viernes, 13 de junio de 2008
LA MASACRE OLVIDADA
El País Digital, Montevideo, Uruguay, 13Jun08
Vera von Kreutzbruck (desde Berlín)
ANDRZEJ WAJDA tenía 13 años cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. Junto a su madre esperó en vano la vuelta de su padre porque su nombre no figuraba en las listas oficiales de soldados perecidos. La verdad era que el capitán había sido asesinado por la policía secreta soviética en una prisión de Rusia occidental en 1940. Como Andrzej, otras decenas de miles de familiares esperaron en vano. A los 16 años Andrzej se unió a la resistencia contra el nazismo. Al terminar la guerra, estudió pintura en la Academia de Bellas Artes de Cracovia. Tres años después decide cambiarse a la Escuela de Cine y Teatro de Lodz, en donde descubre su verdadera vocación: el cine. En la actualidad, a los 82 años, Wajda es uno de los cineastas más renombrados de Europa oriental. En los años cincuenta formó parte de la mundialmente conocida "escuela polaca de cine". Su obra fílmica aborda, siempre con tinte trágico, los acontecimientos clave de la historia de Polonia durante la segunda mitad del siglo XX: desde la Segunda Guerra Mundial (Cenizas y diamantes, 1958), pasando por la opresión política y la agitación social de los `70 y `80 (El hombre de mármol, 1977), hasta el nacimiento del sindicato Solidaridad (El hombre de hierro, 1981). La devoción a su país lo acercó a la política, presentándose como candidato a senador para el sindicato Solidaridad, comandado por el legendario Lech Walesa, en las primeras elecciones libres celebradas en Polonia en 1989. Obtuvo el cargo y trabajó en el Senado por dos años. En 2000 recibió un Oscar honorario en reconocimiento a su contribución al cine mundial. En 1981 ganó el palmarés dorado en el Festival de Cannes por El hombre de hierro. Su última película Katyn fue nominada al Oscar por Mejor Película Extranjera. Ésta ha sido su película más personal ya que cuenta la historia de la masacre de Katyn (1940), asesinato en masa perpetrado por los soviéticos contra más de 15 mil oficiales y civiles polacos, donde murió su padre. Una característica recurrente en los films de Wajda son las imágenes cargadas de simbología, por momentos demasiado floridas. En el caso de Katyn, en la primera escena, Wajda refleja la agonía de su país debido a la invasión conjunta de Alemania y la URSS, en un puente en donde se cruzan dos grupos de polacos, de un lado vienen los que se escapan de los nazis y del otro, los que huyen de los soviéticos. Otra escena que es una metáfora del momento histórico que se estaba viviendo, muestra a un soldado soviético que quita una bandera polaca de un edificio, la rasga en dos mitades, y usa el trozo blanco para envolverse un pie. La otra mitad de la bandera, roja, el color del comunismo, es colgada nuevamente en la entrada del edificio. El mensaje es claro: Polonia ha sido derrotada y los soviéticos están a cargo del país. Katyn se estrenó en febrero en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Durante el festival Andrzej Wajda habló sobre su última película, la historia de Polonia y el movimiento Solidaridad.
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