lunes, 4 de abril de 2011

PROLETARIADO, ARTE Y DENUNCIA

EL MUNDO, Madrid, Antonio Lucas, 04Abr11, 19:02 hora española.

'El cine viene al pueblo', de Eugen Heilig (1927).- Reúne obra de Capa, Cartier-Bresson, Català-Roca y Paul Strand, entre otros.
La irrupción de nuevo concepto de documentalismo social en la fotografía de la segunda década del siglo XX supuso un cambio de paradigma estético y conceptual en Europa.

Las grandes bolsas obreras se convirtieron en el eje de un nuevo concepto artístico que tenía en su raíz la denuncia, la protesta. Fue en 1926 cuando la revista alemana 'Arbeiter Illustrierte Zeitung' ('Periódico ilustrado de los trabajadores') organizó un concurso en el que sugería a fotógrafos 'amateurs' para que se convirtieran en proveedores de imágenes sobre las condiciones del trabajo proletario y sus objetivas dificultades.
Esta iniciativa propició una corriente que se concretó con la fotografía obrera como una plaza pública y un espacio de representación.

Una aventura que estableció uno de los canales de expresión artística y documental más significativos de la primera mitad del siglo XX y que ahora tiene reflejo en la excelente exposición que sobre este momento acoge, hasta el próximo 22 de agosto, el Museo Reina Sofía: 'Una luz dura, sin compasión. El movimiento de la fotografía obrera, 1926-1939'.
La muestra reúne más de 1.000 trabajos -entre fotografías, documentos, vídeos, revistas, carteles, libros...- que dan cuenta de la extraordinaria capacidad de contagio que tuvo en el lenguaje gráfico de Europa (y también de EEUU) la propuesta de la revista 'AIZ'.
El comisario de la cita, Jorge Ribalta, destaca que "no estamos ante un movimiento periférico, sino ante una línea de fuerza fotográfica". En este sentido, "la imagen permite también una cierta resistencia a la banalización del mal y las imágenes de sufrimiento".

Son escenas de trabajo, de necesidad, de deshaucio, de humillación, de dignidad. Un aullido que no puede esquivar el peso devorador de la política de combate... Y no sólo tomadas por anónimos reporteros, sino por un cuerpo estelar de grandes retratistas artistas entre los que destacan Tina Modotti, Cartier-Bresson, Capa, Paul Strand, Renau, Català-Roca, Centelles, Val del Omar... Y cineastas como Joris Ivens, Roman Karmen y Henri Stock. "Entre todos confeccionan una idea central en el discurso de la modernidad fotográfica de entre guerras", apunta Ribalta.

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