La Nación, Buenos Aires, Argentina, 15Jun10
Por Rolando Hanglin
Nosotros vivimos en un mundo de fantasía. Somos adultos, tenemos una profesión, trabajamos entre diez y doce horas por día. Apenas nos queda un minuto libre, que invertimos en el inocente pasatiempo de mirar la tele. No sabemos lo que es la vida real, sobre todo si somos periodistas, diputados, gerentes de sucursal o senadores provinciales. Vivimos encerrados en nuestra burbuja de apariencias. Nunca estuvimos en Las Heras, en Villegas, en General Alvear, ni en la Villa 31, ni en Soldati, ni en Añatuya. No conocemos la vida. Conocemos Internet y estamos convencidos de que ese es el mundo real.
Por lo tanto, nos preocupa el calentamiento global, el maltrato de los animales domésticos, la mano de obra esclava, las redes de pedofilia, las enfermedades de transmisión sexual, la crisis educativa y la gripe A, pero nunca hemos "vivido" esas realidades en carne propia. Somos seres de plástico, admitámoslo.
Una buena manera de ingresar al mundo real es andar por la calle. Mirar a la gente. Escuchar lo que dice. Observar lo que hace. Bajar del colectivo, o apagar la PC, y contemplar el paisaje humano que se desplegará ante nuestros ojos.
Otra buena manera es leer el diario. Pero no nuestro diario serio y confiable de todos los días, de toda la vida, sino -para variar- otro diario. Desconocido. Con rutinas diferentes. Con otro público. Con otro lenguaje.
Abrimos, por ejemplo, un periódico mal impreso y peor diagramado, de conocida inserción en las barriadas populares. Dentro de los avisos agrupados encontramos lo siguiente, entre mil anuncios similares:
-Paraguaya rubia de ojos claros, 38 años, tel...
-Angy, depiladita, 90-60-90
-Camila Rubia, al desnudo total
-Cecy paraguayita ardiente
-Erika (22) y Vanesa (35) ardientes, Liniers, teléfono...
-Jessica paraguayita, 24 hs, teléfono...
-Vale peruanita 22 años, 98-60-93 fogosa
-Madre e Hija, paraguayas ardientes lo mejor de Caseros, teléfono...
-Sofi y Azul, realizá tu fantasía, teléfono...
-Mely (20) y Gaby (35) te entregan todo
-Rubia + Morocha, 15 pesos las 24 horas, teléfono...
Encontramos en otro diario, un importante matutino de gran circulación:
-Aixa, 21 años, morocha, 40 pesos, teléfono...
-Camila, muy sexy, vale todo, 24 horas, 30 pesos, teléfono...
-Pablo, 23 años...¡Liadísimo! Teléfono...
-Petisa 21 años, golosa
-Sí, soy Mujer! Deseo ser tu hombre. Teléfono...
-Soy Trava, Andrea, Rubia.
Y así se ofrecen señoras y señoritas, hombres, masajistas, strippers, negros, chinos, peruanas, caribeñas, travestis, morochas, rubias, disciplinarias (sadomasoquistas) "sexólogas", rusas, alemanas, de 21, de 45, de 52, enfermeras, diosas y bebotas.
Se deduce de todo esto que el ménage-a-trois ha dejado de ser una perversión de aristócratas decadentes. Hoy, es pasión de multitudes. Incluso con una madre y su hija, tal vez ficticias. ¿Quién sabe? ¡Nadie les pide el documento! Aquí lo importante es la fantasía, que en España llaman "morbo". Los precios son bien populares, pues van de los 15 a los 50 pesos. Los burgueses nos escandalizamos por las fiestas privadas de Silvio Berlusconi, sin ver que medio mundo hace lo mismo a nuestro alrededor, gastando chirolas o sin gastar un centavo.
Estos avisos clasificados ocupan decenas de páginas en medios de circulación masiva. Hay millones de personas que los leen. Hay una gran masa que consume este producto. El sexo es una mercadería de salida tumultuosa y gran recaudación. Sin prejuicios, sin límites, en la multisexualidad más variada, sin miedo a los contagios. Sin nada. Ese es el mundo real y está ante nuestros ojos. Claro que, además de las ofertas rentadas, hay todo un universo de placer y vocación: es decir, personas que llevan una vida activa y ardiente pero secreta, sin remuneración alguna, sencillamente porque les divierte. Esto no aparece en los "clasificados".
Una decentísima propietaria de inmuebles (la señora de un abogado, un escribano o un ingeniero, tal vez la dueña viuda de una buena tienda de barrio) posee un agradable departamento en Caballito. Lo alquila, para percibir una modesta renta, a un señor que dice ser un padre de familia tucumano, pero a la semana siguiente se encuentra con la carta-documento indignada del consorcio: el inmueble ha sido ocupado por seis chicas llamativas que atienden hombres a toda hora. Hay individuos merodeando, algunos borrachos, otros que vomitan, otros que persiguen a las muchachas o les reclaman favores.
Es que, a veces, la vida real irrumpe en la sosegada existencia burguesa de los "normales".
Habitualmente, la vida real aparece también en el programa Policías en acción y otros de trasnoche, en las discotecas de la ruta 8 y la calle Alem de Mar del Plata, en las barrabravas de las tribunas populares, en las comisarías de barrio o de pueblo, en los camiones de carga que surcan las rutas, en departamentos privados y espléndidas casas residenciales, en boliches que abren a las 2 para solos, solas y parejas en Noche de Tríos, en horas y lugares ajenos al empleado de banco que cobra su sueldo, a la maestra jardinera que enseña canciones a los niños.
Digamos que, en uso de su libertad, la gente vive como le da la gana, y no como estaba escrito en el "Upa".
Es otro código. Es el mundo real.
martes, 15 de junio de 2010
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