lunes, 13 de abril de 2009

EDITORIAL DE adnCULTURA : LES PRESENTO A IVONNE


La Nación, adnCultura, buenos Aires, Argentina, 11Abr09
Por Jorge Fernández Díaz
Director de adn CULTURA
Conocí a Ivonne Bordelois semanas después de que ella hubiera ganado nuestro premio de ensayo por un pequeño gran libro: El país que nos habla .

Yo estaba a cargo de todo el operativo de la fiesta de entrega del premio, que se hace siempre en el Hotel Alvear, y ella iba a ser la protagonista de la gran noche. De manera que hablamos varias veces para ajustar los detalles, y por un momento confieso ahora que me sentí abrumado. Ivonne se metía en todo: la ceremonia, la música, la cobertura periodística, las invitaciones y hasta el buffet . Tampoco le gustaba la portada del libro, y daba vueltas sobre ella como un perro con un hueso. Hubo un momento en que pensé que el éxito la había mareado y que me estaba convirtiendo en su mayordomo.
Luego un amigo de ella me contó la verdad: Ivonne no es una creída ni una mandona, es una perfeccionista. Una profesional que no deja nada librado al azar. Lo comprobé durante la fiesta en el Alvear, cuando luego de las fanfarrias del caso, subió a recibir el premio y extrajo de su cartera un discurso que tenía dos atributos largamente meditados: era corto y a la vez electrizante. Los invitados, siempre ruidosos, tuvieron que dejar los saludos y los canapés y escucharla embobados porque la dama tiraba una idea por línea y lo hacía con tal precisión y brillantez que recibía ovaciones. Le perdoné entonces tanto detallismo y la abracé al final. Ella me daba las gracias, y yo se las daba a ella.
Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Ivonne es poeta y lingüista. Fue muy amiga del legendario editor Enrique Pezzoni y compinche de la gran Alejandra Pizarnik, integró el último grupo literario de la revista Sur y luego se fue a estudiar a los Estados Unidos. Vivió treinta años en el exterior. Se doctoró en el Massachussets Institute of Technology (MIT) y tuvo como profesor a Noam Chomsky.
Combativa e inconformista, Ivonne cruzó varias veces espadas con el famoso filósofo y lingüista norteamericano. Tanto la enseñanza como el trato le parecían machistas, y el carácter elitista de esa institución le resultaba muy pesado. Bordelois no tuvo empacho en enfrentarse con Chomsky y en residir, a contramano de los demás alumnos y de los profesores, en los barrios negros de Boston. Ella era prácticamente la única blanca en esas zonas, a pesar de que el MIT está dominado por una cultura biempensante.
Después estuvo enseñando en Holanda, donde ocupó una cátedra en la Universidad de Utrecht. Cuando regresó a la Argentina logró insertarse lentamente en el mundo intelectual y se atrevió a publicar sus poemas. También varios libros como Correspondencia Pizarnik , Un triángulo crucial: Borges, Lugones y Güiraldes , La palabra amenazada y Etimología de las pasiones .
En un siglo dominado por la comunicación, hizo de la degradación del lenguaje y de su uso como forma de poder y como síntoma un leitmotiv de sus últimas investigaciones académicas. Y por ese camino llega ahora hasta el ensayo que anticipamos en esta edición y que analiza el cuerpo y la enfermedad, y donde la etimología no falta a su cita. Bordelois pone esta vez bajo la lupa el trato de los médicos con los pacientes, los discursos científicos, los lenguajes de los remedios que se compran y se venden, la sustitución de la conversación por la tecnología, los diálogos de consultorio y los aterrorizadores eufemismos de la medicina. Lúcida e incisiva, ilumina esos microcosmos y esos idiomas especializados para hablar de la sociedad entera.
Me la imagino escribiendo ese texto con la sonrisa que le conozco. Ivonne sonríe como sólo lo hacen las personas que no aceptan otra religión que la inteligencia.
jdiaz@lanacion.com.ar

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