viernes, 30 de abril de 2010

LA MÁS GRANDE DEL MUNDO

La Gaceta, Suplemento Literario, Tucumán, Argentina, 25Abr10
Las primeras ediciones de La Feria del Libro provocaron mi entusiasmo. Participé de ellas, firmé libros, di algunas charlas, hice todo lo que en esta columna no parece provocar mi fervor de tres décadas atrás.
Por Asher Benatar

Para LA GACETA - Buenos aires

Cuando llega abril, el "mundo de la cultura" se alborota. Ansiedad, toques de nerviosa sobreactuación. Abril es el mes en que editores y libreros cifran sus esperanzas de grandes ventas. Cifra, palabra clave.
A lo largo de 35 años ininterrumpidos, la Feria del Libro se ha desarrollado siguiendo un ritual que poco cambia con cada edición, con inauguraciones oficiales a las que sólo algún eventual escándalo (que los hubo) salva del aburrimiento. El itinerario, discurso más, discurso menos, es siempre similar. Primero, una celebración con las autoridades de la República. En ella, los referentes de la cultura hacen sus requerimientos con voces firmes y esperanzas enclenques. La respuesta del mandatario de turno es generalmente positiva, pero pocos le dan crédito. Es que los gobernantes no muestran afición por la lectura, tal vez carecen de tiempo para leer. Sería bueno que la población se apiadara de ellos y, acallando protestas, les diera tranquilidad como para disfrutar de ciertos autores. Mundialmente, pocos han sido en la historia los mandatarios calificados de intelectuales. Y ni hablar de artistas, exceptuando al escritor Rómulo Gallegos, un gran "error" del 80% de los votantes que los militares venezolanos corrigieron sin demorar demasiado, deponiéndolo nueve meses después de asumir.
El día después de la ceremonia oficial, las puertas se abren para recibir al malón de aquellos que claman por cultura, los que cien veces han pasado con indiferencia ante las librerías de la ciudad pero que, de repente, todos los años, una tarde de abril a la misma hora, tienen ansias de leer, de cultivarse, de poseer la firma de un escritor, cualquiera sea su nombre. Si bien pedir el autógrafo de un escritor es más elegante que requerirlo de un futbolista, esa costumbre no pierde su dejo de fetichismo ni su connotación levemente humillante, y digo esto porque las firmas que se atesoran presuponen la presencia de una figura señera. Hay algunos escritores que reúnen esas condiciones (que tampoco justifican el autógrafo, acto que detesto salvo que el escritor sea un amigo) pero no son la mayoría de los que provocan largas filas ante el escritorio de quien firma sus ejemplares.
Ubiquémonos en el presente: los argentinos cada vez leemos menos. Hay semiplena prueba de que algunas de las culpables son la televisión basura y el imperio de una imagen bastardeada, lo que constituye asociación ilícita. Miremos para atrás, apenas cuatro o cinco décadas: decenas de miles de títulos editados, una cultura masiva que era envidia de muchos. Así como París era la Meca del intelectual argentino, Buenos Aires ejercía la misma atracción con respecto a los países de habla hispana. Éramos los popes de América, los envidiados, los soberbios (en eso, algo de razón había). Hasta que dejamos de serlo, hasta que editorialmente nos dejamos sitiar, hasta que se privilegió el factor monetario por sobre el artístico y se hicieron a un lado catálogos de una calidad envidiable.
En las estadísticas de lectores asiduos con que contamos -muy pobres- los que pesan en nuestros magros números son las personas que superan los 30 o 35 años. Pocos son los que se ubican en la adolescencia o primera juventud. ¿Qué nos espera? Nadie lo sabe. Pueblo que no lee es pueblo que no crece. O que se hunde. En la década de los años 60 era frecuente ver en los colectivos y subterráneos de Buenos Aires, a jóvenes enfrascados en Faulkner, Fromm, Arlt o Sartre entre muchos otros. Y en aquella época no teníamos la Feria del Libro más concurrida del planeta.
Contabilizar un millón de visitantes en la Feria del Libro de un país en el que cada año se lee menos, en el mejor de los casos puede considerarse una ficción.

Asher Benatar - Novelista, dramaturgo y fotógrafo. Entre sus libros se destacan "Perversidad de los Hoteles" (Faja de Honor de la SADE) y "La zanja" (Premio Argentores).

domingo, 25 de abril de 2010

"EL KIRCHNERISMO HA ACTUADO CON UNA COHERENCIA EXTRAORDINARIA"

La Gaceta, Tucumán, Argentina, 25Abr10
Entrevista a Santiago Kovadloff.




El reconocido filósofo argentino afirma que el oficialismo ha persuadido a parte de la población de que la república y la democracia no tienen viabilidad entre nosotros. Pero tampoco es condescendiente con la oposición, a la que le atribuye prácticas perversas. Además, analiza las características del antisemitismo, la crisis de valores en Occidente y los efectos de la devaluación del lenguaje.
Santiago Kovadloff es un filósofo distinto; un pensador moderno y clásico al mismo tiempo. Distinto porque es un filósofo conocido y eso en la actualidad parece un oxímoron. Moderno porque aborda los problemas del presente, los que afectan la vida cotidiana y el futuro de la gente. Y clásico porque lo hace socráticamente; instala debates profundos en la sociedad yendo al encuentro de los ciudadanos en la plaza pública que ofrecen los medios, un espacio en el que los intelectuales no suelen moverse con soltura y al que, por esa razón, normalmente descalifican. Kovadloff es uno de los protagonistas de la Feria del Libro de Buenos Aires, que abrió sus puertas el pasado jueves. Allí presentará su libro El miedo a la política, una compilación de artículos publicados durantes los últimos tres años en la prensa que giran en torno a los desafíos institucionales que tiene la Argentina y a los inquietantes problemas que vive el mundo. Sobre esos temas habló con LA GACETA Literaria.

- ¿Por qué reina el miedo a la política en la Argentina?
- Porque reina el miedo y la ineptitud frente a la vida constitucional. Lo que he tratado de caracterizar como "miedo a la política" es el miedo a la consolidación de la vida republicana en el marco de una democracia constitucional. Normalmente se llama política a lo que pervierte a la ley; se la asocia a la ineficacia, al egoísmo, a la avaricia y a la perversión. Yo he preferido rescatar el concepto e infundirle todo el valor que etimológicamente tiene y todo el valor que una expectativa puede generar con respecto al futuro del país. Entonces, desde esa perspectiva revalorizadora del concepto, llamo "miedo a la política" a todo aquello que impide, refrena o distorsiona el cumplimiento de nuestra vida republicana plena.
CLIC PARA NOTA

sábado, 24 de abril de 2010

"SÓLO UNA MUJER PUEDE REBELARSE"

La Nación, ADNCultura, Buenos Aires, Argentina, 24Abr10
El escritor israelí David Grossman, que perdió a su hijo en el conflicto con los palestinos, vuelve con una novela conmovedora y un personaje inolvidable: Ora, una madre que lucha contra la irracionalidad de la guerra. Entrevista exclusiva en Madrid y anticipo de La vida entera
Foto: David Grossman


Por Adrián Sack
Para LA NACION - Madrid, 2010

El dolor visitó a David Grossman en su versión más siniestra el 12 de agosto de 2006. Ese día, su hijo Uri, soldado del ejército israelí, murió a los veinte años en una operación militar, cuando su tanque de guerra sucumbió ante la potencia de un misil enemigo. El insoslayable antes y después abierto por aquella explosión lo puso cara a cara frente a Ora, la protagonista de su última novela, La vida entera (Lumen), que el mes que viene se distribuye en la Argentina y que había comenzado a escribir tres años y tres meses antes del hecho que partió su vida en dos. Entonces, el escritor encontró que esa madre judía, a la que le había prestado sus ojos y su voz, merecía aún su admiración. No había en ella lugar para recelos ni lamentos, a pesar de que había decidido dejar su hogar porque presentía que, si permanecía allí, recibiría la noticia de que su hijo Ofer, también un joven soldado, había muerto en combate.
A partir de ese momento, los destinos de autor y personaje comenzarían a coincidir. Ambos peregrinarían: ella, para evitar el dolor y él, en un esfuerzo por combatirlo. "Nunca pensé en abandonar el libro, porque escribir es mi manera de mantenerme vivo, de entender qué es mi vida y qué es lo que me pasa", dice Grossman, de visita en Madrid, adonde llegó para presentar su novela. El curso de la historia original no se vio desviado tras la muerte de su hijo, cuenta, aunque el relato, sin embargo, fue teñido por la nueva "caja de resonancia" que se impuso en su escritura tras la pérdida de Uri. "Después de que sucedió la catástrofe de mi hijo, viví un exilio de mi mundo conocido. Desde ese momento, nada fue igual, nada se dio por hecho como se daba antes... y todo, a la vez, pasó a ser nuevo. El hecho de crear nuevos personajes e insuflarles vida a cada uno de ellos y sus situaciones fue para mí optar por sentirme vivo de nuevo", afirma. Sin embargo, descarta que las eventuales correspondencias entre la estrategia de Ora y su propio modo de afrontar el dolor supongan necesariamente un elemento autobiográfico en el libro. "Más allá de que siempre escribimos sobre lo que nos pasa, en este caso mi novela es una obra artística -dice-. Y debe ser juzgada así, ni más ni menos."
Ambientada en junio de 1967, en las trágicas jornadas de la Guerra de los Seis Días, en la que se enfrentaron Israel y una coalición de países árabes, La vida entera se centra en el viaje de Ora, que se lanza sin rumbo fijo por los campos que circundan Jerusalén porque tiene la corazonada de que su hijo Ofer seguirá con vida mientras ella se encuentre en el camino. Pero el escritor israelí, considerado una de las grandes plumas contemporáneas de su tierra junto con Amos Oz y A. B. Yehoshua, prefiere incluir a otros personajes al describir el argumento de su novela: "Construí esta historia a partir de una trilogía de personajes compuesta por Ora, un hombre enigmático llamado Abram y otro no menos misterioso, Ilan. Y si bien Ora es quien lleva la mirada del relato, nada sería válido ni tendría la profundidad necesaria para entender el vínculo con su hijo Ofer si no hubiesen existido Abram e Ilan, quienes, desde ya, son algo más que espejos del sentimiento de la madre".
Este intelectual pacifista insiste en que la composición de su personaje principal provino de la observación de personas de carne y hueso. "Ella es una típica habitante de Israel: intuitiva, directa, con un gran temperamento que a veces le juega malas pasadas y políticamente afecta a los extremos, ya sea de derecha o de izquierda. Conozco a muchas mujeres así. Y, desde luego, también a muchos hombres", afirma.

-¿Qué lo impulsó a escribir La vida entera ?
-En este libro intenté explicar de manera general y en un nivel, digamos, panorámico, las diferentes cuestiones de un conflicto que nos mantiene enfrentados con los palestinos desde hace décadas. Pero también domina la obra una mirada más específica sobre el funcionamiento de una familia. Y el libro, en definitiva, es eso: la combinación de una historia a gran escala y otra a escala menor, aunque igualmente importantes las dos para la explicación de un fenómeno general.

-¿Qué entiende usted por familia?
-Siempre la he considerado el gran drama de la humanidad. Las vivencias, los hechos y las acciones más importantes de los seres humanos no suceden jamás en palacios presidenciales, castillos o parlamentos, sino en las cocinas, los comedores y los cuartos de los niños. Por eso busqué en esta historia mostrar la intimidad y la vulnerabilidad del funcionamiento familiar, que parte de un hombre y una mujer que fabrican a otro ser humano desde el pensamiento, primero, y desde sus cuerpos, después. Según mi punto de vista, en los rasgos y en la vida de un hijo se puede ver el resultado de la batalla entre los deseos y los pensamientos de sus padres.

-Buena parte de la novela progresa mediante diálogos. -Los diálogos son una constante en mi obra y me encantan por un principio filosófico. Fue uno de los primeros recursos literarios que aprendí en mi infancia. Lo he usado desde los nueve años, cuando participaba como actor en un programa de radio y empecé a escribir los guiones. Los diálogos son el motor de mis relatos. En el caso de este libro, hay también un segundo motor: el tema de la unidad ante la adversidad. Esta idea surge de mi propia experiencia. Durante la guerra de 1967, tuvimos que dejar de utilizar cualquier tipo de artefacto eléctrico. Así, no había luz, porque debíamos evitar cualquier señal que les facilitara el bombardeo a los aviones enemigos. Toda Jerusalén estaba a oscuras. Yo, siendo niño, ya sentía esa sensación de no estar seguro de si estaría vivo al otro día, porque nosotros no sabíamos que nuestro ejército era tan fuerte y que los árabes eran tan débiles. De hecho, estaba convencido de que los árabes eran una superpotencia... y eso nos daba un fuerte sentimiento de unidad. No por nada la historia comienza con los tres personajes en una situación de aislamiento.

-Desde el punto de vista de su construcción literaria, ¿este libro es diferente de sus obras anteriores?
-Considero que esta obra se desprende del resto de mis libros. Todos ellos, aunque cada uno de un modo diferente, abordan la historia y la realidad de mi gente. Yo he escrito sobre el Holocausto y sobre el conflicto entre israelíes y palestinos, por ejemplo, pero en el fondo me he mostrado particularmente atraído por la naturaleza del ser humano, qué significa ser hombre o ser mujer, cuál es el sentido de amar, de ser padre o ser madre. Mi trabajo consiste en tratar de entender todas estas cuestiones, para las que no siempre hay respuestas.
El amor hacia su país pero también ciertas actitudes de su propia gente y las decisiones tomadas por las autoridades son preocupaciones que Grossman suele reflejar en sus libros. Su intransigente búsqueda de la paz le ha significado varios desencuentros con los sectores más nacionalistas de Israel. También, el reconocimiento por haberse convertido, junto con Oz y el músico argentino-israelí Daniel Barenboim, en una de las figuras más comprometidas de su país en la superación de los conflictos armados. De hecho, tampoco duda en alinearse con Barenboim en una polémica afirmación que el músico pronunció en 2004, referida al pueblo judío: "No podemos repetir todo el tiempo que venimos del Holocausto".
-No debemos olvidar la Shoá -dice-. Así nos lo han enseñado a mi generación, que es la primera que fue educada con posterioridad al Holocausto, y nosotros tenemos que seguir transmitiendo eso a nuestros descendientes, en memoria de esa atrocidad. Sin embargo, no estoy de acuerdo en que toda nuestra identidad deba estar construida en relación con el Holocausto, y menos me gusta que estemos detenidos en una postura de eternas víctimas. Esta actitud puede ser peligrosa. Se puede interpretar que, por sentirnos siempre víctimas, no encontramos la paz interior que necesitamos para poder convivir con los palestinos.

-En su libro de ensayos Escribir en la oscuridad, usted apuesta a un "conocimiento profundo del otro" para superar las diferencias entre países. ¿Cree que esto se puede aplicar en la práctica?
-Sí, esto es totalmente aplicable a nuestra realidad. Al que consideramos enemigo hay que tratarlo, en rigor, como una persona, una sociedad o un pueblo que es distinto de nosotros, de nuestros miedos, esperanzas y creencias. En el caso de los palestinos, como dije una vez en un discurso público, también hay que dejar de verlos como sujetos que están parados detrás de una valla, y más aún, como un blanco que se dibuja detrás de la mira de un fusil. Sólo así Israel dejará de ser visto como un enemigo y pasará a ser considerado un vecino. Como siempre debió ser y nunca fue, porque nunca tuvimos paz.

-¿Qué opina de la tendencia de algunos gobiernos y países de considerar a Israel como un nuevo tirano del siglo XXI?
-Ése es otro error, sin duda, que parte de una falsa analogía: los israelíes esclavizan a los palestinos del mismo modo en que la Alemania nazi lo hizo con nosotros. Pero Israel no está ocupando los territorios palestinos porque considere que los judíos son parte de una raza superior a la árabe, sino porque en 1967 los árabes quisieron exterminarnos por medio de las armas... Hasta que nos impusimos en esa contienda y nos encontramos con que nosotros habíamos pasado a ser los ocupantes de sus tierras...

-... y los dominadores.
-Sí, por eso yo creo que nuestro gran error fue no terminar de inmediato con esa ocupación. Israel se acostumbró a esa situación de control y de monitoreo de las vidas de los palestinos. Sería bueno terminar con eso cuanto antes. No obstante, insisto: no hay punto de comparación con la Shoá, esa analogía es simplemente inaceptable.

-¿Qué deben resignar Israel y Palestina para cerrar las heridas?
-Las claves de la solución ya existen. Yo creo que cada palestino y cada israelí ya sabe qué debe hacerse para hallarla. Las claves, sin duda, están en la retirada de los asentamientos y en acordar una clara división de los territorios que pertenecen a cada uno. En el caso de Jerusalén, todo parece indicar que se tiende a una división en barrios judíos y barrios palestinos, aunque sin la posibilidad de regreso para los cientos de miles de palestinos que reclaman volver a Israel, dado que después de más de 40 años de haber considerado a mi país como el demonio, tal regreso simplemente desintegraría a Israel. La solución, entonces, será de una justicia imparcial, pero nunca absoluta, porque no existe.

-¿Confía en que vivirá para ver este conflicto superado?
-El acuerdo y la paz pueden alcanzarse en meses, años o décadas, aunque en buena medida todo depende de que tanto los israelíes como los palestinos tengamos líderes valientes y decididos. Por desgracia, esto no se ha dado en los últimos tiempos, ya que no hemos sido bendecidos con dirigentes de estas características, sino que hemos tenido líderes que por mucho tiempo han fomentado el temor y la ansiedad de la gente.

-¿Imagina a un Israel no signado, al fin, por la guerra?
-Claro que sí, y por eso también sé que la ocupación de los territorios palestinos es insostenible. Al estar en una situación de conflicto permanente, Israel obstaculiza el desarrollo de una identidad de país espiritual. Estamos privados de esa posibilidad porque son demasiadas las energías que estamos destinando a mantener abiertas las heridas. La vida que estamos llevando adelante no es natural, ya que la guerra distrae y empequeñece cualquier posibilidad de grandeza. El país va a estar listo para vivir su vida como nación en plenitud sólo cuando el conflicto termine.

-¿Cuál sería la verdadera identidad del Estado de Israel, la que está oculta por los enfrentamientos?
-Los conflictos están enraizados en nuestra identidad, que de por sí es muy complicada y contradictoria. Como siempre digo, debe de ser muy difícil ser primer ministro de Israel, ya que tiene seis millones de opiniones diferentes acerca de cómo debería ser el país y qué actitud debe tener ante el mundo. Pero sólo cuando alcancemos la paz y podamos mirar hacia adentro, podremos empezar a sentirnos seguros acerca de nuestro futuro y nuestras chances de vivir y no ser más que meros sobrevivientes de atentados terroristas y bombardeos. El tiempo de ser sobrevivientes se está agotando, ahora hay que pasar a vivir como en un país normal. Si queremos desarrollo, necesitamos paz; ésa es la única opción que nos queda.
?¿Qué lo llevó a transformarse en un activista en favor de la paz?
-Creo que mi historia personal, pero yo se lo adjudicaría también a que me tomo lo que siento muy en serio. Sé que tengo fama de escritor comprometido, a mí me sale naturalmente, quizá porque veo cómo este conflicto está afectando e infectando mi vida y nuestra vida como nación. Cuando veo el terrible precio que pagamos todos, siento la necesidad de encontrar mi lugar en esta realidad. Hay que tener en cuenta que, en una realidad tan difusa y confusa como la de Israel, lo primero que manipulan el gobierno, el ejército y los grupos de poder es el lenguaje. Por eso mismo, lo que podemos hacer los que pensamos de un modo diferente es tratar de ganar protagonismo, para que nuestras palabras de paz y unidad no sean tergiversadas.

-¿Considera que el pacifismo ha perdido demasiadas batallas ya en ambos lados?
-Hace ya casi cien años que estamos enfrentados. Los que nos consideramos pacifistas hemos tenido muchos reveses, es cierto, y esto se debe en parte a que somos un país con 62 años de existencia que aún no ha definido con claridad sus fronteras. Eso hace que otros países se sientan animados a discutir esos límites y que prácticamente en cada década hayamos tenido un nuevo conflicto. Es difícil ser pacifista en estas condiciones pero no hay que dejar la causa, porque no hay otro camino ni otra solución que la de la paz. Si la guerra se extiende, siempre existe el riesgo de que Israel se sienta cada vez más acosado y que, en consecuencia, se agiten los fantasmas del nacionalismo y hasta la xenofobia.

-¿Faltan más pacifistas en Israel?
-Más que un problema de cantidad, es un problema de ausencia de presión sobre el gobierno para que cumpla con todos los acuerdos que solucionarían esta delicada cuestión. De hecho, yo creo que los últimos gobiernos que hemos tenido han desplegado insistentemente una postura mucho más radicalizada que la que tiene el común de la sociedad. La gente vive en una sociedad más compleja y diversa que la que sus políticos proclaman. Una prueba de esto, por ejemplo, es que hay un veinte por ciento de palestinos que son israelíes. Y esa manera de actuar, de soslayar información tendiente a la unidad para exaltar la división, corroe los ánimos de muchos que, de no estar expuestos a la inflamación instigada desde el poder, serían naturalmente pacifistas.

-¿El hecho de que tanto la israelí como la palestina sean sociedades que se han caracterizado por su apasionamiento es una dificultad o una ventaja con vistas a una eventual reconciliación?
-A simple vista, parece una desventaja... pero cuando la solución sea alcanzada, va a ser un puntal de la unión. La velocidad que ambos tenemos para sentirnos humillados e insultados ante la menor provocación nos lleva, indefectiblemente, a abonar en forma permanente nuestra autodestrucción. Pero por otra parte, el hecho de compartir una misma manera de ver la vida, de enojarse e, incluso, de contar con un sentido de la ironía, además del humor sutil y desarrollado que hay en ambas sociedades, hace pensar que, cuando la paz se alcance, la convivencia quizá pase a ser un estado natural de los ciudadanos comunes y no un esfuerzo implantado desde el poder.

-¿No supone, entonces, que la paz será frágil... por lo menos al principio? -Por supuesto que sí, será frágil, y más teniendo en cuenta que los miembros fanáticos y ultranacionalistas de las comunidades palestina e israelí no van a querer ceder su lugar, por lo que en un potencial escenario de paz el riesgo de agitación va a ser sin duda una constante en la vida cotidiana. Todo dependerá de la forma como se vuelva a educar a estos sectores que crecieron en un contexto donde la violencia era sostenida por los sucesivos gobiernos como un medio válido para imponer la voluntad sobre el otro, más allá de que también fue naturalizada por nuestra cotidianidad. Pero la única manera de neutralizarlos será transformar a la gran mayoría de los ciudadanos en guardianes de la paz. Esto no va a ser fácil, pero tampoco resultará imposible. Hoy se percibe que la mayoría de la gente quiere dejar atrás el conflicto, aunque no se comparta el modo propuesto para solucionarlo.

-En su libro, el personaje de Ora necesita de Abram para salir adelante... ¿No es ésta una metáfora de que Israel necesita también de la ayuda de otros países y culturas para lograr su estabilización y desarrollo?
-Creo que necesitamos, en forma urgente, diría, ser ayudados por el exterior, siempre que sea de una forma responsable. Con esto me refiero a que no nos hace bien un apoyo como el del gobierno de George W. Bush, que trataba a Israel como una potencia militar que debía ser constantemente reforzada. Trataba un problema que involucraba a dos partes como si hubiera habido sólo una. El conflicto palestino-israelí no es un partido de un Mundial de Fútbol, donde se debe apoyar a un equipo e hinchar en contra del otro. Aquí la resolución de la situación pasa por apoyar a dos bandos. Porque los necesitados, insisto, también son dos.

-Entonces Ora, esa mujer tan sensible que es el eje de su historia, ¿busca de algún modo reflejar a Israel?
-Puede resultar curioso, pero aunque yo no la concebí con esa intención, los lectores, especialmente los no israelíes, suelen encontrar en este personaje varios puntos en común con mi país. Ora es, ante todo, una mujer que como tal cuenta con una composición más sensible. Como personaje, me ha permitido describir la realidad de mi país desde el nivel social y familiar. De hecho, soy un ferviente admirador de las mujeres y de su modo de ver la vida, a tal punto que me considero un padre muy maternal en mi relación con mis hijos. Pero, más allá de esto, yo elegí a Ora porque sólo una mujer puede rebelarse contra el funcionamiento del ejército, que ve la fatalidad como parte de su juego cotidiano. Ella, al dejar el hogar y ponerse en marcha, se atreve a desafiar a esta presentida fatalidad, en una actitud que, creo, es más difícil de esperar de un hombre.

-¿Cree que su literatura podrá aportar su "granito de arena" en favor de la causa pacifista?
-Creo que la escritura no nos salva como especie, pero en un escenario tan hostil y difícil de comprender sin duda nos resignifica. Aunque los cohetes y las bombas sean imposibles de evitar, si nos entregamos a ellos, como sucede a menudo con mucha gente, es muy fácil que nos transformemos en fundamentalistas. En mi caso, yo tuve que apelar al límite de mis fuerzas y a la determinación para poder salir adelante y llegar a aceptar, por esta misma experiencia, que las palabras no nos protegen de las balas y, al mismo tiempo, que el dolor es parte de la vida. Esto último es lo más difícil de entender. Pero cuando lo logramos, es lo que nos permite seguir viviendo.

adnGROSSMAN
Escritor comprometido
Nació en Jerusalén, donde tiene su casa, en 1954. Traducido a más de 25 idiomas, es uno de los escritores israelíes más reconocidos, junto a Amos Oz y A.B. Yehoshua. Estudió filosofía y teatro en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Ferviente activista por la paz, es autor de La sonrisa del cordero, El viento amarillo, Tú serás mi cuchillo y Escribir en la oscuridad, entre otras obras.

SANTIAGO KOVADLOFF: "ARGENTINA TIENE UNA ENORME DIFICULTAD PARA GENERAR VALORES PERDURABLES"

La Gaceta, Tucumán, Argentina, Viernes 23 de Abril de 2010
El poeta bucea distintos tópicos en una charla con LA GACETA.






En el Día Mundial del Libro, LA GACETA le ofrece una entrevista con el ensayista y poeta Santiago Kovadloff. Durante la charla con Daniel Dessein, integrante del directorio de LA GACETA S.A., el miembro de número de la Academia Argentina de Letras y correspondiente de la Real Academia Española, reflexiona sobre el culto de lo efímero, el valor de la palabra y el rol la oposición, entre otros tópicos. Lea el reportaje completo en LA GACETA Literaria del domingo. LA GACETA ©
NOTA DE CLAVE 88: MAÑANA 25Abr10 NOTA COMPLETA CON DON SANTIAGO KOVADLOFF EN EL SUPLEMENTO LITERARIO DE LA GACETA.

COMENTARIODE UN LECTOR

Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "EL DÍA DEL LIBRO, ENTRE JOHANNES GUTENBERG Y STEVE...": Me quedé pensando en esta nota y vengo justo de yenny y veo los precios de los libros y pienso que quizás con la suba del papel lo mejor sérá tener un aparato tan revolucionario como el ipad, el precio del papel se dispara, eso también por otro lado hace que la gente lea cada vez menos. Pero a los que nos gusta disfrutar de una buena lectura es tan importante tener el libro entre nuestras manos, habrá que esperar más tiempo para ver que sucede en realidad, muy buena la nota.
Publicado por Anónimo para SUPLEMENTO CULTURAL DE CLAVE 88 a las 23 de abril de 2010 18:58

viernes, 23 de abril de 2010

BIBLIOTECAS DE ORIENTE MEDIO SE REÚNEN EN CÓRDOBA PARA COORDINAR SUS SISTEMAS

ADN.es, Córdoba, España, 23Abr10
EFE
Nota deClave 88: para más información sobre el mapa de Oriente y sus distintas denominaciones hacer clic aquí.


Los especialistas en bibliotecas, centros de documentación y archivos relacionados con el mundo árabe se reúnen desde hoy en Córdoba en la XXXII conferencia anual MELCom Internacional con el objetivo de coordinar mejor sus sistemas de organización, accesibilidad, tecnología y temática. Esta conferencia internacional, que congrega a profesionales de países como Francia, España, Turquía, Egipto, Reino Unido, Estados Unidos y Argelia que trabajan en centros especializados con materiales en árabe, persa y turco, se ha convertido en un foro de encuentro donde se darán a conocer las últimas tendencias profesionales, los proyectos de colaboración entre distintas instituciones y la formación de colecciones.
La directora general de Casa Árabe en Córdoba, Gema Martín, ha informado en declaraciones a los periodistas de que la Casa Árabe forma parte de esta reunión del MELCom Internacional (Middle East Libraries Comité- Asociación Europea de Bibliotecarios de Oriente Medio) gracias al centro de documentación y mediateca con la que cuenta la Casa Árabe-Instituto Internacional de Estudios Árabes y del Mundo Musulmán (IEAM) y que es una "joya única en toda España". Martín ha destacado que este encuentro, que engloba conocimiento, saber y relaciones internacionales, coloca a Córdoba y a España en el gran mapa internacional y "contribuye a reforzar" esa dimensión internacional e intercultural que caracterizó a la capital cordobesa y "la seguirá caracterizando" durante muchos años más.
Los temas que se van a debatir en el MELCom Internacional están relacionados con el funcionamiento y desarrollo tecnológico de bibliotecas, centros de documentación y mediatecas relacionados con el mundo árabe para tratar de "unificar y conocer" distintas experiencias y "ponerlas al servicio" del conocimiento y del saber. La sesión de trabajo de hoy ha contado con la participación de profesionales del sector bibliotecario pertenecientes a la Universidad de Constantina, de la Academia de las Ciencias de Viena, de la Academia Nacional de las Ciencias de Azerbaiyán, de Londres, Alemania y Francia, además de representantes españoles.
Martín ha lamentado que debido a la erupción del volcán de Islandia y la posterior nube de cenizas que ha invadido el espacio aéreo europeo, a los participantes residentes en dicho continente les ha sido "imposible" venir debido a que los aeropuertos continúan cerrados, lo que ha provocado un descenso del 30 al 40 por ciento en el número de participantes.
Por su parte, el presidente de la Diputación de Córdoba, Francisco Pulido, ha agradecido a la Casa Árabe que convierta a Córdoba en un espacio de "encuentro, diálogo, reflexión e investigación". "Precisamente que la capital cordobesa acoja la 32 conferencia de MELCom Internacional significa que nuestra ciudad retoma lo que fue, esa gran biblioteca y ese gran puente de entendimiento y reflexión entre Oriente y Occidente", ha recalcado el presidente de la Diputación. Los participantes del encuentro anual, el segundo celebrado en España, que visitarán la Mezquita-Catedral y Medina Azahara, concluirán su cita el 22 de abril.

domingo, 18 de abril de 2010

EL DÍA DEL LIBRO, ENTRE JOHANNES GUTENBERG Y STEVE JOBS



La Gaceta, La Gaceta Literaria, Tucumán, Argentina, 18Abr10
El próximo viernes se celebra el Día Mundial del Libro, en un año en que la iPad amenaza con revolucionar la lectura. Mientras tanto, el mercado editorial tradicional goza de buena salud. En 2009 se editaron 75 millones de libros en la Argentina. Santiago Kovadloff, Carlos Floria, Abel Posse, James Neilson, Carlos Abrehu, Federico van Mameren, Roberto Cortés Conde y Guillermo Jaim Etcheverry, entre otros, bucean dentro del océano de novedades y nos recomiendan los libros que merecen ser leídos.

Tantos libros, tan poco tiempo

Son 20.300 los títulos que se imprimieron en la Argentina durante 2009. Si leyéramos cuatro por semana, necesitaríamos un siglo para leerlos a todos. ¿Cuáles son los libros que merecen ser leídos dentro de ese mar de novedades que nos inunda todos los años? ¿Cuáles son los títulos que se nos escaparon y que deberíamos rescatar? Eso le preguntamos a un grupo de nuestros colaboradores que tiene una estrecha vinculación con los libros y con la escritura. En las páginas 2, 3 y 4 encontraremos detalladas sus preferencias literarias, un conjunto que constituye una valiosa guía de lectura.

¿Este año empezará a cambiar la forma de leer?
Quizás el año 2010 sea recordado como el año de la iPad.
La enorme cantidad de unidades vendidas y las proyecciones comerciales de este sofisticado dispositivo recientemente presentado por el gurú informático Steve Jobs, han llevado a algunos analistas entusiastas a sugerir que los instrumentos de lectura ideados entre las tabletas de arcilla en las que se conservan las primeras muestras de escritura y las tabletas electrónicas que hoy está vendiendo la empresa Apple, pueden terminar pronto en museos similares a los que exhiben las piezas arqueológicas sumerias.
Pero lo cierto es que el presente de los libros derivados de la imprenta que inventó Gutenberg es innegablemente próspero.
En el mundo se edita un nuevo título cada medio minuto, el mercado editorial facturó más de 100.000 millones de dólares en 2009 y un solo autor, Dan Brown, el año pasado vendió más copias de su última novela que los iPads que Apple estima vender en todo 2010.
El próximo viernes se celebra el Día Mundial del Libro. La fecha fue elegida por la Unesco en conmemoración de las muertes de Cervantes, de Shakespeare y de Garcilaso de la Vega, que ocurrieron el 23 de abril de 1616.
En ese año se publicaban en el mundo cerca de 2.000 títulos y se discutía si la proliferación de libros constituía un obstáculo para el conocimiento en lugar de un puente hacia él. Elegir lo valioso, desde entonces, fue una tarea cada vez más necesaria y, paralelamente, más compleja. Hoy se edita anualmente un número de títulos 500 veces superior a los de 1616.
En los últimos años el mercado editorial recibió noticias turbulentas. Google anunció su plan de digitalizar todos los libros del mundo (ya lo hizo con unos 10 millones de títulos), un proyecto que, por un lado, parece hacer realidad el sueño de la Ilustración (una ilimitada república de las letras) o la biblioteca de Babel que imaginó Borges; y, por otro, se asimila al mundo papirofóbico de Farenheit 451, la novela de Ray Bradbury.
En 2007 irrumpió el libro electrónico Kindle, un novedoso dispositivo con tinta electrónica (genera un efecto muy parecido al que produce la real) que permite leer casi 400.000 títulos (la última Navidad se vendieron casi 10 millones de unidades del Kindle). El año pasado Amazon, la tienda virtual más grande del mundo, anunció que estaba vendiendo más libros digitales que físicos (la venta de libros electrónicos creció casi un 200% en Estados Unidos durante 2009).
Pero, sin dudas, la iPad (que el día de su aparición en el mercado se vendió junto a 250.000 libros electrónicos) representa un peligro mayor para el mundo editorial.

Es una computadora de 24 centímetros de alto, 19 de ancho y 1,3 de espesor. Pesa 680 gramos (casi el doble que un libro convencional), puede almacenar más de 1.000 títulos y el modelo más barato se vende en 499 dólares. Tiene una pantalla sensible al tacto que simula el movimiento de las hojas de papel. Pueden comprarse títulos digitales que son más baratos que sus versiones en papel y el dispositivo cuenta con herramientas informáticas muy útiles, como un buscador de palabras.
¿Este dispositivo enterrará a los libros convencionales en el olvido? Toda respuesta categórica es hoy prematura y la pregunta, en todo caso, no es sustancial.

Las grandes preguntas
Probablemente la lectura de libros se lleve a cabo, durante varios años más, en soportes distintos. Ya veremos si los nuevos dispositivos electrónicos generan un cambio radical de hábitos en el largo plazo. Pero lo central no es el soporte (digital o impreso) sino el contenido. Lo inquietante en esta época de transformaciones vertiginosas es si lo que se acerca es, más que el fin del libro convencional, la desaparición de una forma de leer. En una sociedad fascinada por la velocidad, por la imagen y por la interactividad, ¿sigue habiendo lugar para los textos que exigen atención, para lo que nos proponen un esfuerzo intelectual? ¿Tendrán lectores las grandes novelas, las que revolucionan la manera de narrar, las que modifican el alma de los lectores? ¿Qué pasará con los ensayos profundos, los que cuestionan la realidad y nos brindan ángulos novedosos para interpretarla, o los que la modifican? ¿Y cuáles son esas obras imprescindibles, esas agujas que debemos distinguir dentro del pajar bibliográfico? Estas son las preguntas que deberemos responder.
© LA GACETA

LA DIRECCION

Los libros más recomendados por nuestros colaboradores en 2009
1) Purgatorio, de Tomás Eloy Martínez
2) Son memorias, de Tulio Halperín Donghi.
3) Un hombre en la oscuridad, de Paul Auster.
4) La casa de Dostoievsky, de Jorge Edwards.

sábado, 17 de abril de 2010

ASEDIO AL MISTERIO Y LA AVENTURA

La Nación, ADNCultura, Buenos Aires, Argentina, 17Abr10
En 700 páginas Arturo Pérez-Reverte logra su obra más ambiciosa: un impactante fresco de la Cádiz sitiada por los franceses en 1811. Asesinos seriales, detectives siniestros, damas de sociedad, científicos, taxidermistas y corsarios se encuentran en una novela total que recuerda a Balzac y que refleja la amarga y heroica mirada del autor sobre el mundo
Por Adrián Sack


Para LA NACION- Madrid, 2010
La celebridad persigue a Arturo Pérez-Reverte. Mientras un ejército de siluetas promocionales de cartón con su imagen impresa a todo color se ha asentado en las más importantes librerías madrileñas, la creciente legión de fanáticos de su obra acaba de izar el estandarte de su nueva novela, El asedio (Alfaguara), al tope de la lista de best sellers en España. De hecho, quien se encuentra acosado en estos días es el propio escritor: los periodistas se agolpan para recibirlo como a una estrella de cine en su incesante gira por ciudades y pueblos de toda la península. Sin embargo, el creador del capitán Alatriste no se muestra dispuesto a ofrecer resistencia en esa guerra de la que no le interesa salir ni vencedor ni vencido. Hoy, las energías y las municiones del escritor parecen estar reservadas para la batalla que sí ha elegido: el combate, a través de la escritura, contra el tiempo y la crueldad humana.

En El asedio , Pérez-Reverte enhebró cinco historias diferentes en una sola novela de 725 páginas en la que no hay tema revertiano que permanezca sin ser abordado. La acción se desarrolla en la Cádiz pujante y liberal de principios del siglo XIX, con una España que lucha por su libertad mientras, del otro lado del Atlántico, América lo hace por la suya. En aquellos días convulsionados, en medio del fuego francés, una serie de mujeres jóvenes aparecen brutalmente asesinadas. Alrededor de esos misteriosos crímenes, el escritor despliega una serie de personajes inolvidables: un policía corrupto y violento, una rica heredera gaditana, un corsario de pocos escrúpulos, un taxidermista misántropo y un guerrillero de buen corazón.
En un clima de fin de época, que tuerce dramáticamente el destino de los personajes, suena el ruido de metales en el fragor de la lucha, nacen romances prohibidos y se tejen traiciones en cantidad, mientras el relato avanza sin pausa. El escritor puso en juego todo su oficio para narrar una historia que él mismo define como "sentimental, policíaca, científica, aventurera y de espionaje al mismo tiempo", pero, por sobre todas las cosas, "repleta de guiños" hacia sus lectores más fieles. La elección de la Cádiz de 1811 como escenario es una de las decisiones que vuelven aún más particular esta novela, donde el autor de La tabla de Flandes , uno de los escritores españoles vivos más queridos por los lectores, plasma también sus más recientes percepciones del mundo y de la vida.
-Me incliné por Cádiz porque esa ciudad es un barco que está sometido a los vientos, a las mareas, y en ese momento estaba soportando el asedio de las fuerzas francesas -dice Pérez-Reverte, que conversa con adn cultura en un hotel céntrico de la capital española-. Además, Cádiz era la única ciudad europea de España en aquella época; es decir, la única que tenía elementos en común con Manchester, Liverpool, Baltimore, Róterdam o Hamburgo. Una ciudad donde quien mandaba no era ni un rey fanático, ni el clero, ni la aristocracia, sino su clase comercial, un sector social que viajaba, que leía, que hablaba idiomas y que hacía de Cádiz una ciudad moderna. Por otra parte, allí se terminaba el mundo de América y comenzaba un mundo nuevo, incierto, que ponía en crisis al anterior, que se perdía inevitablemente.

-¿Qué imágenes y qué vivencias dieron luz a cada una de las tramas que componen El asedio?
-Las primeras imágenes de este libro se remontan al momento en que traduje la Ilíada y la Eneida en el colegio. Fue allí donde abracé la idea de la ciudad como refugio y territorio hostil, donde basta poner un caballo de madera dentro para que todo se transforme en una trampa mortal. Esa idea que usaron los clásicos para formatear el disquete en la cabeza de cualquiera fue desarrollada por mí a través de mi labor de reportero, como corresponsal de guerra. Desde lo alto del hotel Sheraton de Beirut, por ejemplo, contemplaba toda esa tomografía urbana nocturna de rectas y curvas, que fotografié y que me dejó pensando. O en Sarajevo, que era un lugar donde había lugares buenos y malos, donde caía una bomba o no caía, donde la guerra cambiaba la ciudad y los corazones de la gente que la habitaba. La novela se ha gestado durante muchísimos años, con experiencias que de hecho han inspirado relatos de batallas que incluí en otras de mis novelas y que ahora constituyen la trama base de El asedio . Puedo decir, entonces, que es una trama que llevo conmigo desde hace cincuenta años.

-La fluidez de su escritura lleva a pensar que escribir no supone un esfuerzo para usted. ¿Lo es?
-Me es fácil imaginar, pero me resulta difícil escribir. Una novela como El asedio es muy compleja y apenas uno comienza a leerla, ya se da cuenta de que hay muchas tramas, niveles y oscuridades. Pero el lector es inocente, no tiene por qué pagar el precio de esa complejidad; es el escritor quien tiene que hacerse cargo de esa factura. Por eso yo intento que la escritura sea lo más llana y lisa posible para que el lector se mueva por ella con facilidad, como el artesano que hace un mueble, lo lija y le pasa la mano para que no quede ninguna astilla. Así escribí esta novela y así trato de escribir siempre, con el objetivo de lograr esa aparente lisura que, en verdad, lleva muchas horas de esfuerzo, disciplina y trabajo.

-¿Considera que la vida es demasiado breve para escribir tanto como usted quisiera?
-Hay dos tipos de escritor: el que dice: "Quiero escribir, pero no consigo darme cuenta de qué escribir", y el que dice: "Quiero escribir y no encuentro el tiempo para hacerlo". Eso demarca dos tipos de literatura. Y yo soy de este segundo y último tipo. Tengo muchas historias que contar: mi vida es una continua elección entre lo que alcanzaré a contar y lo que morirá conmigo. Hay historias que viven conmigo y se transforman en novela, y otras que jamás llegan a fraguar. Soy alguien con mucho por contar, aunque ahora tengo ya 58 años y por más larga vida que me quede, no sé cuántas novelas podré escribir, tal vez cinco o seis más, así que tengo que elegir con mucho cuidado lo que hago y lo que no hago, porque lo que no haga ya nunca más lo haré, y en lo que sí decido hacer me puedo equivocar.

Vivir, leer, imaginar
Pérez-Reverte no duda en confirmar el estrecho vínculo que existe entre sus propias experiencias y su obra, aun cuando se muestra reacio a revelar detalles de esas correspondencias. "Un novelista es producto de una sedimentación de vida; uno escribe sobre la base de lo que ha vivido, leído e imaginado. Yo no soy un escritor de barra de bar o de teoría de café, sino un escritor tardío que demora mucho tiempo en escribir porque ha pasado buena parte de su tiempo viviendo. Por eso mi novela tiene una mirada compleja, a veces dura, a veces cruel, ya que parte de mi vida. Javier Marías y yo, que somos grandes amigos, siempre decimos que somos dos chicos que en el colegio habíamos leído los mismos libros, con la diferencia de que él quería leerlos y yo, vivirlos", explica.

-¿Está también El asedio ligada a su propia experiencia y a sus preocupaciones?
-Yo sé que mi tiempo se termina, como el de todos, y hay asuntos que quiero resolver, dolores que quiero calmar, serenidades que quiero conseguir, insultos que quiero proferir y blasfemias que quiero gritar. Escribir es una forma magnífica para canalizar todo aquello de una manera serena, y novelas como ésta, amplias, complejas y caudalosas, me permiten liquidar varios aspectos a la vez. Es una novela que tenía que ser larga porque debía resolver, de una sola tajada, muchos de los problemas personales que tengo.

-¿Cuál sería el más grave de esos problemas?
-Pues el más grave y el único es la implacable crueldad del universo, que es lo que hace posibles hechos como el terremoto de Haití, el hundimiento del Titanic, la Guerra de los Balcanes o el hecho de que un sinvergüenza viole a una mujer y después la degüelle. Yo, al respecto, tengo una teoría, y es que el hombre no es culpable de todo esto, ya que sólo es un instrumento que responde a un juego cruel que se llama vida. Cuando uno observa, como yo lo he hecho, la crueldad del ser humano, el dolor frío del cosmos, la tremenda crueldad de la naturaleza, uno siente una rebelión y una angustia terrible que lo hacen buscar culpables. Es entonces cuando uno mira para arriba buscando a un Dios al que insultar. Pero llega un momento en el que no se ven dioses y a uno le sucede lo mismo que a Ulises, cuando regresa de Troya, que ya no encuentra dioses en los que creer o confiar. Y eso atormenta a cualquiera.

-¿Escribir es una solución al problema... o tan sólo una manera de sobrellevarlo?
-Escribir es una forma analgésica de asumirlo, de aceptar las reglas del juego, ya que esto, después de todo, es como el ajedrez, donde el peón come al alfil y la torre, a la reina. Entonces, cuando lo asumo, ya no busco un dios al que matar, ni un hombre al que culpar, ni un Pinochet al que sentar en el banquillo. Es una buena forma de consolarme... y ahora que estoy en la etapa final de mi vida, aunque ojalá me falte mucho, la verdad es que quiero morir con serenidad. Aceptar que éstas son las reglas y que todo el sufrimiento que he visto forma parte de ellas. No se trata de resignarse, claro, sino de asumir el hecho. Cádiz también me sirvió para desarrollar una teoría que pensé hace algún tiempo, que tiene que ver con la idea de que los hispanos y los latinos en general nos hemos equivocado de Dios. Esto ocurrió en Trento, en ese concilio de donde parten la Reforma y la Contrarreforma. Ahí Europa tuvo que elegir entre dos tipos de Dios: o bien aquel encerrado, turbio, de sacristía e inquisidor, fanático, dictatorial, sombrío y triste de la religión católica, o bien el Dios abierto, moderno, que permite hacer comercio, que deja que haya usura si es honrada y que permite que los libros se publiquen y las ideas discurran.

-¿Se considera un admirador del Max Weber de La ética protestante y el espíritu del capitalismo, entonces?
-Claro. Nosotros nos hemos equivocado al elegir al Dios reaccionario, que nos ha tenido esclavizados durante todos estos siglos y que todavía nos sigue teniendo así. Esa apuesta, en mi opinión, la perdimos... y Cádiz fue diferente respecto de España en este sentido, porque parece tener al Dios nórdico, abierto y liberal. Por eso, cuando manejaba todos estos textos, sentí una tristeza profunda, porque una vez más confirmaba que en esta elección España se había equivocado, y que todavía seguimos pagando ese precio.
En El asedio , la mirada de Pérez-Reverte hacia la religión y hacia lo políticamente correcto se encarna en la figura de Rogelio Tizón, un investigador policial habituado a la tortura y la extorsión que debe hacer pie en un mundo donde sus métodos entran progresivamente en contradicción con los valores basados en los derechos que la modernidad predica. "Una novela no es un juicio moral -dice el escritor-. Un novelista no tiene por qué compartir ni la ética ni la estética de sus personajes. Un novelista cuenta historias. El personaje de Tizón me llevó a moverme en la mente de alguien para quien la violencia, la tortura, la inmoralidad y la corrupción representan una forma de vida tan natural como respirar. Mi desafío narrativo, en su caso, fue tratar que el lector, a lo largo de una larga historia, pudiera llegar a identificarse con un terrible hijo de puta como él. Es decir, aposté a la duda acerca de hasta qué punto nosotros mismos tenemos también ese lado oscuro de crueldad que tiene este policía de principios del siglo XIX; quizá no poseemos su cara exterior pero sí, dentro de nosotros, ese conjunto de pensamientos que no llegamos a confesar."

-No resultaría difícil situar a Tizón en el siglo XX e incluso el XXI... -Sí, y de hecho mi otro desafío es el de saber cómo un policía tan acostumbrado a la violencia y a la brutalidad se tiene que enfrentar a ese nuevo mundo de modernidad; cómo ve llegar la democracia y cómo reacciona. En algún punto, también nos sentimos Tizón y también actuaríamos como él. Claro que yo, y la gran mayoría de nosotros, no usaría la tortura como método. Pero... ¿qué pasaría si te dejan en una habitación con quien ha violado a tu hija y tienes una navaja en la mano? Yo no lo sé... pero ahí está lo inquietante de estas preguntas y este personaje.

Sangre caliente
Pérez-Reverte no oculta su preocupación por el avance del comportamiento "políticamente correcto" en la sociedad globalizada. "La corrección política proviene de un desborde de la hipocresía anglosajona -dice-. Los pueblos de ese origen nunca les han querido dejar ni un hueco de poder a las naciones que invadieron, y por lo tanto, han exportado esa hipocresía política y social a todas partes. Lo más terrible es que Europa, que ha sido referente moral de todo el mundo, que ha impulsado la revolución ilustrada, que ha sido ejemplo en el mundo del respeto a los derechos humanos, se está plegando de una manera vil y cobarde a todas aquellas normas de etiqueta que provienen del mundo anglosajón. Yo entiendo que en países como Alemania y Holanda, de sangre fría para lo bueno y para lo malo, esas ideas arraiguen con más facilidad. Pero que países de sangre caliente, como España, Italia, Portugal o la Argentina, se plieguen a toda esa mierda es algo que no puedo entender. Estamos siendo colonizados también psicológicamente por esa banda de gilipollas."
Otro elemento característico en la obra del autor de El club Dumas es su interés por construir personajes femeninos fuertes e independientes, pero ajenos al feminismo combativo tan defendido, por ejemplo, por el actual gobierno socialista español, la literatura exprés o el statuo quo hollywoodense. La más reciente manifestación de este arquetipo de mujer es Lolita Palma, una joven que también debe desafiar las convenciones de su época y arremangar su espíritu para ser aceptada por un entorno masculino con el que no parece entenderse del todo.
-Hay muchos tipos de mujeres en la literatura y todas son honorables, incluso las putas. Excepto Madame Bovary, que era idiota y a quien nunca he podido respetar ni sentir por ella la mínima simpatía... era una estúpida que merecía su final. Pero fuera de este caso, hay muchas que me encantan. Amo a la Milady de Winter de Los tres mosqueteros , o a las chicas de Jane Austen, por ejemplo.

-¿Siente predilección, entonces, por las mujeres de personalidad fuerte? -Con todo respeto hacia las otras, una mujer tiene que ser así: cuando los indios asaltan el fuerte, hay dos tipos de mujer en su interior. La que se echa a llorar sobre los brazos del héroe o la que toma el rifle y se pone a disparar por la ventana. Y a mí, por la vida que he llevado, me gusta más la que se pone a disparar por la ventana, la que es capaz de pelear en un mundo hostil. Desde este punto de vista, la mujer que lucha en un mundo de hombres me parece que es el último gran héroe moderno.

-¿No corren el riesgo de confundirse con los hombres? -A diferencia del hombre, que puede caer varias veces y luego levantarse, la mujer es derrotada una sola vez, porque cuando es derrotada, es aniquilada. La mujer en territorio enemigo no puede permitirse derrotas parciales, es una luchadora absoluta. Y en mis obras así son las mujeres, que son las que amaré por siempre. Fue la Reina del Sur, la Adela Otero de El maestro de esgrima , la Tánger Soto de La carta esférica ... y ahora pasa lo mismo con Lolita Palma en El asedio . Son todas distintas y están evolucionando... pero pertenecen a la misma familia, digamos.

-¿Se puede hablar de una "mujer actual" en su obra? -Las mujeres en mis obras no son anacrónicas ni implantadas. Detesto esas novelas que tienen personajes feministas en el Medioevo, por ejemplo, o anarquistas en la corte de tal o cual rey, porque eso es lisa y llanamente una mentira. Lolita Palma es una mujer en un mundo de hombres, sí, pero es moderna del modo en que ella puede serlo. Es una heroína revertiana, sin duda, porque está en los cánones de lo que pueden ser mis heroínas.

Historia y literatura
Otro tema que apasiona a Pérez-Reverte es la historia. Algunos medios españoles lo consideran un "Benito Pérez Galdós del siglo XXI", pero el escritor disiente. "Por favor, eso nunca podría ser así -dice-. Pérez Galdós está en mi memoria genética y es un escritor fundamental del siglo XIX. Pero yo no lo reescribiría, ya que además de ser una tarea imposible, sería estúpido."

-En la época en que usted ubicó su novela, había vientos de independencia del otro lado del océano. ¿Qué piensa de los bicentenarios que se celebrarán en América latina?
-Espero que el Bicentenario no se limite, en América y en España, a darnos besos y a decirnos a nosotros mismos: "Qué bien que lo hicimos, qué bien que luchamos por la independencia". Tenemos que recordar que la independencia la hicieron las familias criollas poderosas y que el pueblo estuvo fuera de ellas. El pueblo puso la carne de cañón, las fosas comunes, la carne de matanza... pero el pueblo siempre estuvo lejos del poder, y lo sigue estando doscientos años después.

-¿Hay motivos para festejar?
-Lo que celebraremos es que hace doscientos años un grupo de familias criollas se independizaron y dejaron de pagar impuestos a la metrópoli, para quedarse ellos con todo lo recaudado. Pero la injusticia, la incultura del pueblo, la demagogia y la falta de democracia siguieron en América y continúan todavía hoy. El Bicentenario no liberó a los americanos, porque, ¿en qué ha cambiado la situación de un indio peruano o boliviano?
Más allá de la devoción que le despierta la historia como disciplina, Pérez-Reverte expresa sus dudas respecto del auge de la novela histórica, un género al que, aclara por las dudas, El asedio no pertenece. "Hay magníficos historiadores que son torpes novelistas y excelentes novelistas que son torpes historiadores -dice-. El tema de la novela histórica es hacerla bien. Pero el novelista tiene una osadía que el historiador no puede permitirse. Un historiador nunca podría haber escrito Los idus de marzo , de Thornton Wilder, una novela extraordinaria donde se manipula por completo la historia de Julio César y su asesinato. Aunque se trata de un género muy ambiguo, porque bajo el rótulo de ´novela histórica´ hay también mucha basura. Como sucede con cualquier género, si se toca bien, está bien, y si se lo hace mal, está mal."
Sin embargo, para Pérez-Reverte no todo es historia. En los anaqueles de las librerías españolas también se puede paladear lo mejor de su pasado reciente en su calidad de exquisito periodista de nuestros días. Cuando éramos honrados mercenarios recopila una selección de artículos publicados durante 16 años en 28 diarios españoles en los que, según describe, hizo un "ajuste de cuentas semanal muy duro, agresivo y políticamente incorrecto"; es decir, una suerte de ejercicio periódico de auténtica catarsis revertiana.
Pero el escritor no descansa.
-Estoy trabajando en un episodio nuevo de Alatriste. Prometí escribir ocho o nueve y ya llevo seis publicados, por lo que tengo que cumplir con mi promesa. Hay lectores que sólo leen Alatriste -admite tras un suspiro-. De hecho, un hombre mayor me dijo el otro día: "Oiga, déjese de esas mariconadas de novelas y escriba más de Alatriste, que es para lo que usted vale".
Por primera vez, Pérez-Reverte parece perplejo. Aunque quizá sea un juego suyo y en verdad no esté tan sorprendido por la legión de fieles seguidores que supo conquistar su más adorada criatura.

martes, 13 de abril de 2010

PORNO PARA CIEGOS


El Mundo, Madrid, España, 13Abr10
Efe | Londres
La fotógrafa canadiense Lisa Murphy es la artífice de 'Tactile Minds', una publicación pornográfica con imágenes en relieve de desnudos y descripciones en braille dirigida a ciegos y discapacitados visuales, según publica este lunes el diario británico 'The Daily Telegraph'.


Imagen del libro. | Lisa J. Murphy
El libro, que se puede adquirir por 150 libras (unos 170 euros), incluye 17 imágenes en relieve realizadas a mano que muestran, por ejemplo, a una mujer desnuda en una "pose de discoteca", unos "pechos perfectos" y un hombre a modo de "robot del amor".

La fotógrafa, que tiene un certificado en gráficos táctiles del Instituto Nacional para Ciegos de Canadá, aprendió a crear imágenes táctiles de animales utilizadas para los libros de los niños con discapacidades visuales

Un trasero en relieve. | Lisa J. Murphy
Murphy explicó que con este libro no ha hecho más que llenar un "nicho de mercado" ya que, según dijo, "no existen libros con imágenes de desnudos para adultos con problemas de visión".
"Se trata de un producto rompedor. 'Playboy' tuvo una edición con texto en braille entre 1970 y 1985, pero no incluía imágenes", afirmó Murphy, para quien "los ciegos han sido marginados en una sociedad saturada de imágenes sexuales".
Los relieves van acompañados de descripciones en braille que explican qué ropa llevan los protagonistas de las imágenes, para las que Murphy tomó como modelos a amigos ataviadoscon máscaras

lunes, 12 de abril de 2010

RECORRIENDO CARTAGENA CON JAIME GARCÍA MÁRQUEZ

La Gaceta, Literaria, Tucumán, Argentina, 11Abr10
El hermano del Premio Nobel guió a LA GACETA Literaria por los escenarios de El Amor en los tiempos del cólera.


De la muerte es de lo primero que hablamos con Jaime García Márquez, hermano del autor de Cien años de soledad, a quien encontramos en la sede de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, de la que es subdirector. La fundación, creada por el premio Nobel colombiano, está en una de las calles del casco histórico de Cartagena de Indias, en la misma cuadra en la que hace algo más de seis décadas funcionaba El Universal, diario que tenía en ese entonces a Gabriel García Márquez entre sus columnistas. Jaime viene del velorio de un amigo, al que ha faltado su célebre hermano, al igual que a todos a los que debía asistir, con excepción de uno. "En unas horas se hará el funeral -le dice a LA GACETA Literaria-, pero tenemos tiempo para recorrer la ciudad con el itinerario de Gabito".

Los comienzos

El amor en los tiempos del cólera, al igual que nuestra charla con Jaime García Márquez, empieza con una muerte. La de Jeremiah de Saint Amour, un fotógrafo antillano que se suicida en una casa que el autor de la novela ubica arriba del Portal de los Escribanos. Allí comienza nuestro recorrido, a metros de una de las paredes de la muralla de 11 kilómetros que rodea la ciudad. "Jeremiah está inspirado en un belga, amigo de mi abuelo, que vivía en Aracataca y que también se suicidó con un sahumerio de oro. En realidad todos los personajes, salvo el doctor Urbino, están basados en personas cercanas a Gabo. La historia de Florentino y Fermina, los protagonistas, deriva de los amores contrariados de mis padres", relata Jaime mientras caminamos por el Portal de los Dulces (el de los Escribanos en la ficción), el lugar al que Fermina Daza iba a comprar dulces, el mismo en el que rechaza a Florentino Ariza y en el que se inicia una espera que durará 51 años, nueve meses y cuatro días.
Poco después de ganar el Nobel, García Márquez planeaba abrir un diario en Bogotá junto con Tomás Eloy Martínez y Rodolfo Terragno. Cuando el proyecto había avanzado bastante, Gabo les comunicó a sus compañeros argentinos que debía abandonar el barco porque tenía la necesidad irresistible de escribir una novela. Les hizo una serie de entrevistas a sus padres y se encerró en su casa de Cartagena hasta que terminó El amor en los tiempos del cólera. "Mi padre trabajó como telegrafista, al igual que Florentino, y mi abuelo envió a mi madre a La Guajira para que se sacara el amor de la cabeza", dice Jaime y nos invita a seguirlo por la Calle de las Ventanas (la calle del Ladrinal en la realidad). En la novela, allí vive Tránsito Ariza con su hijo Florentino, el joven que se enamora perdidamente de una adolescente el día en que va a llevarle un telegrama a su padre. A esa adolescente le prometerá amor eterno y su padre se encargará de frustrar sus pretensiones para mantener latentes sus posibilidades de ascenso social y económico. El mismo propiciará el casamiento de su hija con el doctor Urbino, cuya muerte aguardará Florentino Ariza, durante casi toda su vida, desde el día en que ve a Fermina embarazada en la Catedral, que está a tres cuadras de su casa, de la calle por la que caminamos con Jaime García Márquez hasta llegar al Parque de los Evangelios. Ahí se sienta Florentino, frente a la casa de Fermina, fingiendo leer un libro de poemas a la sombra de los almendros, para ver a la mujer a la que nunca olvidará, prefigurando las cartas que habrá de escribirle.

"Cuando estaba metido en la novela, Gabito me pidió ayuda para escribir una carta de amor. Es imposible, le dije, yo no conozco de estructuras literarias. Eso no es necesario, me contestó y agregó: Para escribir una carta de amor solamente hay que estar enamorado", narra Jaime y, al mismo tiempo, nos señala la casa en la que su hermano instaló a su protagonista. En la fachada de la casa sobresale una puerta aparentemente inexpugnable, tanto para el turista como para los deseos de Florentino, que solamente parece poder abrirse a la imaginación de quien colocó detrás de ella un patio sevillano y a una adolescente que aprende a borrar de su memoria su primer amor.
Las campanas de una iglesia empiezan a sonar de la misma forma en que lo hacen el día en que comienza la historia de Gabo y la que recrea su hermano Jaime, el día en que mueren Jeremiah y el doctor Urbino, aquella mañana en que Florentino Ariza se presenta en la casa de la viuda en ciernes, Fermina Daza, para decirle que, después de 51 años, la sigue queriendo como siempre.
Cuando estaba terminando El amor en los tiempos del cólera, el libro de Gabo que cosechó más lectores y juicios laudatorios después de Cien años…, murió su padre, con quien acababa de reanudar su relación. A su entierro fue al único al que asistió en toda su vida: la muerte de su padre marcó a fuego la novela que estaba escribiendo.

Tocarle el timbre a Gabo
Llegamos al convento de Santa Clara, escenario principal de la novela Del amor y otros demonios, historia de García Márquez que gira en torno a una niña que es enterrada en una de las criptas del convento y que al ser exhumada, 200 años más tarde, tiene una cabellera de 22 metros y 11 centímetros de largo. "La niña nace sietemesina, con el cordón umbilical enrollado en el cuello y parece un renacuajo. El personaje se basó en mi propia historia. Así nací yo y mi mamá me salvó armando un cajoncito acolchonado, una especie de incubadora, con algodón extraído de un árbol que había frente a mi casa. Yo tendría que haber muerto, fui muy débil hasta los siete años y todo eso lo impactó mucho a Gabito. El tema de su primer cuento, La tercera resignación, es la muerte y también está inspirado en mi historia", cuenta Jaime al salir del convento. Y agrega que Gabo está, en ese momento, en la casa que está enfrente.
Gabriel García Márquez saltó del anonimato a la fama en Buenos Aires, en 1967, a raíz de la publicación de Cien años de soledad y de la difusión periodística que hizo Tomás Eloy Martínez desde la revista Primera Plana. En ese año, Gabo estuvo en nuestro país unos días y nunca más volvió. Muchos lo adjudicaron a sus supersticiones (al temor a regresar al lugar en donde "todo empezó" porque también allí todo podría terminar); otros, a su temor a volar. Pero Jaime ensaya una versión distinta: "Gabito asocia los lugares a las personas. Cuando Tomás Eloy se tuvo que exiliar de la Argentina, Buenos Aires, la ciudad en la que vivía quien era un verdadero hermano, perdió entidad".
Hace cuatro semanas, Gabo hizo su última aparición pública en un homenaje que organizó su fundación para su amigo Tomás Eloy, a quien él solía presentar diciendo: "este cuate es el mejor periodista de América latina". Allí abrazó a Ezequiel Martínez, uno de los hijo de Tomás y uno de los pocos periodistas al que le permitió acercarse con un grabador en los últimos 30 años. Para dejar las cosas en claro, Gabo publicó un artículo titulado Una entrevista, no gracias, en el que justifica su distancia frente a la prensa. De todos modos, estando al lado de su hermano, a metros de su casa y de él mismo, es inevitable hacer una pregunta aunque tome la forma de lance argentino:

- ¿Podemos verlo a Gabo? ¿Qué pasa si le tocamos el timbre?- Esta semana no -nos responde Jaime- pero en el próximo viaje sí. Hay que volver a Cartagena para ver a Gabo.

Y así termina nuestro recorrido por la ciudad de El amor en los tiempos del cólera, sospechando que la espera para ver a Gabo puede ser tan larga como la de Florentino Ariza. Pero también intuyendo que, aunque tengamos que esperar 51 años, nueve meses y cuatro días, un encuentro inverosímil, en Cartagena de Indias, siempre es probable.
© LA GACETA

LA DIRECCION

domingo, 11 de abril de 2010

INTELIGENCIA, EL REGRESO DEL COEFICIENTE INTELECTUAL

La Nación, Enfoques, Buenos Aires, Argentina, 11Abr10
Tras décadas de dominio psi, los más recientes estudios sobre conexiones neuronales, análisis genéticos e imágenes del cerebro han devuelto el estudio de las capacidades cognitivas al campo de la biología
Por Alejandra Folgarait


Foto: FOTOS: CORBIS / SHUTTERSTOCK - ARTE DE TAPA: SILVINA NICASTRO
La inteligencia es uno de esos tópicos en que la ciencia y la ideología se confunden, se arrasan o se ignoran. Como si fuera mérito propio y no azar de la naturaleza, cualquiera siente profunda satisfacción al ser englobado en la casta de los brillantes. Claro que definir qué es ser inteligente resulta mucho más complicado de lo que se asume al terminar con éxito un crucigrama, ya que en la definición se combinan análisis biológicos y psicológicos con cuestiones políticas, sociales y económicas.

Cuando el mes pasado el psicólogo Satoshi Kanasawa, de la prestigiosa London School of Economics and Political Science, se atrevió a plantear públicamente las conclusiones de sus estudios más recientes -que las personas más inteligentes son las que apoyan valores como el liberalismo político, el ateísmo y la monogamia masculina- reabrió la polémica sobre la cuestión. El estudio de Kanasawa, publicado por la revista Social Psychology Quarterly , toma a la inteligencia como una adaptación del Homo sapiens a los desafíos novedosos que se les presentaron a lo largo de la evolución. Que los hombres más inteligentes adhieran a la exclusividad sexual en vez de practicar la poligamia como otras especies es una expresión de inteligencia adaptativa de nuestros ancestros al entorno evolutivo, según este autodenominado "científico fundamentalista".
El psicólogo aclaró que "los individuos más inteligentes son mejores resolviendo problemas que resultan nuevos en un sentido evolutivo, pero no son mejores en resolver problemas más familiares evolutivamente, como aparearse, cuidar a la cría y mantener relaciones interpersonales".
Sí, es cierto, a veces, las aclaraciones oscurecen... Pero lo más importante del estudio de Kanasawa acaso no sean sus polémicas conclusiones sino su perspectiva. Que un psicólogo utilice categorías biológicas, como la evolución natural de las especies, para analizar un fenómeno que pertenecía hasta diez años atrás al mundo de la psicología tradicional es una provocación para el suceptible debate sobre las capacidades cognitivas. Pero lo cierto es que, hay que reconocerlo, el enfoque biologista es una tendencia cada vez más fuerte a la hora de explicar qué hace a algunas personas más inteligentes que otras.
Kanasawa apunta que los criminales son menos inteligentes que el resto de la población porque se vuelcan a preferencias más ancestrales a la hora de competir por los recursos para sobrevivir (el alimento y la pareja sexual). Esta afirmación, que hubiera despertado acusaciones de discriminación pocos años atrás, es hoy un punto de vista aceptado en la ciencia neodarwinista. En cuestiones de inteligencia, la biología cerebral parece haberle ganado el último round a la psicología de la mente y a la sociología de los comportamientos, que despuntó y ganó posiciones a partir del auge psi desde los años 70 y tuvo una nueva formulación, en los 80, con la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, fuente de inspiración de las postulaciones desarrolladas por Daniel Goleman en el best seller que lo llevó a la fama mundial en 1995, Inteligencia emocional .
Lo cierto es que la inteligencia siempre estuvo en medio de la polémica entre lo que viene dado por naturaleza y lo que se adquiere por educación, cultura y hasta voluntad. Aunque se diga que para ser inteligente basta con resolver ecuaciones o ser argentino, el debate renace una y otra vez a lo largo de la historia de los bípedos implumes. Lo nuevo, en todo caso, es este resurgimiento de la mirada biológica sobre la inteligencia después de décadas de dominio psi.

El boom de las neurociencias
En los últimos tiempos, la búsqueda de las raíces neurobiológicas de las capacidades cognitivas se transformó en una moda científica. Una catarata de estudios sobre el cerebro inteligente y las nutridas conexiones neuronales que muestran los genios inundó las revistas científicas. De la mano de imágenes del cerebro y análisis genéticos, la biología retomó en los últimos tiempos el control del campo de la inteligencia, que había quedado en un terreno ganado por psicólogos y analistas sociales. Incluso ahora existe la especialización en "neuropsicología". Muchos investigadores retomaron la idea básica que respalda a los tests de coeficiente intelectual: el factor "g". Descubierto en 1904 por el británico Charles Spearman para explicar la inteligencia desde un punto de vista medible, el factor "g" fue más tarde aplastado por el auge del psicoanálisis y la psicología social. Ahora vuelve por sus fueros.
Por ejemplo, la psicóloga Linda Gottfredson, profesora de Educación de la Universidad de Delaware, sostiene que los puntajes que se obtienen en las pruebas de coeficiente intelectual (CI) revelan el factor "g" y que este factor de inteligencia general está signado por la biología. Asumiendo que la inteligencia viene dada por naturaleza, Gottfredson insiste en que los puntajes de CI predicen correctamente el éxito, tanto en lo académico o profesional como en la vida. Obtener un alto puntaje en un test garantizaría así el futuro. Sin embargo, es precisamente la mezcla de la inteligencia con el éxito social lo que construye tanta polémica sobre las capacidades intelectuales humanas de ayer, hoy y siempre. El que no se equivocó nunca fue Woody Allen, quien solía decir que el cerebro era su segundo órgano preferido.
Como sea, el "factor g" ha sido también capturado en estudios recientes en imágenes del cerebro de personas mientras realizaban operaciones aritméticas, memorizaban algo o verbalizaban una situación. La corteza lateral del lóbulo frontal, sostienen los neurocientíficos, es decisiva para la inteligencia general. En consonancia con el auge biológico para analizar la inteligencia, nuevos estudios encuentran una íntima relación entre la genética y la brillantez. A diferencia de lo que se cree, a medida que los chicos crecen, la influencia de los genes se hace más notoria en su capacidad para resolver problemas, razonar y aprender nuevas cosas.
El psiquiatra Robert Plomin, del King´s College London, estudió 11.000 pares de mellizos (la mitad de ellos idénticos genéticamente, es decir, gemelos). Así llegó a la conclusión de que, en la infancia, las variaciones de la inteligencia están dadas por los genes en un 44 por ciento. Cuando llegan a la adulez, la genética es responsable del 66% de la inteligencia general que muestran las personas. Según Plomin, los chicos que tienen una inteligencia alta utilizan el ambiente que los rodea para aumentar sus capacidades cognitivas innatas. Se diría que la naturaleza no sabe de injusticias sociales y culturales. Por antipático que suene, concluyen los especialistas, algunas personas nacen más inteligentes que otras. ¿Para qué sirve la educación, entonces? "Para quienes llegan a la escuela con menores coeficientes intelectuales", alega Plomin.
En la vereda de enfrente de los biologistas, se ubican los que sostienen que el entrenamiento puede mejorar la memoria y, con ella, ciertos aspectos de la inteligencia. "Si bien hay quienes discuten que la inteligencia como capacidad pueda ser modificada, en la actualidad no cabe duda de que el rendimiento en diversas actividades intelectuales o cognitivas puede modificarse", afirma Facundo Manes, director del Instituto de Neurociencia Cognitiva (Ineco) que es una referencia mayor en la especialidad. Por su parte, la psicóloga y pedagoga Carla Sacchi, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Psicología Matemática y Experimental, subraya que la inteligencia es producto de la interacción entre los aspectos biológicos y las oportunidades existentes en una cultura. "El aprendizaje despierta una serie de procesos evolutivos internos, capaces de operar sólo cuando el niño está en interacción con las personas de su entorno y en cooperación con otros niños", enfatiza la investigadora del Conicet. Un niño malnutrido puede ver afectado su desarrollo intelectual durante la primera infancia, pero puede alcanzar luego una inteligencia normal o superior con estímulos adecuados del entorno.
La tendencia biologista, no obstante, continúa a toda marcha. No sólo llevó a algunos científicos a identificar genes vinculados con capacidades cognitivas sino también a asociar una variante de un gen ligado al colesterol con la inteligencia avanzada de ciertas personas. ¿No será mucho? No para quienes utilizan análisis genéticos o resonancias magnéticas con el objetivo de "leer" la inteligencia.
Recientes imágenes del cerebro de personas muy inteligentes muestran que sus conexiones neuronales, aun sin realizar ninguna actividad cognitiva, son más robustas que las del resto de la población. Exactamente lo mismo que se deducía del voluminoso lóbulo parietal de Albert Einstein: la clave reside en la conectividad y no en el "chip" de la computadora biológica de los genios.

Furor por medir
La medición del coeficiente intelectual floreció a partir de la primera década del siglo XX, cuando se desarrollaron los tests de Binet y de Weschler, que otorgan un puntaje a la realización de tareas visuales, verbales y numéricas en relación con la edad.
La aplicación de los tests de inteligencia a chicos y grandes se transformó en condición sine qua non para el ingreso a escuelas privadas, universidades prestigiosas y empresas que querían ser líderes. Al mismo tiempo, se utilizaron estos tests para discriminar a personas de diferentes razas y comunidades, a los que se comparaba estadísticamente con poblaciones blancas y bien nutridas. La eugenesia, como movimiento que intentaba evitar la mezcla de la clase intelectualmente avanzada con las poblaciones "inferiores", nació en Inglaterra de la mano del estadístico Francis Galton, un primo de Darwin que retorció las ideas del gran naturalista para aplicarlas a lo social. Siguiendo esta idea, se esterilizó a inmigrantes, personas de clase baja o sin educación. El nazismo fue la expresión más extrema de la política eugenésica. Pero sólo cuando las ideas freudianas calaron en el mundo occidental se empezó a cuestionar el uso exclusivo de tests para evaluar la inteligencia humana.
A partir de la década del 70, los tests de inteligencia fueron motivo de escarnio por dejar de lado la capacidad emocional y otros talentos de las personas. El psicólogo estadounidense Howard Gardner saltó a la fama a fines de los 80, cuando publicó su teoría de la multiplicidad de inteligencias. Después de trabajar con músicos y artistas que habían sufrido ataques cerebrovasculares, Gardner postuló que la inteligencia humana tiene hasta nueve componentes diferentes, incluyendo la inteligencia del movimiento corporal, la interpersonal y la intrapersonal.
Pero fue el psicólogo y periodista Daniel Goleman quien se hizo millonario explicando las ideas de Gardner en su libro La inteligencia emocional . Claro que, paradójicamente, la lucidez para manejar las relaciones afectivas no hubiera llegado mucho más allá de las listas de best sellers y la ola new age si no hubiera sido por el fervor de los neurobiólogos. El hallazgo de las bases neuronales de la inteligencia emocional convirtió a este concepto en algo medible a nivel cerebral. El estudio, realizado con ex combatientes de Vietnam, reveló que se puede conservar la inteligencia analítica pero tener dañada la capacidad para juzgar las emociones de los otros o para planear respuestas apropiadas a una situación. La inteligencia emocional, concluyeron los científicos estadounidenses, tiene un lugar diferente al de la inteligencia general o abstracta en el cerebro.
"Es importante señalar que el cerebro trabaja en red", advierte el neurólogo Manes, también director del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. "Cuando se realiza una actividad cognitiva, como tomar una decisión inteligente, se activan varias áreas cerebrales, nunca una sola." Lo importante, subraya la investigadora Carla Sacchi, es que "la afectividad estimula el desarrollo y la organización de las funciones cerebrales desde la más temprana edad, regulando los procesos cognitivos y emocionales". Ni los más estrictos científicos se atreverían hoy a decir que la inteligencia depende únicamente de la biología heredada. "Las pruebas que evalúan inteligencia han sido desarrolladas por una necesidad práctica y han demostrado ser útiles en algunas ocasiones pero no en todas. El humor, la sensibilidad, la creatividad son características que no miden los tests clásicos. Además, el ambiente, lo adquirido y aprendido durante el desarrollo de cada individuo, son clave. Es por eso que las definiciones y los tests sobre inteligencia siempre quedan chicos a la hora de relacionarlos con las acciones y decisiones de la vida real", subraya Manes.
Tal vez los valores liberales que imperan hoy en las sociedades modernas estén relacionados, como sostiene el polémico estudio de Kanasawa, con la evolución del ser humano. Pero nada es para siempre. Quién sabe qué preferencias o elecciones serán necesarias para sobrevivir mejor en mundos futuros.
De todos modos, ver al cerebro mientras procesa ideas y sentimientos, presentes y futuros, impresiona tanto como mirar a las estrellas. Hay tanto misterio allí afuera como en eso que hace a alguien ser inteligente.

¿Animales inteligentes?
El lenguaje, la tecnología y la capacidad simbólica de los seres humanos los ha diferenciado siempre de otros animales. Sin embargo, hay chimpancés que utilizan palitos para extraer la miel, aves monógamas que engañan a sus parejas, loros que hablan y monos que se miran al espejo, que socializan y que muestran cierta empatía hacia sus congéneres.
Más allá de la inteligencia que los dueños les atribuyen a las mascotas, cada vez resulta más difícil buscar una característica única para la especie humana. "Se está empezando a entender que la extraordinaria inteligencia del cerebro humano podría ser consecuencia de una combinación de propiedades que ya se encuentran en formas más básicas en primates no humanos, más que consecuencia de propiedades individuales", apunta el neurólogo Facundo Manes, director del Instituto de Neurociencias Cognitivas. A través de "saltos" evolutivos, el cerebro humano habría establecido mayores conexiones neuronales y una mayor inteligencia que el resto de los primates.

sábado, 10 de abril de 2010

EL FUTURISMO ATERRIZA EN BUENOS AIRES

La Nación, ADNCultura, Buenos Aires, Argentina, 10Abr10

FICHA. El universo futurista: 1909-1936 , obras del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto (MART), Italia, en Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929), hasta el 4 de julio. Curadora : Gabriella Belli. Comité asesor : Cecilia Iida, Cintia Mezza y Cecilia Rabossi. Producción: Beatrice Avanzi y Clarenza Catullo. Conservación : Teresa Gowland y Clarenza Carullo. Con el auspicio permanente de Tenaris / Organización Techint.

Monumental muestra en la Fundación Proa, con obras quevienen del Museo de Trento, dueño del mayor patrimonio futurista del mundo. Pintura,música, danza, fotografía, moda y objetos de un movimiento revolucionario cuyo efecto aún no ha terminado
Por Rodrigo Alonso


Para LA NACION - Buenos Aires, 2010
Por algún motivo difícil de precisar, la historia del arte nos ha legado una versión simplificada del futurismo, el movimiento artístico creado por Filippo Tommaso Marinetti en 1909. Los libros suelen datar su origen en los años previos a la Primera Guerra Mundial, e identificarlo con las producciones de poetas, pintores y escultores como el mismo Marinetti, Umberto Boccioni, Carlo Carrà o Giacomo Balla. Pero ésa es sólo una parte de la historia, como lo demuestra El universo futurista: 1909-1936 , la exposición curada por Gabriella Belli, directora del Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto (MART), que se presenta en la Fundación Proa.

El futurismo nació con un manifiesto, como la mayoría de las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX.
Allí, Marinetti arremetía contra las academias y los museos que ensalzaban el glorioso pasado italiano y paralizaban a los jóvenes creadores. Con prosa combativa, abogaba por la destrucción de la tradición y la celebración de la vida moderna, las máquinas, la velocidad y el dinamismo urbano. En una frase, hoy famosa, resumía esta postura estética: "Declaramos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras con su capó adornado con gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia ".
El futurismo tuvo diferentes etapas y protagonistas. Tras la publicación del manifiesto en París, cinco pintores se sintieron inmediatamente identificados con sus ideas: Umberto Boccioni, Giacomo Balla, Gino Severini, Carlo Carrà y Luigi Russolo. Ellos firmaron un Manifiesto de la pintura futurista en 1910, y se convirtieron en sus principales exponentes. En sus obras, plasmaron una serie de innovaciones formales que enarbolaron como aportes propios de la estética futurista: la representación visual del movimiento, la disolución de las figuras, la creación de líneas de fuerza compositivas, la interpenetración de los cuerpos plásticos. Boccioni extendió estos principios a la escultura, al abrir los volúmenes escultóricos al espacio circundante. Y Marinetti hizo lo suyo en el ámbito de la poesía, cuando propuso la independencia de las palabras de las normas de la gramática, el uso de las onomatopeyas y la variación tipográfica como medios para ampliar los sentidos: una escritura basada en las "palabras en libertad".
Sin embargo, el movimiento no se limitó a estos recursos, más bien tradicionales. En 1913, Luigi Russolo abandonó la pintura para dedicarse al sonido, e incorporó los ruidos maquínicos al campo de la música. Para esto, creó unos instrumentos especiales, los Intonarumori , y completó su tarea con la redacción del manifiesto El arte de los ruidos . Antonio Sant´Elia propuso una arquitectura futurista de conglomerados urbanos y edificios industriales, construidos con materiales novedosos y ligeros que reemplazarían la madera, la piedra y el ladrillo. Y los hermanos Arturo y Anton Giulio Bragaglia experimentaron con la fotografía y el cine, buscando nuevas formas de representación del movimiento y el dinamismo en los medios artísticos técnicos.
En 1915, Giacomo Balla firma, junto con el joven y entusiasta Fortunato Depero, el manifiesto Reconstrucción futurista del universo , que abre otra etapa en el desarrollo de esta escuela. En él se propone ampliar el campo de acción del futurismo a todos los aspectos de la cotidianidad: la moda, el mobiliario, la publicidad, la decoración, el diseño gráfico, el teatro, la danza y la cocina. Decenas de manifiestos apoyan esta nueva orientación que, en plena guerra, abandona momentáneamente los problemas exclusivos del mundo del arte para centrarse en la vida y la ciudad como ámbitos para la experiencia estética. Así, por ejemplo, la moda ya no se piensa asociada al individuo que la usa, sino como una intervención en el espacio público, y trajes exóticos y coloridos comienzan a poblar las calles a la manera de una verdadera performance urbana. Este costado vital del futurismo es el protagonista de la exposición que se exhibe en la Fundación Proa. Recuerda que el movimiento no se limitó, como a veces se piensa, a la producción conservada en los museos, sino que contempló además el cuestionamiento institucional que caracterizó a las vanguardias más relevantes de la historia del arte. Muestra también la capacidad irradiante del movimiento, que rápidamente encontró adeptos en todas las áreas artísticas, que se renovaron de manera singular.
Marinetti no sólo fue el padre del futurismo, sino también su gran promotor. A lo largo de su vida realizó incansables viajes para pregonar las máximas de su estética, desde Rusia hasta la Argentina.
(Nota de Clave 88: Para datos biográficos de Marinetti y texto del Manifiesto Futurista, clic aquí.)
En todas partes encontró adeptos y detractores. Sus aportes fueron fundamentales para la aparición y el desarrollo de escuelas y estilos, como el rayonismo ruso, el vorticismo inglés y el estridentismo mexicano.
Sin embargo, sería un error creer que el futurismo se reduce al pensamiento y a las proclamas de Marinetti. Aunque éste siempre ha sido una figura importante, la estética futurista se alimentó también del trabajo y la visión creadora de numerosos artistas, que muchas veces extendieron las ideas de su mentor mucho más allá de los ámbitos por él imaginados. El universo futurista: 1909-1936 evidencia ese enorme potencial creativo y las múltiples derivaciones que adoptó el movimiento a partir del núcleo fundador inicial. Incorpora la obra de algunos de sus protagonistas menos conocidos en la Argentina, como Enrico Prampolini, Nicolaj Diulgheroff o Tullio Crali, y obras fundamentales de su fase final, la "Aeropintura", que cobró vida hacia la década de 1930. Pero fundamentalmente, trae por primera vez a la Argentina la producción de una de las corrientes estéticas más originales e influyentes, sin la cual no es posible comprender, en toda su dimensión, la vanguardia artística del siglo XX.
© LA NACION
ACTIVIDADES EDUCATIVAS
Visitas para público general
Martes a domingos, a las 17; sábados y domingos, a las 15 y a las 17
Duración: 60 minutos.
Grupos de hasta 30 personas.
Martes para estudiantes y docentes
Se pueden consultar libros, catálogos, videos y material especializado, y se realizan visitas guiadas programadas.
De 11 a 19. Acceso libre con acreditación.
Visitas de estudio
Para profundizar en algunos aspectos del futurismo. Los viernes a las 16.
Duración: 45 minutos.
Visitas para escuelas y universidades
Grupos de hasta 30 alumnos, programadas con anticipación. Martes a viernes, de 9:30 a 13.
Duración: 60 minutos
Consultas y turnos: 4104-1041 / educacion@proa.org
OTRAS ACTIVIDADES
Coloquio internacional sobre futurismo italiano y latinoamericano
A fines de abril, un grupo de notables investigadores internacionales y de la Argentina confrontará, durante dos días, sus ideas sobre el futurismo italiano e internacional. En dos intensas jornadas de estudio, para estudiantes avanzados de la carrera de Artes e investigadores de las vanguardias. La información completa será publicada en www.proa.org a partir del 14 de abril.
Ciclo de cine futurista
Los domingos, una serie de films especializados que repasan el contexto político y social que formó el movimiento futurista a principios del siglo XX. Coordinación: Rodrigo Alonso.
Artistas y críticos
Los sábados, ciclo de visitas guiadas con historiadores, artistas y especialistas. Consultar programación a partir del 15 de abril en www.proa.org
Catálogo
Publicado gracias al auspicio de Tenaris/ Organización Techint, está disponible para consultas y venta en la librería de la Fundación Proa. Incluye textos de Gabriella Belli, Cecilia Rabossi y Beatrice Avanzi, catorce manifiestos significativos del grupo traducidos al español e imágenes de las obras.