola comenzando a sonar disparos de tercerolas francesas, y algunos trabucazos españoles.
-¡No os olvidareis nunca como reacciona el pueblo de España, gabachos! Este día 2 de mayo se va a grabar con sangre en vuestra memoria!- se escucho un alarido desde la muchedumbre.
Como no deseaba probar si era también invisible para las balas y los sables, huí por la calle menos concurrida que encontré, y luego de correr unas cuadras tomé el paso para tranquilizarme, vi un puerta de un patio abierta e intenté entrar, pero mejor que ese refugio, ante mi se encontraba el “espejo” por el que me lancé sin dudarlo para aparecer nuevamente en el Pasaje Barolo. De esa experiencia, debidamente rumiada, saqué algunas otras conclusiones: la primeramente era que evidentemente el tiempo entre sucesos se acortaba; la segunda que pareciera que el “sistema”, si es que existía, se iba perfeccionando ya que en Madrid me di cuenta que el “viajero” tenía la posibilidad de moverse hacia el pasado; la tercera, y esto no era una certeza, sino una presunción, que el “espejo” de regreso se presentaba en el momento y lugar justo para asegurar un rescate exitoso; y como cuarta idea, que no era una conclusión sino una duda interrelacionada con la segunda conclusión, si el portento respondía a un “sistema”, tendría que haber un creador y administración de todo el montaje, Y a este pensamiento se unía necesariamente otra duda, quizás la que más me interesaba develar, ¿porqué yo había sido elegido como “pasajero”? ¿quién era yo, un ignoto ciudadano gris para haber sido seleccionado? ¿mi soledad y vida introvertida habría influido en mi selección, si tal hubiera existido? ¿era meramente un conejillo de india, un simple objeto de experimentación? Esta última elucubración me aterraba, ya que una vez terminado el experimento, siendo ya yo inútil y teniendo en mi mente cuando menos el conocimiento que tal sistema existía, debería ser inexorablemente eliminado por simple seguridad. No soy paranoico, al contrario me gusta, como lo he demostrado, jugar con la aventura, aceptar riesgos, saborear la adrenalina del desafío; no obstante la línea de pensamiento que expresé me puso en alerta, no obstante, concluí, ya sabía demasiado como para pretender minimizar mi riesgo simplemente rehuyendo de ahora en más la invitación del “espejo”, y para mi valía lo que alguna vez leí: “basto lago de sangre me rodea y ya de sus orillas tan distante, tanto me da volver como seguir avante”. No necesité “rumiar” mis posibilidades, ¡seguiría avante!
Una semana después iba a mi nueva zona de trabajo, barrio de Barracas, en el autobús 95, bajándome en la calle Dr. Ramón Castillo al 300. Caminé algunos metros y como siempre apareció el “espejo” cortándome el paso. Tampoco ahora dudé, traspuse la primera luna y cuando pretendí traspasar la de salida, me fue imposible, era tan dura como una plancha metálica. Incluso recién ahí, en la semipenumbra, me percaté que el piso no eran las baldosas de la vereda, sino de un material similar a los espejos, las cuatro paredes el techo y el piso eran todos del mismo material. El pánico se apoderó de mi, intenté usar mi teléfono celular pero no tenía señal, , grité, pedí auxilio, patee las paredes, todo sin resultado alguno. Al fin, pensé, me han atrapado. Lo mejor es recobrar la calma, dije en voz alta, y me senté en el suelo tratando de respirar suave y profundamente. En esa actitud estuve me parece cerca de media hora, y ya más tranquilo saqué una moneda de mi bolsillo y comencé a inventar juegos de azar tanto como terminar de llevar calma a mi espíritu: ver cuantas veces salía cara cuando la revoleaba al aire, ver si la altura a la que la tiraba influía en esa primitiva estadística que estaba haciendo, etc, hasta que ya harto de esa estupidez la arrojé contra la pared de salida, y sorpresivamente la moneda si la traspasó; probé arrojando unos anteojos para sol y también salieron sin problemas, me paré y loco de alegría golpee la pared con la mano rígida como si fuera un objeto arrojado pero lo único que logré fue torcerme un dedo con el golpe. No había caso, ¡para mí estaba vedada la salida!
Bueno, dije para mis adentros, si no puedo desde adentro probaré buscando ayuda en el exterior. Me volví a sentar en el piso, tomé mi agenda y la lapicera y comencé a escribir esto que espero que alguien lea y busque la forma de ayudarme. Este escrito es mi único SOS posible. Por favor, estoy atrapado en una “cabina de teléfono” de espejos en la calle Dr. Ramón Castillo al 300, no es una broma. AUXILIO, AYÚDENME ¡¡¡ESTA LIBRETA ES MI BOTELLA AL MAR!!!

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Caminaba hacia mi trabajo y me llamó la atención la agenda nueva tirada en la vereda. La recogí, la hojee y me sorprendió su contenido. Miré para todos lados buscando la “cabina de teléfono” y nada; paso todos los días por aquí y nunca hubo algo así frente a la entrada del “Hospital Neuropsiquiátrico Borda”.

Alfonso Sevilla

jueves, 20 de marzo de 2008

LA FE DE BANDERAS, ACTOR PARTICIPA EN ACTOS DE SEMANA SANTA


Diario El Universo, Guayaquil, Ecuador, 20Mar08, desde MÁLAGA, España.
El español dice que este año la fecha tiene para él un sabor “agridulce”, porque aún está golpeado por la muerte de su padre. El actor español Antonio Banderas vive con intensidad la Semana Santa de su Málaga natal, aunque admitió que este año lo hace con un sabor “agridulce” por el reciente fallecimiento de su padre, José Domínguez Prieto, al que va a “echar mucho de menos”. “El balcón se me ha quedado solillo”, añadió Banderas en alusión al lugar de la calle Larios de la ciudad de Málaga, desde el que cada año presencia los desfiles procesionales junto a su familia. Banderas también recordó que ha visto unas imágenes de la Semana Santa del 2007 en internet, en las que aparece en ese balcón junto a su padre, fallecido el pasado 2 de febrero, y este año lo va a “echar de menos”. “Siento la pérdida de mi padre, no verlo en el balcón este año, pero estoy con mi gente, donde quiero estar, sintiendo mi tierra y dándome una sobredosis de identidad, porque un hombre sin raíces no es nada”, señaló Banderas. El actor, que participó en la procesión de la Virgen de Lágrimas y Favores, estuvo acompañado por su madre, Ana Banderas, y por su esposa, la actriz estadounidense Melanie Griffith. Respecto a Melanie, Banderas reconoció que ella es seguidora de Nuestro Padre Jesús Cautivo, en cuya procesión del Lunes Santo “probablemente” podría salir. “Ya se ha convertido en una forofa de la Semana Santa de Málaga”, dijo. Sobre su madre, el actor explicó que está “reaccionando bien, dentro de lo que cabe”, ya que está “muy arropada por toda la familia” desde la muerte de su padre. Banderas, que llegó a Málaga ayer procedente de Londres, volverá esta tarde a la capital británica, donde está rodando la película The other man, dirigida por Richard Eyre, pero su regreso a España está asegurado para el martes. Cuando termine este rodaje viajará a Los Ángeles para rodar la película Fellini Black and White, dirigida por Henry Bromell y protagonizada por la británica Emily Watson y el estadounidense Laurence Fishburne.

UNA BOTELLA AL MAR. (Cuento en cinco entregas)


Entrega 4 y penúltima
Pocos días después iba desde la Casa Rosada por la Av. de Mayo, tan española como siempre, con la intención de pasar por el Pasaje Barolo, a la altura del 1300 para ir hacia Hipólito Yrigoyen. En eso me encontraba, cuando en el centro del pasaje el “espejo” me cerró el paso. En mi barajar ideas ya me había planteado qué sucedería si no aceptaba el mudo convite del “espejo”, y lo evitaba siguiendo mi camino; mi intuición me decía que no pasaría nada nefasto, pero no sé si era por su efecto hipnótico, o porque me había comenzado a gustar esos tours breves cargados de adrenalina por la posibilidad de que no existiera la forma de regresar, o por el dulce sabor de la aventura que suponía entrar a una dimensión sin saber a donde llevaría. A punto estaba de evitar esta vez el “espejo” por el apuro que llevaba, pero más pudo mi gusto por la aventura, pasé por él para aparecer en una avenida ancha y con gran similitud a la de Mayo. Busqué algún indicador de nombre de calles y me enteré que me hallaba en la Calle de Alcalá, Madrid, a la altura de Cibeles. Me distendí ya acostumbrado a estas aventuras y comencé a recorrerla, continuando por la Gran Vía, tan moderna y a su vez tan “belle epoque”, y tan porteña. Después de unos minutos pregunté como hacer para ir a la Puerta del Sol, la que en mi cabeza se agigantaba como el corazón de Madrid. Me indicaron tomar la calle de la Montera y por ella doblé hacia la izquierda, dándome la impresión de que cambiaba de tiempo, de que dejaba la modernidad para introducirme en un camino en el que el tiempo corría al revés, cada paso que daba sentía como que las hojas del calendario no caían de él, sino que subían a pegarse en el bloque. El fenómeno era tan notorio que paso a paso veía como los transeúntes variaban su forma de vestir, vi chulapos y chulaponas, y hasta escuché a las vendedores de nardos y claveles vocear su mercadería, como si me introdujera en una zarzuela viviente que quedó atrás, para encontrar un gentío al llegar a la Puerta del Sol, sobre todo muchas mujeres de cesta de compras al brazo y pañoleta tejida. En ese momento me di cuenta que la gente no me veía como yo a ellos. Era un invisible espectador de algo que iba a suceder, que parecía inminente por la tensión que electrizaba el ambiente. De pronto la gente se arremolinó en un extremo de la plaza empujada por una partida de húsares que abrían paso empujando con sus caballos.
-¡Que vienen los gabachos!- gritó alguien.
-Es el mismo Murat y la madre que lo parió- contestó otro, refiriéndose al mariscal francés jefe militar de las tropas napoleónicas en España.
Una voz comenzó a cantar, y en segundos toda la Puerta del Sol coreaba:

Por pragmática sanción
Se ha mandado publicar
El que al jarro de cagar
Se llame Napoleón.

Estrofas que a medida que la comitiva avanzaron se cambiaron por otras:

Dicen que Monsiú Murat
Está acostumbrado al fuego.
¡Vaya si tendrá costumbre
quien ha sido cocinero.
(Continuará.- La última entrega se hará el domingo 23)
Alfonso Sevilla

martes, 18 de marzo de 2008

UNA BOTELLA AL MAR. (Cuento en cinco entregas)


Entrega 3
Continué mi quehacer y mientras caminaba de casa en casa saqué tres conclusiones; la primera, que en el suceso el tiempo no contaba: pese a la distancia que “recorrí”, la hora del día en Génova era aproximadamente la misma que en Buenos Aires, lo que quería decir que no es que hubiera hecho mi viaje en un instante, ya que de ser así tendría que haber “llegado” a mi destino a una hora local posterior a la de mi partida, por la diferencia horaria entre Argentina e Italia. La segunda conclusión era que todo el acontecimiento pasaba desapercibido para el resto de la gente que se encontraba en las inmediaciones, nadie lo percibía; y la tercera, que parecía que existía una relación de circunstancias que vinculaban mi “punto de partida” con el de “llegada”. Rumiando esas ideas, vinculé en mi primera vivencia al frío y la extraña nevada en Buenos Aires con la Patagonia, y en la segunda, mis pensamientos sobre la inmigración genovesa asentada en La Boca, y en cierta medida la similitud entre las “carugi” italianas con las callejas de mi “punto de partida”. Pasado un mes, más o menos, un domingo, mientras remaba en el lago del parque de Palermo, en Buenos Aires, dentro del mismo bote se produjo el episodio. Traspuse el “espejo” y me encontré en una góndola en el Gran Canal de Venecia, con gondolero cantando cansonetas incluido... Pese a mi tragedia actual, no puedo dejar de esbozar una sonrisa cuando recuerdo el problema con el remero a quién no le pude pagar ya que no tenía euros, montándose una escena de película de Sordi, entre los gritos y maldiciones del italiano y los cientos de turistas, muchos japoneses, mirando desde lo alto del Puente Rialto, riéndose y haciendo estallar los flashes de sus cámaras de fotos. Liberado de ese embrollo, recorrí algunas callejas entre canales hasta que en la Plaza de San Marco me atrapó el “espejo”, trayéndome de regreso al bote del lago de Palermo, en Buenos Aires.
En otra oportunidad, yendo por la Avenida Alvear, en el coqueto barrio de La Recoleta, caminaba distraído entre mansiones neoclásicas de estilo francés; importantes boutiques de marcas del mundo en indumentaria, joyería, hotelería y galerías de arte; deteniendome al llegar a la esquina con la calle Arroyo. Siempre me gustó el paisaje urbano que rodea la plaza Carlos Pellegrini cercada por el Palacio Ortiz Basualdo, actual embajada de Francia; el Palacio Pereda, embajada de Brasil; la Residencia Atucha, y el Palacio Unzué, sede del aristocrático Jockey Club. Me crucé a la plaza para observar de cerca el monumento al Dr. Carlos Pellegrini, y allí se me apareció el “espejo” que me transportó a una estación del Metro de París, Argentine se llama, desde donde pude recorrer el barrio de Trocadero, la Plaza Charles Degaulle, Torre Eiffel incluida, para retornar sin problemas.
Después de rumiar mis experiencias, como es mi costumbre, llegué a dos nuevas conclusiones: pareciera que los lapsos entre “viaje” y “viaje” se iban acortando y además, que ningún viaje duraba más de tres horas. (Continuará.- Las entregas se harán los miércoles y domingo)
Alfonso Sevilla

domingo, 16 de marzo de 2008

IMÁGENES Y MEMORIAS DEL ÚLTIMO VIAJE DE CORTÁZAR


Diario El Mundo, Madrid, España, 16Mar08, por Luis Alemany
El autor aceptó 'in extremis' la invitación de Muchnick para pasar juntos su último verano. Tenía leucemia, aunque él, al parecer, no lo sabía. Gafas enormes para el sol de un verano en el que el escritor estaba ya enfermo. (Foto: Colección Mario Muchnik)
MADRID.- La silueta larguísima, la cara escondida detrás de una espesa barba negra y de unas enormes gafas, la ropa y el calzado modestísimos.
- Usted es el señor Cortázar, ¿no es cierto? Lo vimos en el periódico.
Quienes se dirigieron a Julio Cortázar aquella tarde de agosto de 1983 fueron dos guardias civiles destinados en la provincia de Segovia, entre entusiasmados y cohibidos por saludar al escritor argentino en medio de un sendero rural. Extraña escena. El editor Mario Muchnik asistió a ella y la inmortalizó con un par de fotografías. En la primera, la pareja y Cortázar posan como si él escritor fuese un detenido; en la segunda, un paisano y su burro se suman a la composición. Las dos imágenes forman parte ahora de la exposición 'Cortázar por Mario Muchnik', que reúne en el Centro de Arte Moderno de Madrid los retratos que el editor tomó del autor a lo largo de su vida (muchas de ellas inéditas) y, sobre todo, en el verano de 1983, el último en la vida de Julio Cortázar. El mismo verano que Muchnik relata en las páginas del libro (la palabra catálogo se queda corta) que acompaña a la muestra.
El escritor acababa de quedar viudo y ya estaba enfermo. "Por favor, no pases el verano solo", le pedían sus amigos. Su punto de partida es la muerte de Carol Dunlop, la última mujer del escritor, en 1982. "El duelo de Julio duró hasta su muerte, en febrero de 1984". En esas condiciones, Muchnik y su mujer, Nicole, insisten a Cortázar para que no pase el verano solo y lo invitan a pasar unos días con ellos en un molino que tienen alquilado en la sierra de Segovia. En contra de lo previsto, y a última hora, su amigo accede. "Ya estaba enfermo, es claro. Hacía varios meses que tenía leucemia pero nosotros no lo sabíamos y él, en principio, tampoco", escribe ahora Muchnik. "Pero ese día de agosto en que lo recibimos en la estación de Chamartín, Julio estaba dicharachero y tenía buen aspecto. Había trabado amistad con un joven compañero de viaje y tuvimos que esperar a que intercambiaran direcciones y teléfonos". Los siguientes días son una sucesión de mañanas de trabajo (el escritor se llevó una máquina de escribir Hermes Baby en el equipaje), cordero y vino tinto en los almuerzos, paseos por los bosques por las tardes y más cordero y vino en las cenas. El día del cumpleaños (el 26 de agosto, el mismo día de los guardias civiles y el del regreso a Francia), la dieta incluye alguna copa de whisky y una despedida atropellada. Sin embargo, el texto con el que Muchnik recuerda aquellos días no es una simple relación de costumbres sobre las plácidas vacaciones de un casi setentón enfermo. Eso hubiese consistido en sumarse al molesto hábito de "sorber, una y otra vez, el nombre de Cortázar", como escribe Muchnik. "No es aventurado afirmar que son más los que quieren volver a oír su nombre que los que quieren volver a leer su obra". Cortázar, flanqueado por dos guardias civiles en Segovia. (Foto: Colección Mario Muchnik) Cortázar por Mario Muchnik no es 'Rayuela' pero, al menos, va más allá de la devoción hueca. Así, en el texto del editor hay tiempo para profundizar en la psicología del escritor argentino. En su relación con las mujeres, por ejemplo. Así, por las páginas de Muchnik desfilan las tres grandes parejas del escritor: la argentina Aurora Bernárdez, la primera mujer del escritor, su amiga eterna, que lo acompañó hasta los últimos días de su enfermedad, en febrero de 1984; la lituana Ugné Karvelis, una especie de admiradora que quiso poseer al ídolo y a su obra; y la canadiense Carol Dunlop, la cómplice que acompañó a Cortázar en proyectos como 'Los autonautas de la cosmopista'. También aparece la muerte en el texto de Muchnik. Ronda por ahí, como una sombra, desde la primera página, desde que Cortázar aparece solitario y más delgado que nunca, como si su figura fuera un anuncio siniestro. Y se hace explícita en el triste invierno de 1984. -Estoy muy harto de mi cuerpo, Mario-, le dijo Cortázar a Muchnik en enero.- La verdad es que estoy bastante desesperado. Un mes después, el escritor pudo ver un ejemplar de su último título, 'Nicaragua', dulcemente cruel en la víspera de su muerte. Aurora Bernárdez le contó a Muchnik, después del entierro de Cortázar, que a éste le había gustado la edición, pero que la fotografía del autor en la solapa parecía un presagio de la muerte. La imagen la había tomado el propio Muchnik aquel verano, en Segovia.
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UNA BOTELLA AL MAR. (Cuento en cinco entregas)


Entrega 2
Tanto me marcó ese salto de miles de km en un instante, subrayada por un retorno feliz, que no había segundo de mi vida en que de una u otra forma esa vivencia no pasara por mis pensamientos, ya fuera para tratar de explicarme lo que realmente era inexplicable, como para intentar desembrollar el enredo con la intención de descubrir la clave, no sólo de su mecanismo, sino para descubrir la forma de poder domesticarla, de poseer el secreto que me posibilitara repetirla a voluntad. Nunca jamás comenté con nadie lo que era “mi” secreto. No podía arriesgarme a perder la exclusividad de manejar algún día el portento, o bien de pasar por loco entre la poca gente que me conocía. ¡No señor, nadie más que yo lo sabría! Los días pasaron, y las semanas y alguno meses en los que me vida retornó a golpes de tiempo a la monotonía a la que había estado acostumbrado como lector de los medidores de la compañía de gas, retomando el ritmo anterior al del día de la nevada en Buenos Aires. Hasta llegué a pensar que había una relación directa entre la nevada y el portento; quizás era necesario esperar otra nevada para que el fenómeno se repitiera, pero eso era lo mismo que decir jamás, por lo menos en mi tiempo lógico de vida.... ¡Esperar otra nevada en Buenos Aires, era como decir nunca más! El buen recuerdo se adormeció y quedó como un sueño, larvado en mi subconsciente. Una vez, ya terminando el invierno, me bajaba del autobús 152 para hacer las lecturas en el barrio de La Boca. La mañana estaba espléndida, el sol brillante, ni una nube; la calle Caminito lucía en todo su esplendor el enjambre de colores que hacían de las casas de maderas, restos de la inmigración genovesa, un damero intrincado y a mi gusto chillón, pero que agradaba al turismo que deambulaba por la zona recorriendo los puestos de artesanos y artistas. En realidad lo que más me gustaba cuando trabajaba en esa zona era ver a los pintores en acción, y contemplar a las “estatuas vivientes” que pintadas de blanco permanecían absolutamente inmóviles hasta que alguien les dejaba algún dinero, los que las movilizaba para que hicieran una reverencia de agradecimiento, quizás, pensaba yo, agradecían más el permitirles cambiar de posición, que el valor del dinero ganado. Todo ese ambiente adquiría sabor condimentado por la música de algunos bandoneones y guitarras que desgranaban tangos y milongas poniendo en movimiento a parejas de bailarines, generalmente vestidos a “los locos 20” en versión vernácula, que se desataban en cortes y quebradas para goce de los turistas, sin que faltaron algunos (amantes del ridículo) que aceptaban salir a bailar en brazos de profesionales, configurando cuadros normalmente ridículos, para terminar posando en posiciones más o menos grotescas para la consabida fotografía. Yo me había extasiado viendo a una pareja que simulaban correr contra el viento, adoptando posiciones de mimo realmente bien logradas, con los cabellos despeinados, las ropas en extrañas posiciones que parecían presas de un huracán, hasta la corbata del caballero flotaba increíblemente pasando por sobre su hombro. Dejé algunas monedas y seguí mi camino y al doblar una esquina se produjo el portento al que ya lo tenía casi olvidado. La descarga eléctrica, la crispación, y sin esperar que me sedujese me fui decidido a él y lo pase sin detenerme en el interior. Salí a una plaza al borde de una pequeña bahía que contenía un puerto, en un día tan brillante como el que había dejado en La Boca. Me acerqué a alguien que pasaba y por suerte di con un italiano con el que nos entendimos con facilidad. Estaba en Génova, en la Piazza Caricamento, en el puerto viejo y lo que se veía del otro lado de la bahía era el puerto nuevo, con gran movimiento de buques de pasajeros y de portacontenedores. Este buen hombre me explicó que la vieja torre que se veía era un faro al que llamaban La Lanterne, algo como el símbolo de la ciudad. Que me encontraba a la puerta de la ciudad vieja y que aprovechara si tenía tiempo para recorrer sus “carugi” (así llamaba a las calles angostos y serpenteantes que se trenzaban formando un laberinto casi tan atrapante e hipnótico como mis amigos los “espejos”). Después de recorrer la “piazza” donde admiré los vetustos soportales con arcos, me decidí a aventurarme en la ciudad vieja, comenzando por el menos enredado de los caminos y entré en la calle más ancha, luego vería que era la Via San Lorenzo, y después de pasar dos o tres calles llegué a una hermosa iglesia la que averigüe que era la Catedral de San Lorenzo, recostada sobre la Via San Lorenzo y con su peristilo sobre una plazoleta desde la que la contemplé. Realmente era bella, flanqueada por dos torres, una más alta con campanario y la otra daba la impresión de estar trunca, con una serie de arcos en la parte superior. Lo que digo lo hago sin basarme en fundamento teórico alguno ya que mi formación es muy limitada. Lo que más me impresionó de esta iglesia, a la que no entré ya que no sabía cuando me “atraparía” el “espejo”, fue su entrada con tres arcadas de columnas hermosamente policromadas. Al lado de la iglesia a una cuadra estaba lo que me enteré era el Palazzo Ducale donde antaño vivían los Dogo (así le decían a lo creo que era como el jefe) de Génova; hoy en día es un sitio para eventos culturales. Siguiendo mi caminata incursioné en alguna “carugi” un poco más complicada y aparecí en la Piazza San Marco rodeada de hermosos edificios muy antiguos, perdiéndome luego entre las callejas angostas y zigzagueantes, hasta que vi una calle ancha y despejada. Hacia allí fui, se trataba de la Via Roma, divisando al fondo una plaza con un monumento. En esa dirección caminé, pero no había andado cien metros cuando una nueva descarga eléctrica me paralizó, y como antes, cuando salí de esa situación encontré el “espejo” al que traspuse con naturalidad encontrándome nuevamente en La Boca, en el lugar en que me había evadido de Buenos Aires. (Continuará.- Las entregas se harán los miércoles y domingo)
Alfonso Sevilla

sábado, 15 de marzo de 2008

OTRA SORPRESA DE DA VINCI


Los expertos dicen que el genio renacentista pudo haber dibujado las piezas de un antiguo tratado de ajedrez recientemente descubierto
Diario La Nación, Buenos Aires, Argentina, adnCULTURA, 14Mar08

ROMA (AP).– Leonardo da Vinci dibujó de todo, desde máquinas bélicas hasta esbozos anatómicos. Ahora parece que fue también ilustrador de problemas de ajedrez. Los expertos dicen que el genio renacentista, cuyos múltiples intereses abarcaban desde la pintura hasta la botánica, pudo haber dibujado las piezas de un antiguo tratado de ajedrez recientemente descubierto en la biblioteca de una familia aristocrática en el norte de Italia. El manuscrito fue compuesto alrededor del 1500 por Luca Pacioli, matemático y amigo de Leonardo, y los expertos creen que el artista puede haber creado las llamativas y elegantes piezas de ajedrez que ilustran los problemas que discute el tratado. "Las piezas son excepcionales para esa era", comentó el arquitecto y escultor milanés Franco Rocco, que las estudió. "Aun hoy parecen futuristas". De allí las sospechas sobre Leonardo, cuyos diseños ingenieriles incluyeron prototipos de un helicóptero y un tanque. El tratado "De Ludo Schaccorum" (Acerca del juego del ajedrez) incluye más de 100 problemas de ajedrez, que desafían al lector a dar jaque mate en determinado número de movidas. Durante siglos se consideró que se había perdido el único ejemplar del tratado hasta que fue identificado en el 2006 entre 22.000 volúmenes de la familia Coronini en su palacio en Gorizia, en la frontera italiana con Eslovenia. "Fue como el Santo Grial del ajedrez", dijo Serenella Ferrari Benedetti, coordinadora cultural de la fundación que maneja el patrimonio Coronini.
Las piezas rojas y negras presentaban un diseño tan inusual que Benedetti le pidió a Rocco que las estudiara. Después de un año de investigación, Rocco llegó a la conclusión de que Pacioli, un gran matemático pero no precisamente un gran artista, consiguió la ayuda de Leonardo para dibujar las piezas.
Por Ariel David

martes, 11 de marzo de 2008

UNA BOTELLA AL MAR. (Cuento en cinco entregas)


Entrega 1.
Soy un tipo solitario, cosa que no me angustia porque tengo mucha vida interior, nunca estoy sin pensar en algo; en realidad me defino como un “rumiador de ideas” las que elaboro, las dejo reposar un lapso para volver luego sobre ellas. Reconozco que muchas veces construyo castillos en el aire, pero ¡que le voy a hacer, soy así!, y además, el no poder concretar proyectos no me frustra para nada. Trabajo en la compañía de gas como lector de medidores domiciliarios, quehacer que si bien es rutinario me permite recorrer permanente mente la ciudad, cosa que me agrada. Este último año he vivido una experiencia que me arrastró a lo que puede ser una tragedia, y por eso escribo estas líneas.
La primera vez que me sucedió fue uno de esos días como cualquier otro, estaba como siempre en la calle, todo era normal salvo el frío que calaba hasta los huesos y me obligaba a meterme dentro del sobretodo. Para sorpresa mía comenzó a nevar... ¡Nevar en Buenos Aires me pareció imposible! Y sin embargo nevaba, aún recuerdo la fecha, fue el 8 de mayo de 2007. De pronto algo extraño me conmovió, fue como una descarga eléctrica que recorrió mi cuerpo por sólo un instante, contrayendo mis músculos y cerrando crispados mis ojos. Cuando pude abrirlos todo estaba como antes, la calle de barrio, el frío, la nieve que descendía flotando... Todo igual menos ese extraño “espejo” de cuerpo entero, plantado en la vereda cerrándome el paso. En realidad no era un “espejo” común, su superficie ondulaba como agua de un lago a impulsos de una suave brisa, deformando levemente las imágenes. En él había algo hipnótico que me atraía hacia su luna, era una compulsión extraña, rara mezcla de curiosidad, ansiedad ante lo nuevo, y deseo irresistible de aventura que me obligaba a aproximarme hasta extender un brazo para palpar la ondulante superficie. Mis dedos lo tocaron y vi con estupor que se introducían, penetraban su superficie y con naturalidad, sin resquemor alguno me introduje en su superficie sin sentir sensación física alguna, entrando en un recinto pequeño como una cabina de teléfono, sólo iluminado por la tenue fluorescencia que emanaba de los “espejos”. Y digo “espejos” en plural porque los límites de ese espacio eran otras superficies similares a la que acababa de trasponer. Sin extrañeza gocé del silencio y la placidez que percibía en aquel cubículo. Fue sólo un instante tras el cual nuevamente apareció la suave compulsión embriagante, hipnótica que me empujó a través de la luminiscente superficie a mi frente. Salí al otro lado y extrañado pero sin temor alguno me encontré en la calle central de Río Gallegos, la capital de la provincia austral de mi país, ciudad donde había vivido un tiempo prolongado hace ya de esto algunos años. Nevaba copiosamente, lo que allí no era extraño, y el frío viento patagónico me azotó el cuerpo obligándome a empujarlo inclinándome hacia adelante para poder avanzar. Todo me parecía normal, coincidía con mis reminiscencias de aquel lugar; el cielo cubierto de trágicas nubes grises; la luz del día que se extinguía a las cinco de la tarde; los autos andando con precaución por la nieve en la calle; la gente metida dentro de sus parcas asemejaban duendes del invierno bajo las capuchas, transitando cuidadosas para no resbalar en los charcos de hielo que tendían arteras trampas; incluso me reí para mis adentro al comparar la velocidad de los transeúntes que iban contra el viento lenta y trabajosamente, con la de aquellos otros que lo traían a sus espaldas y se esforzaban por no tomar un peligroso trote. Entré en la tienda La Anónima buscando tomar un respiro del frío y comprobé que como siempre la calefacción allí era buena aprovechando, como todos, para sacarme mi abrigo y gozar del colorido de las góndolas resaltada por la buena iluminación, que contrastaba con el gris ambiente exterior. Recorrí algunos pasillos, y de pronto, sin que mediara nada en particular, se repitió la escena de la descarga eléctrica, los “espejos”, y el pasar a su través encontrándome nuevamente en el lugar de la calle de Buenos Aires donde había comenzado mi aventura. Seguía nevando, pero en comparación de lo de Río Gallegos esto no era nada, así que aún asombrado continué mi marcha, pero con una dulce sensación de haber vivido una aventura placentera, embriagante, la que me gustaría repetir.
A partir de ese momento nada fue igual en mi vida, esa experiencia me marcó para siempre, pero no con un estigma doloroso o con sabor amargo; al contrario, fue como una aventura amorosa vivida en la adolescencia, de aquellas que uno saborea a cada minuto y lo único que desea es reincidir en el momento de placer. (Continuará.- Las entregas se harán los miércoles y domingos.)
Alfonso Sevilla

sábado, 8 de marzo de 2008

MITOS Y VERDADES SOBRE UNA FECHA FEMENINA


adnCULTURA.- Diario La Nación, Buenos Aires, Argentina, Sábado 8 de marzo de 2008.
¿Cuál es el origen del Día de la Mujer? Una historia de luchas y conquistas que hoy se festeja con flores. Desde hace algunos años el Día de la Mujer se está vinculando a regalar flores, a descuentos en cremas de belleza y a promociones en spa para ellas. Sumado a eso, para esta época crece la controversia acerca de si está bien o está mal que exista un día para la mujer si los hombres no tienen el propio, y surgen feminismos, machismos y otros "ismos" en las conversaciones cotidianas. Es común olvidarse las raíces de este Día Internacional de la Mujer, y muchos de los que las conocen suelen equivocar el hecho que le dio origen. La historia del 8 de marzo está cruzada por sucesos que muestran un escenario complejo y rico en acontecimientos marcados por la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y el protagonismo que adquirieron las mujeres en los partidos socialistas durante las primeras décadas del siglo XX. Sobre la elección de la fecha existen diversas versiones. La más conocida es la de un incendio ocurrido en una fábrica textil de Nueva York en 1857, donde habrían muerto quemadas las obreras que hacían una huelga. Según la historiadora canadiense Renée Côté, no existen pruebas documentales de que un ese hecho fuera el motivo para establecer una jornada internacional de las mujeres. A comienzos del siglo pasado se sucedieron hechos similares a los ocurridos en 1857, también en fábricas neoyorquinas: en 1909 se realiza la gran huelga de las obreras de la Compañía de Blusas Triangle conocida como la "sublevación de las 20.000" y dos años más tarde se produce un incendio que destruyó gran parte de las instalaciones de Triangle, dejando un saldo de 146 trabajadoras muertas y numerosas mujeres heridas. Sin embargo, para encontrar las razones que establecieron el 8 de marzo como día de la mujer, debemos mudarnos a la Revolución Rusa, muy lejos de las fábricas de Estados Unidos. En 1917, como reacción a la guerra, las mujeres rusas escogieron de nuevo el último domingo de febrero para declararse en huelga en demanda de "pan y paz". Cuatro días después el Zar se vio obligado a abdicar y el gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho de voto. Ese histórico domingo fue el 23 de febrero, según el calendario juliano utilizado entonces en Rusia, o el 8 de marzo, según el calendario gregoriano utilizado en otros países. A partir de entonces, el 8 de marzo queda instituido como Día Internacional de la Mujer Comunista y se celebrará con gran despliegue en todos los países de la órbita soviética. Pero poco a poco los países capitalistas de Occidente se irán sumando a esta celebración, convirtiéndola en un verdadero Día Internacional de la Mujer hasta que finalmente las Naciones Unidas refuerzan este movimiento en 1975 declarando mediante Asamblea General este día internacional. Parados en la primera década del siglo XXI, sorprende ver cómo las mujeres se han insertado en el mundo laboral, cómo han alcanzado conquistas económicas, sociales y legales y cómo hasta llegan a gobernar un país. Sin embargo, el camino por recorrer aún es largo, sobre todo para algunas partes del globo. Hoy, el 8 de marzo se festeja en todo el mundo como un pedido de igualdad que debería extenderse más alla de las fronteras y las categorías.
Maia Jastreblansky
adnCULTURA.com

¿SE PUEDE HABLAR DE UNA NUEVA GENERACIÓN DE ESCRITORES ARGENTINOS?


Nueve voces jóvenes: la generación del siglo XXI
Tomás Eloy Martínez conversó con nueve escritores jóvenes. ¿Se puede hablar de generación? ¿Cómo se ven a sí mismos, cómo se leen?
LANACION.com | ADN Cultura | Sábado 8 de marzo de 2008



Fueron dos horas de conversación, un martes de octubre. Los invitados eran nueve escritores argentinos jóvenes (en otra parte se explica por qué nueve, por qué se los eligió). El moderador quiso sentarse entre ellos, alrededor de una mesa baja, mientras los micrófonos de los grabadores pasaban de mano en mano.(...) "-Ustedes conforman un grupo que se diferencia claramente de los grupos que los precedieron en la literatura argentina. ¿Puedo hablar de generación? Ni la del 90, ni la de la dictadura, ni la del 60 se movieron tan en conjunto como ustedes. O al menos eso me parece. Son amigos entre sí, participan en antologías que los incluyen a todos. ¿Cómo se ven a sí mismos, cómo se leen?" (...) "¿El blog es un espacio de discusión y producción literaria para ustedes?" (...) "¿Qué les da el libro que no les dé Internet?" (...)" -Lo mencionaba para preguntarles por algunas características de su generación. Antes las mujeres tuvieron una voz literaria muy fuerte, tan fuerte como la de los hombres, pero fueron oscurecidas. Ustedes han incluido a mujeres en una antología sobre sexo, por ejemplo: En celo. Ahí entra la política: la política de género. Me interesaría conocer sus miradas políticas: qué piensan del mundo, de la acción del individuo en la sociedad; de qué manera aparece la política en sus obras. En la de Cucurto, por ejemplo, está en la reposición de mercadería en las góndolas, en las bailantas de Constitución." SI DESEA LEER ESTE ARTÍCULO COMPLETO HAGA CLIC AQUÍ.

¿UNA MÁQUINA DEL TIEMPO? TRES VIAJEROS EN ESA DIMENSIÓN, LOS HIJOS DE H. G. WELLS.


Diario El País, Montevideo, Uruguay, 07Mar08, por DANIEL VELOSO
En 1893 H. G. WELLS tenía 27 años, intentaba ganarse la vida escribiendo artículos y acababa de publicar un relato en el periódico National Observer de su amigo William Henley. En ese texto describía una máquina que podría desplazarse a través de la cuarta dimensión: el tiempo. Dos años más tarde desarrollaría esa idea llevando a un personaje a través de las eras hasta el final de la Tierra, en la novela corta La Máquina del Tiempo. El libro, una de las primeras obras de ciencia ficción, se convirtió en un éxito. La obra le trajo reconocimiento y le permitió vivir como escritor.
AGUJEROS DE GUSANO. La humanidad entera está viajando hacia el futuro y siempre lo ha hecho. El tiempo se mueve en esa dirección. Tal vez el ritmo sea más lento de lo deseado. Para acelerar las cosas y moverse adelante en el tiempo hay que alcanzar velocidades cercanas a la de la luz. Según el físico alemán Albert Einstein, si una nave en movimiento llegara a acercarse a la velocidad de la luz, el tiempo en ésta comenzaría a correr cada vez más lento. Este curioso fenómeno conocido como dilatación gravitatoria del tiempo fue descrito por Einstein en 1907 como una consecuencia de la Teoría de la Relatividad Especial. A esa velocidad, necesariamente inferior a 300.000 km por segundo, ya que nada que esté compuesto de materia puede sobrepasar ese límite que impone la naturaleza, un cosmonauta en una nave podría alcanzar el centro de la Vía Láctea en 21 años. Esto podría ocurrir porque el tiempo en la nave transcurriría muy lentamente. Pero para los habitantes de la Tierra, que esperarían con ansias noticias de su periplo, la nave tardaría 30.000 años en llegar al centro de la galaxia. A su regreso el cosmonauta no encontraría a nadie conocido a quien contarle su aventura. Sin proponérselo, habría viajado hacia el futuro. Para viajar al pasado el problema es aún más complejo. El físico británico Paul Davies, de 61 años, desde que leyó la novela de Wells en su adolescencia, sueña con viajar al pasado. Siendo estudiante asistió a una conferencia del astrónomo Fred Hoyle, en la que describía una teoría en la que las ondas de luz podían ir hacia atrás en el tiempo, influyendo en el rumbo en que llevaría su vida como científico. En 2003, en su libro ¿Cómo construir una máquina del tiempo?, lanzó la idea de utilizar un agujero de gusano para ir al pasado. En teoría, un agujero de gusano es un pasaje abierto en la trama del espacio-tiempo que podría conectarse con una región lejana del universo. Si una nave pudiera atravesarlo, saldría a años luz de distancia de la entrada. Según Davies, la diferencia con un agujero negro, formado por el colapso gravitacional de una estrella masiva, es que éste no conduce a ninguna parte. Se puede entrar pero no salir. En cambio si un viajero se internara en un agujero de gusano, al salir por el otro extremo podría encontrarse en el pasado. El primer paso para construir esta máquina del tiempo es encontrar un agujero de gusano, tarea nada sencilla, ya que aún no se ha detectado ninguno. Luego habrá que expandirlo para que permita pasar una nave; para ello se le tendrá que inyectar energía negativa. Davies asegura que ésta existe y que hasta se puede crear en un laboratorio. Al inyectarle esta energía crearía un estado anti-gravitatorio que ejercería un efecto repulsivo que mantendría las paredes del agujero de gusano estables impidiendo que se colapse bajo su propio peso. Paul Davies cree que la tecnología para desarrollar esta máquina del tiempo podría estar lista dentro de cien años, aunque tal vez se pueda encontrar una solución menos espectacular que un agujero de gusano, en la propia Tierra.
TÚNEL DE LÁSERES. Cuando tenía sólo 10 años, el físico estadounidense Ronald Mallett perdió a su padre, de 33 años. Un año más tarde descubrió La máquina del tiempo de H.G. Wells. "Eso me rescató de caer en la depresión aguda", contó a la prensa. El libro le dio la idea de construir una máquina para viajar al pasado "para volver a ver a mi padre, prevenirlo y quizá salvar su vida", explicó. Esta inspiración llevó a Mallett, nacido en 1945, a tener una brillante carrera como físico. Actualmente se encuentra desarrollando una verdadera máquina del tiempo. En 2003 publicó sus ideas, que fueron tomadas muy en serio por sus colegas. El plan de Ronald Mallett es torcer el espacio tiempo con un tubo formado por haces de rayos láser. En la naturaleza, los objetos masivos como las estrellas curvan el tiempo y el espacio, tal como fue pronosticado por Einstein y comprobado en 1919 cuando durante un eclipse, y aprovechando la oscuridad momentánea, se fotografió una estrella cuya luz había sido desviada por la curvatura del espacio que genera a su alrededor el sol. La idea en que se basa Mallett es que no sólo la gravedad deforma el espacio, sino también la luz. Usando anillos de luz de láser de gran potencia pretende crear una región de espacio rotativa, como si se estuviera revolviendo el café en una taza. En la Teoría de la Relatividad de Einstein, al retorcer el espacio se retuerce también el tiempo, ya que están unidos. Si se entiende al tiempo como una línea que va del pasado al futuro, si Mallett consiguiera cerrar esa línea y convertirla en un bucle, se podría pasar del futuro al pasado. Al comienzo, si logra construir la máquina, empezará por enviar partículas subatómicas al pasado. Pero podría ocurrir que al encender por primera vez la máquina, el profesor encuentre dentro del haz de láseres una partícula surgida de la nada, que él mismo se enviará quizá una semana adelante, en el futuro. Esta máquina empero no podrá llevarlo hasta su padre, ya que sólo se podrá viajar desde el futuro hasta el día en que sea encendida.
CURVAR EL ESPACIO. El científico israelí Amos Ori, del Instituto de Tecnología de Haifa, captó en 2007 la atención de los medios con otra variante de cómo construir la máquina. Para ello no necesitará de una materia exótica con densidad de energía negativa que incluyen otras teorías, sino que basta con el vacío común del universo. Ori afirma que el espacio puede curvarse hasta crearse un campo de gravedad interno capaz de arrastrar al espacio y el tiempo próximos. Según Einstein la intensificación de la gravedad curva el espacio-tiempo. Un ejemplo muy utilizado para visualizar este fenómeno es depositar una esfera de metal sobre una goma extendida. La esfera se hunde en la goma que se deforma por el peso de aquella. Una estrella muy masiva, una estrella de neutrones por ejemplo, deforma el espacio a su alrededor haciendo que cualquier objeto que pase cerca, "caiga" hacia ella. Este bucle espacio-temporal podrá ser construido con materia común y densidad de energía positiva, aunque aún se debe resolver cómo hará para mantenerse estable. Una vez que se consiga curvar el espacio y obligarlo a formar un bucle, la máquina del tiempo resultante funcionará sola. Ori lo explica comparándolo con una bala de cañón, que luego de ser disparada sigue su trayectoria al blanco por su propia cuenta. Al igual que otros teóricos, Amos Ori explica que una vez abierta la máquina, podría permitir a viajeros del futuro ir hacia atrás en el tiempo, pero sólo hasta la fecha de inicio de ésta.

jueves, 6 de marzo de 2008


Unico en el mundo, cuenta con cartas y fotografías originales y primeras ediciones de autores como García Márquez, Saramago, Poe, y Borges; espera recursos para poder ampliarse
LANACION.com | ADN Cultura | Miércoles 5 de marzo de 2008


MEXICO, (EFE).- El Museo del Escritor inaugurado hoy en México, reune más de 800 primeras ediciones de autores de la talla de Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Rafael Alberti o Édgar Allan Poe. El ambicioso museo es impulsado por la Fundación del novelista mexicano René Avilés, quien lo ha sacado adelante con la idea de promover la cultura, según indicó el propio escritor en conferencia de prensa, pero apenas dispone de veinte metros cuadrados -una pequeña sala y una pared- para exponer todo el material del que dispone.

martes, 4 de marzo de 2008

AFINAN DETALLES PARA POSTULAR EL CAMINO DEL INCA A PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD


Diario El Mercurio, Santiago, Chile, 03Mar08
Entre mañana y el 6 de marzo se efectuará una reunión con 45 expertos de seis países, quienes elaborarán un documento que será presentado ante la Unesco.
VÍCTOR M. MANDUJANO

El Camino del Inca, que recorre América desde Colombia hasta Chile, es una obra vial de seis mil kilómetros la que, según los historiadores, sólo se compara con aquellas del antiguo Imperio Romano. Extiende sus vestigios desde la ciudad de Pasto, en Colombia, hasta el sur del río Maule, serpenteando entre la costa y la cordillera de los Andes, a 4.500 metros sobre el nivel del mar. Sus primeras etapas de construcción son preincaicas, con una antigüedad superior a los 1.500 años. La ruta, cuyo nombre real es "Qhapaq Ñan" (Camino Principal, en quechua), es un tesoro arqueológico y cultural que atraviesa variadas eco-regiones, algunas muy amenazadas, como las yungas peruanas (selva alta), el bosque seco de Marañón (Ecuador) y el matorral del desierto precordillerano de Tarapacá. Además, la ruta transita por algunos de los últimos hábitats del oso andino de anteojos, el cóndor y la vicuña. Las cifras indican que sólo el 5 % de este gran Camino Principal está bajo algún tipo de protección, y que importantes tramos de la ruta se han borrado y otros han sido pavimentados.
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lunes, 3 de marzo de 2008

VENGANZA ACADÉMICA


Por Arturo Pérez- Reverte, MADRID, 2008
Diario La Nación, Buenos Aires, Argentina, adnCULTURA Sábado 1 de marzo de 2008

Alguna vez les he contado que, después de la publicación de cada novela, llega abundante correo de lectores advirtiendo de tal o cual errata en la página equis. Es una correspondencia que cualquier novelista, supongo, recibe con curiosidad y agrado -aparte del disgusto cuando la errata detectada es gorda-, pues indica, sobre todo, que hay lectores que se enfrentan a la obra que uno acaba de parir con interés, y llevan este al extremo de colaborar con el autor en que la cosa quede lo más perfecta posible, dentro de lo que cabe. De esa forma, si hay suerte y el libro conoce nuevas ediciones, estas se imprimirán sin mácula, corregidas como Dios manda. Eso se refiere también a los descuidos y errores que puede contener el texto. Escribir una novela es poner en pie un artefacto complejo, con reglas, estructura y mecanismos internos. En ese proceso artesano pueden cometerse errores, como digo, o descuidos, bien por ignorancia del autor del jardín donde se mete, o bien porque maneja un dato equivocado, que olvida comprobar o que cita de memoria. Es clásico -nos ha pasado cien veces a todos- el caso de la página leída una y otra vez durante la fase de corrección, cuyo gazapo solo salta a la cara el día que recibimos el primer ejemplar impreso, apenas abrimos al azar la página correspondiente. Resulta un clásico del oficio aquella antigua fe de erratas -apócrifa, imagino, pero deliciosa- puesta junto al colofón de un libro: "Certificamos que este texto no contiene ninguna errita “ . Lo cierto es que escribir historias desde hace veinte años me hace tener mucho respeto por todos mis colegas, pues conozco bien el trabajo que hasta la peor novela tiene dentro. Por eso casi nunca hablo en público de títulos que no me gustan, excepto los perpetrados por algún buscapleitos que previamente me haya metido de forma desagradable los dedos en la boca. Por lo demás, siempre me he negado a hacer crítica de libros en suplementos culturales y otros lugares supuestamente literarios. No es mi vocación ni mi oficio, y doctores tiene el asunto. Volviendo a lo de las erratas y descuidos, un caso singular, aparte, es el del cazador de erratas profesional, que a menudo resulta experto en la materia. Escribes, por ejemplo, en la página tal, que el lugre Le Coureur (1776) iza el ancla con el cabrestante, y siempre hay un fulano capaz de averiguar que un lugre de sesenta y seis pies -encima va y te dice la eslora, el jodío- no llevaba a proa cabrestante, sino molinete. A veces, los autores perversos ponemos trampas en el texto destinadas precisamente a esos rastreadores implacables -coyotadas, las llaman unos amigos míos-; pero aun así, los buenos no se dejan engañar, y siempre son ellos los que te pillan a ti. Como digo, son raza aparte. Y te recuerdan que eres mortal. Que, por mucho que sepas de algo, siempre habrá alguien que sabe más que tú. Otra cosa son los cantamañanas y los listillos tocapelotas, que escriben tirándote de las orejas por tal error histórico o lingüístico con un tono de superioridad tal que incrementa tu placer al ver cómo se columpian, cuando lo hacen. Un ejemplo es la carta que recibí a poco de publicarse mi última novela, con todo un profesor de Lengua y Literatura denunciando "errores lingüísticos graves " y metiendo, de paso, la gamba hasta el corvejón. Lo curioso es que el fulano no me la dirigió a mí, en plan reservado o personal, sino a la Real Academia Española en general, como denunciándome en plan chivato ante la institución. "Pérez-Reverte -señalaba, despectivo, retirándome el señor, el don y el excelentísimo a que, modestia aparte, allí tengo derecho- confunde hasta seis veces el verbo intimar con intimidar. Les ruego que hagan llegar esta nota al escritor y a los correctores de estilo de su editorial " . Así que imaginen con qué placer, goteándome el colmillo, escribí, contra lo que acostumbro, mi respuesta en papel de cartas color hueso, impreso con mi nombre y el bonito escudo de la RAE: "Muy Sr. Mío: le quedaría muy agradecido si, la próxima vez, en lugar de hacernos perder el tiempo con tonterías a la Academia y a mí, consultase antes el Diccionario de la RAE (Intimar: página 877, primera acepción). Le recomiendo el uso frecuente de esa obra (también editamos una Ortografía y una Gramática) para que, de ese modo, evite hacer de nuevo el ridículo pasándose de listo "
Hay días en los que me encanta ser académico. Por lo que jode. Para qué les digo que no, si es que sí.

sábado, 1 de marzo de 2008

LA FEALDAD, SEGÚN UMBERTO ECO


HISTORIA DE LA FEALDAD
adnCULTURA, diario La Nación, Buenos Aires, Argentina, 01Mar08

¿Angelina Jolie y Brad Pitt pueden ser monstruos? Quizás en otra galaxia. Después de Historia de la belleza, el escritor italiano analiza en Historia de la fealdad (Lumen), libro del que ofrecemos la introducción y un capítulo sobre lo feo hoy, cómo cambia el gusto según las épocas, las culturas y ciertos elementos de juicio políticos y sociales. Distingue entre tipos de fealdad y su representación artística y se pregunta si la tendencia a diluir la oposición bello-feo no es un modo de exorcizar el horror del mal.
Por Umberto Eco

A lo largo de los siglos, filósofos y artistas han ido proporcionando definiciones de lo bello, y gracias a sus testimonios se ha podido reconstruir una historia de las ideas estéticas a través de los tiempos. No ha ocurrido lo mismo con lo feo, que casi siempre se ha definido por oposición a lo bello y a lo que casi nunca se han dedicado estudios extensos, sino más bien alusiones parentéticas y marginales. Por consiguiente, si la historia de la belleza puede valerse de una extensa serie de testimonios teóricos (de los que puede deducirse el gusto de una época determinada), la historia de la fealdad por lo general deberá ir a buscar los documentos en las representaciones visuales o verbales de cosas o personas consideradas en cierto modo "feas". No obstante, la historia de la fealdad tiene algunos rasgos en común con la historia de la belleza. Ante todo, tan solo podemos suponer que los gustos de las personas corrientes se correspondieran de algún modo con los gustos de los artistas de su época. Si un visitante llegado del espacio acudiera a una galería de arte contemporáneo, viera rostros femeninos pintados por Picasso y oyera que los visitantes los consideran "bellos", podría creer erróneamente que en la realidad cotidiana los hombres de nuestro tiempo consideran bellas y deseables a las criaturas femeninas con un rostro similar al representado por el pintor. No obstante, el visitante del espacio podría corregir su opinión acudiendo a un desfile de moda o a un concurso de Miss Universo, donde vería celebrados otros modelos de belleza. A nosotros, en cambio, no nos es posible; al visitar épocas ya remotas, no podemos hacer ninguna comprobación, ni en relación con lo bello ni en relación con lo feo, ya que solo conservamos testimonios artísticos de aquellas épocas. Otra característica común a la historia de la fealdad y a la belleza es que hay que limitarse a registrar las vicisitudes de estos dos valores en la civilización occidental. En el caso de las civilizaciones arcaicas y de los pueblos llamados primitivos, disponemos de restos artísticos pero no de textos teóricos que nos indiquen si estaban destinados a provocar placer estético, terror sagrado o hilaridad. A un occidental, una máscara ritual africana le parecería horripilante, mientras que para el nativo podría representar una divinidad benévola. Por el contrario, al seguidor de una religión no occidental le podría parecer desagradable la imagen de un Cristo flagelado, ensangrentado y humillado, cuya aparente fealdad corporal inspiraría simpatía y emoción a un cristiano. En el caso de otras culturas, ricas en textos poéticos y filosóficos (como, por ejemplo, la india, la japonesa o la china), vemos imágenes y formas pero, al traducir textos literarios o filosóficos, casi siempre resulta difícil establecer hasta qué punto ciertos conceptos pueden ser identificables con los nuestros, aunque la tradición nos ha inducido a traducirlos a términos occidentales como "bello" o "feo". Y aunque se tomaran en consideración las traducciones, no bastaría saber que en una cultura determinada se considera bella una cosa dotada, por ejemplo, de proporción y armonía. ¿Qué significan, en realidad, estos dos términos? Su sentido también ha cambiado a lo largo de la historia occidental. Solo comparando afirmaciones teóricas con un cuadro o una construcción arquitectónica de la época nos damos cuenta de que lo que se consideraba proporcionado en un siglo ya no lo era en el otro; cuando un filósofo medieval hablaba de proporción, por ejemplo, estaba pensando en las dimensiones y en la forma de una catedral gótica, mientras que un teórico renacentista pensaba en un templo del siglo XVI, cuyas partes estaban reguladas por la sección áurea, y a los renacentistas les parecían bárbaras y, justamente, "góticas", las proporciones de las catedrales.
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LO FEO HOY
(La introducción y un capítulo del libro de Umberto Eco, sobre lo feo hoy, cómo cambia el gusto según las épocas y las culturas)
Por Umberto Eco
adnCULTURA, diario La Nación, Buenos Aires, Argentina, 01Mar08.

El oído de los antiguos percibía que ciertos intervalos musicales eran disonantes y los consideraba desagradables, y el ejemplo clásico de fealdad musical ha sido durante siglos el intervalo de cuarta aumentada , o excedente, como por ejemplo do-fa diesis . En la Edad Media esta disonancia resultaba tan perturbadora que recibía el nombre de diabolus in musica . Sin embargo, los psicólogos han explicado que las disonancias tienen un poder excitante, y muchos músicos, a partir del siglo XIII, las han utilizado para producir determinados efectos en un contexto apropiado. De modo que el diabolus ha servido a menudo para obtener efectos de tensión o de inestabilidad que esperan una resolución, y ha sido utilizada por Bach, por Mozart en el Don Juan , por Liszt, Musorgski, Sibelius, Puccini (en Tosca ), hasta el West Side Story de Bernstein, o para sugerir apariciones infernales, como sucede en la Condenación de Fausto de Berlioz. El caso del diabolus in musica podría ser un excelente ejemplo final para esta historia de la fealdad, porque nos sugiere algunas reflexiones. Tres de ellas deberían desprenderse de forma evidente de los capítulos anteriores: la fealdad depende de las épocas y de las culturas, lo que era inaceptable ayer puede convertirse en lo aceptado de mañana, y lo que se considera feo puede contribuir, en un contexto adecuado, a la belleza del conjunto. La cuarta observación nos lleva a corregir la perspectiva relativista: si el diabolus se ha utilizado siempre para crear tensión quiere decir que hay reacciones basadas en nuestra fisiología que se mantienen más o menos inalteradas a través de los tiempos y de las culturas. El diabolus se ha ido aceptando no porque se hubiera vuelto agradable, sino justamente por ese olor a azufre que nunca ha perdido. Por esta razón el diabolus aparece hoy en gran parte de la música heavy metal (por ejemplo en Purple Haze de Jimi Hendrix), y a veces como provocación "satánica" explícita (véase Diabolus in musica de los Slayer). George Romero, el director de La noche de los muertos vivientes y de otras películas de terror, en unas declaraciones sobre su poética, al hablar de la conmovedora ternura del monstruo de Frankenstein, King Kong o Godzilla, recuerda que sus zombis tienen la piel arrugada y putrescente, los dientes y uñas negros, pero son individuos con las mismas pasiones y exigencias que nosotros. Y añade: "En mis películas sobre los zombis, los muertos devueltos a la vida representan una especie de revolución, un giro radical en el mundo que muchos de mis personajes humanos no logran comprender y prefieren considerar a los muertos vivientes como el Enemigo cuando, en realidad, ellos son nosotros. Yo utilizo la sangre con toda su horrenda magnificencia para que el público entienda que mis películas son más una crónica sociopolítica de la época que estúpidas aventuras con salsa horror". ¿El recurso a lo feo es, por tanto, un medio para denunciar la presencia del Mal? El propio Romero admite que el terror "dispara las ventas" y admite que el terror es apreciado por ser interesante y excitante. Por no hablar de cuando se convierte en celebración del Mal, aunque sea en casos marginales como el satanismo de los psicópatas.
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