martes, 19 de abril de 2011

UN REPTIL, VÍCTIMA DEL DOLOR DE MUELAS MÁS ANTIGUO

Mandíbulas de 'Lambidosaurus', utilizadas en la investigación.| Reisz R R.Science Daily
EL MUNDO. Madrid, Rosa M. Tristán | 19Abr11, 16:48 hora española
PALEONTOLOGÍA | Investigación en Estados Unidos
Los temibles dolores de muelas que tantos quebraderos físicos, y económicos, provocan, tienen un origen muy lejano en la historia de la vida en la Tierra.
Según un equipo de investigadores de la Universidad de Toronto, dirigidos por el biólogo Roberto Reisz, hay que remontarse hasta la aparición de un reptil que vivió hace 275 millones de años, y es el caso más antiguo de infección dental que se conoce.


Los científicos han encontrado claras evidencias de huesos mandibulares afectados por infecciones en reptiles del Paleozoico, que fue cuando comenzaron a adaptarse a vivir en la tierra. Hasta ahora, las pruebas más antiguas de un dolor bucal en un vertebrado terrestre eran 200 millones de años más modernas, según señalan en las conclusiones de su trabajo, publicado en la revista 'Naturwissenschaften' (La ciencia de la Naturaleza).
El hallazgo, según explica Reisz en el portal Science Daily, no sólo es importante porque amplia la comprensión de la enfermedad dental: "También revela las ventajas y las desventajas a las que ciertas criaturas hicieron frente cuando sus dientes se desarrollaron para alimentarse tanto de carne como de plantas". Como en los seres humanos mucho después, esta adaptación dental habría aumentado su propensión a sufrir dolores dentales.

Para este trabajo, analizaron las quijadas de varios especímenes fosilizados, muy bien conservados, de la especie 'Labidosaurus hamadu', un reptil terrestre que vivió hace 275 millones de años en Norteamérica. Entre ellos, destacaba un ejemplar al que le faltaban los dientes, lo que se asoció con una erosión del hueso de la quijada.
Gracias a una tomografía computarizada, descubrieron que lo que sufrió el 'Labidosaurus' fue una infección masiva, que le causó la pérdida de varios dientes, así como la destrucción del hueso, que llegó a perder parte de su tejido.
La historia evolutiva de estas especies de reptiles hizo que, para poder vivir en tierra, tuvieran que desarrollar unas características craneales y dentales que les permitieran incorporar a su dieta vegetales y semillas, que tienen un alto contenido en fibra y son costosos de masticar.

Ensamblaje de los dientes
Por ello, el patrón dental anterior, por el cual los dientes estaban poco fijos a las mandíbulas y eran sustituidos continuamente, tuvo que cambiar y se ensamblaron más fuertemente a las quijadas, con lo cual el reemplazo dental comenzó a ser o muy escaso o nulo.
Se trataba de una gran ventaja para aquellos reptiles primitivos, dado que les permitía masticar un largo rato el alimento y, así, mejorar la absorción de los nutrientes. Es más, los científicos apuntan que aquella adaptación puede estar detrás del éxito de la especie 'Labidosaurus', que fue muy abundante en todo el globo.
Pero también tuvo su obstáculo: como perdió la posibilidad de cambiar a menudo sus piezas dentales, aumentó la probabilidad de sufrir dolorosas infecciones en la mandíbula, dado que la exposición prolongada de la cavidad dejada por el diente era presa de bacterias en mucha mayor medida que si rápidamente hubieran sido sustituidos por otros.
Reisz y sus colegas ven paralelismos entre esta adaptación y la susceptibilidad humana a las infecciones orales, dado que nuestra especie también se tuvo que adaptar a una dieta omnívora. "Nuestros resultados sugieren que nuestro propio sistema humano de tener apenas dos momentos de reemplazo de dientes -el de los bebés y el permanente-, aunque es una ventaja obvia porque aumenta la capacidad de procesar diversos tipos de alimento, también nos hace más susceptibles a las infecciones que nuestros antepasados, con un ciclo continuo de reemplazo de los dientes".

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