martes, 26 de julio de 2011

GRAFITIS SIN "SPRAY"

El arte callejero ya está lo suficientemente maduro como para deconstruirse.
Si hace pocos días un despistado borró un famoso Banksy de más de diez años de la emblemática fachada de la Fishponds Road de Bristol, no es de extrañar que muchos otros grafiteros, más o menos conocidos, vean desaparecer sus obras de las paredes de un día para otro. Ya sea por la acción de vecinos despistados o de alcaldes muy pulcros, el arte callejero tiende a la evaporación. Por eso muchos han desplegado buenas dosis de ingenio para reivindicar su arte olvidándose de los soportes y materiales que tradicionalmente se usan. El resultado, iniciativas de lo más originales: grafiti en billetes, señales, 'reverse graffiti', 'green graffiti'... Pero ¿eso sigue siendo graffiti?


Money, money
Cualquier espacio, por pequeño que sea, puede servir para convertirse en arte: por ejemplo, los billetes de un dólar. O de cinco euros, o los que sean. Basta con meter la mano en el bolsillo y comenzar a pintar.

La naturaleza puede ser un tema muy oportuno: Desde un 'tulip dollar', (un original tulipán incrustado en el billete) a un 'Moth dollar' (una bella mariposa con reflexión incluida) son dos ejemplos de lo quela holandesa Hanna Von Goeler hace y muestra en su web www.hannavongoeler.com. La artista afirma que "dibujar y pintar sobre billetes le da poder para determinar el papel que tiene el dinero en la sociedad". Para ella es mucho más que "un simple dibujo en un insignificante billete de cinco dólares". Cada uno hace con su dinero lo que quiere.

Grafiti ecológico
La gracia está en el empleo del musgo y la hierba como únicos materiales de trabajo, que ponen la nota de color a espacios públicos abandonados embelleciendo el entorno con sus creaciones gráficas.

La británica Anna Garforth exhibe los trabajos de musgo callejero que realiza. Siguiendo los pasos del artista británico de land art, Andy Goldsworthy, esta londinense comenzó inspirándose en el colectivo denominado 'Guerrilla gardening' para después convertirse en una de las precursoras del 'green graffiti' y del 'Green Art'.
Su misión es animar a los grafiteros a prescindir del spray y sustituirlo por el musgo y la hierba. Su fórmula remite a una peculiar receta que se basa en escoger el musgo y añadirle yogur natural, o 355 mililitros de mantequilla, media cuchara de azúcar y bastante paciencia para esperar el tiempo que tarda en cubrir el grafiti.

¡Qué vivan los conductores cochinos!
Eso debe de pensar el estadounidense Scott Wade cada vez que se levanta. Wade utiliza las lunas sucias de los coches para inmortalizar su arte. Pinta pequeñas piezas que se denominan 'Reverse Graffiti' o grafitis inversos.
No es el único que practica esta tendencia callejera: son muchos los 'don limpios' que se dedican mediante el grafiti a limpiar fachadas, señales o lunas de coche con su arte, como Alexandre Orion, el brasileño que 'adorna' los sucios túneles de su ciudad, São Paulo.

El arte callejero ya está lo suficientemente maduro como para deconstruirse.
Si hace pocos días un despistado borró un famoso Banksy de más de diez años de la emblemática fachada de la Fishponds Road de Bristol, no es de extrañar que muchos otros grafiteros, más o menos conocidos, vean desaparecer sus obras de las paredes de un día para otro. Ya sea por la acción de vecinos despistados o de alcaldes muy pulcros, el arte callejero tiende a la evaporación. Por eso muchos han desplegado buenas dosis de ingenio para reivindicar su arte olvidándose de los soportes y materiales que tradicionalmente se usan. El resultado, iniciativas de lo más originales: grafiti en billetes, señales, 'reverse graffiti', 'green graffiti'... Pero ¿eso sigue siendo graffiti?

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