sábado, 25 de abril de 2009

ENSAYO SOBRE EL AMOR


La Nación, adnCultura, Buenos Aires, Argentina, 25Abr09
El narrador Marcelo Birmajer demuestra, a través de la literatura y la vida cotidiana, cómo el amor es lo único que permanece inalterable en un mundo en permanente cambio
Por Marcelo Birmajer
Para LA NACION - Buenos Aires, 2009

Hay dos títulos de Somerset Maugham con significados similares: Lo mismo de siempre y Entonces y ahora . Siento especial debilidad por el primer título, que agrupa una decena de cuentos, todos ambientados en las primeras cuatro décadas del siglo XX, en Inglaterra o los mares del Sur. La novela, en cambio, cuenta una aventura de Maquiavelo, en viaje diplomático a Imola, comisionado por la signoria de Florencia para tratar con César Borgia, en el año 1502.
Maugham eligió el primer título como respuesta a una crítica del Times :
Cuando se publicó mi anterior volumen de cuentos, The Times encabezó su comentario con el título "Lo mismo de siempre". Ello, por supuesto, iba dicho con un sentido despectivo, pero yo no lo he tomado de tal manera y es así que no he tenido inconveniente en usar ese título para la presente colección que brindo al público lector. También en la novela del viaje de Maquiavelo, el título remite a que, a la hora de contar historias de amor, nada cambia: "Entonces y ahora" perduran los mismos componentes.
"Seguiré escribiendo historias de amor como siempre -dice de algún modo Maugham-, y las historias de amor, sin dejar de sorprendernos, permanecerán iguales a sí mismas, entonces y ahora".
El e-mail , gracias al cual millones de personas escriben muchas más cartas de las que se han escrito nunca en la historia humana, marca un antes y un después en la tecnología de las comunicaciones; pero no dice nada especialmente nuevo sobre el amor. Ni el celular ni el Facebook nos traen novedades sobre los corazones rotos, las decepciones, los flechazos, las incongruencias o los aciertos amorosos. Como no las trajo el fax, ni antes el viaje a la Luna. En rigor, los Ulises tardan ahora mucho menos en viajar de Troya a Itaca, pero siempre hay un Ulises y una Penélope esperando, viaje éste en cohete o espere ella diseñando una página web.
Los sistemas de gobierno se han izado y han caído con sorprendente celeridad: en los albores del siglo XX surgió en el imperio zarista una dictadura comunista que duraría hasta fines del siglo XX. Durante casi todo ese lapso, la URSS sería una de las dos potencias más poderosas del mundo. Pero a uno y otro lado de la cortina de acero, el amor continuó su paso cansino e inmutable.
Markus Wolf fue el más renombrado espía del Este -jefe del servicio de espionaje internacional de Alemania Oriental (aparentemente, el modelo para el Karla de Le Carré)-, también conocido como "El espía Romeo" por recurrir a secretarias solteronas y generosos donjuanes para obtener información. Cuenta en sus memorias, El hombre sin rostro , cómo utilizaba los romances amañados por él mismo, los burdeles y el temor a los escándalos, para conspirar contra el Occidente democrático. Pero el propio Wolf termina sufriendo el destino de cualquiera de sus víctimas, del Este o el Oeste, del comunismo o del capitalismo: se enamora de una mujer que no es su esposa, mantiene un amor secreto, se divorcia y teme que utilicen a su ex cónyuge para descubrir secretos.
Los hippies norteamericanos intentaron jugar al amor libre y la no posesión, a la desaparición de los celos y a las familias compartidas. Pero no pasó una década antes de que, como bien cuenta el historietista Robert Crumb, los metaleros posesivos se quedaran con las mujeres de los hippies no posesivos; los que pretendían no padecer celos confesaran simplemente su debilidad para asumirlos, y los hijos que no tenían claro quiénes eran sus padres fueran a investigar sus ADN con psiquiatras y abogados. Lo mismo de siempre. Entonces y ahora.
Nadie ha logrado escribir un tratado cabal del amor. Ni liberarlo. Ni descifrar su enigma. Como mucho, como Somerset Maugham, Marco Denevi, Bioy Casares, Bashevis Singer, se acercan a él con el atizador de la ficción. Como un asador que, desconociendo por completo el misterio del fuego, de todos modos se las arregla para acomodar las brasas, procurando no obstante, con exagerada precaución, que la llama no se transmita hasta su mano, como por una mecha, a través de la rama con la que ejecuta su esgrima.
Un hombre, desesperado por la soledad, se inventa una amante, de la cual pinta un retrato y lo expone ante los otros inquilinos de la pensión. Una mujer de mal vivir, al descubrir la posibilidad de un chantaje, se presenta en la pensión diciendo ser la mujer del cuadro. La novela es Rosaura a las 10 , de Marco Denevi (1922-1998), publicada por primera vez en 1955.
En su novela, ambientada en Buenos Aires en los años cuarenta, la sordidez y la misantropía juegan un rol preferente y paradójico: son elementos opuestos al amor, pero también sus motores. Camilo Canegato, el torturado protagonista, construye un amor único apartado de todos. Tan exclusivo es su amor, que incluso debe dejar fuera de él a la propia mujer amada. Porque el amor, parece sugerirnos Canegato, los amores fatales, casi siempre son una relación con uno mismo, en la que la persona amada no es sino una excusa, una pintura falsa a la que le damos vida a nuestro antojo.
En las novelas y cuentos de Bashevis Singer (1904-1991) la pregunta por la existencia de Dios y por un orden moral en el universo se transforma en comedia. Isaac Bashevis Singer, hijo de rabinos, equidistante de la ortodoxia religiosa y de los iluministas revolucionarios, hizo de la desesperación del hombre frente a lo incomprensible de la vida un estilo literario. No encontró mejor escenario para revelar la inconsistencia de las convicciones humanas que el amor. Enemigos , una historia de amor, primero serializada en el diario idish Forward y publicada como libro, en inglés, en 1972, narra la historia de Herman Broder, un judío polaco que escapa de los nazis gracias a que su empleada doméstica, Yadwiga, lo esconde bajo una parva de heno.
Cuando Herman comienza una nueva vida con Yadwiga en Nueva York, su antigua esposa, a quien creía asesinada por los nazis, reaparece. Mientras tanto, Broder vive un tempestuoso romance con Masha, una hermosa sobreviviente que lo solivianta sexual y pasionalmente.
En esta tragedia de enredos, Singer arma una frase que lo define como ninguna: "Pero así son las cosas de la vida. Ellas pulverizan las burbujas de la presunción, pulverizan las teorías y destruyen las convicciones".
Los personajes de Singer expresan sus reflexiones por medio de lugares comunes, frases sin sentido o invocaciones perdidas a Dios. Lo milagroso es que estos elementos conforman cuentos y novelas llenos de sentido y de una inquebrantable lógica interna.
Frente a los mandatos de la religión y los mandatos de la ortodoxia revolucionaria que lo acosaron en los inicios del siglo XX, Singer opta por elegir personajes que militan en la incertidumbre. Un mismo protagonista, con distintos nombres, recorre las escenas de Enemigos , El esclavo , El mago de Lublin , El certificado y muchos de sus cuentos. La variedad de siglos y escenas que recorren sus personajes muestra que la vida es igualmente absurda en cualquier tiempo y lugar.
Los personajes de Singer no tienen la suerte de ser agnósticos: son ateos o creyentes ortodoxos con la misma intensidad y alternativamente. Herman Broder descree de todo mientras se acuesta con Masha, pero se vuelca fanáticamente hacia la religión cuando cree que lo ha engañado.
La ignorancia respecto a qué quiere de ellos el Todopoderoso no conduce a los personajes de Singer a negar su existencia ni, mucho menos, a descreer del Bien y el Mal. En un mundo donde las creencias de cualquier signo parecían la única posibilidad de lenguaje, persistió en legarnos ficciones donde los personajes son incapaces de encontrar una teoría de la vida. Y mucho menos del amor, que a menudo parece excederla.
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