sábado, 25 de octubre de 2008

NEOLOGISMOS EN LA PRENSA ARGENTINA: DIME CÓMO HABLAS... (2 y última)


(Nota de Clave 88: Dada la extensión de la nota se publica en dos entregas. Para ir a la entrega 1 hacer clic aquí)
Le Monde Diplomatique Edición Cono Sur, 22Oct08
Un diccionario publicado por la Universidad Nacional de General Sarmiento reseña 1.300 neologismos aparecidos en la prensa nacional entre 2003 y 2005. Abundan los vocablos referidos a la economía y a los derechos humanos. Su análisis permite leer los cambios sociales, las tensiones políticas y las modas que atravesaron el país en los últimos años.
Diego Rosemberg
Periodista.
© LMD ed. Cono Sur


Uso acrítico del lenguaje

La creación de eufemismos es otra de las técnicas habituales que se utilizan para generar corrientes favorables de opinión o, al menos, para evitar las negativas. Así nació en el Departamento de Estado estadounidense la expresión “daños colaterales”, con la intención de evitar mencionar a las inexplicables muertes de civiles ocasionadas por las operaciones bélicas. En Argentina y América Latina es posible rastrear el mismo mecanismo en la expresión “flexibilización laboral”, un neologismo que generó interesantes tensiones de sentido. Al principio fue difundido desde esferas gubernamentales como un eufemismo que permitía disimular que la nueva legislación del trabajo no significaba otra cosa que la precarización y la anulación de históricos derechos adquiridos por los trabajadores. Pero más tarde, el uso corriente terminó por darle a la expresión una valoración negativa cuando la realidad se encargó de despejar todo tipo de dudas sobre qué consecuencias trajo aparejada la puesta en práctica de la normativa. Fue un periodista deportivo, Ezequiel Fernández Moores, quien en plena crisis de 2001 pudo tomar distancia sobre el trabajo de sus colegas y describir con lucidez el uso de los eufemismos y la incorporación acrítica del lenguaje de las fuentes: “Es notable como en los medios de comunicación –señaló Moores en una charla pública– se incorpora dócilmente un tipo determinado de lenguaje: podemos decir con facilidad que los pobres saquean supermercados pero no que los bancos saquean ahorros. Al saqueo de los bancos lo llamamos "corralito”. El diccionario 1.300 neologismos en la prensa argentina no se propuso como un trabajo exhaustivo, se realizó tomando un muestreo azaroso sobre tres decenas de ejemplares del diario Clarín y otras tantas del diario La Nación, por lo que se presume que la cantidad de nuevos términos es aun mucho mayor. “Elegimos analizar los neologismos del periodismo porque hoy usa un lenguaje muy cotidiano, está en un punto intermedio entre lo coloquial y lo técnico, sin llegar a ser excesivamente jergático”, explica Adelstein que, junto a Kuguel, ahora trabajan en una investigación más abarcativa sobre la terminología que los argentinos emplearon en los últimos 25 años.

Recuperación democrática
Dentro del vocabulario surgido desde que se recuperó la democracia, las especialistas encontraron que en el área de derechos humanos se registran numerosas resemantizaciones, es decir viejas palabras que cobran nuevos significados. Tal es el caso de “madres”, “abuelas”, “hijos”, “hermanos” o “desaparecido”. También nacieron palabras para designar situaciones hasta el momento inexistentes, como es el caso de “escrache”, la manera que la población inventó para condenar socialmente a los represores de la última dictadura mientras la condena judicial era inexistente. “Muchas veces el periodista crea palabras para generar nuevos sentidos o para condensar gran cantidad de información en poco espacio. En ese sentido, el caso más paradigmático de estos tiempos tal vez sea el término ‘K’: ‘radical k’, ‘transversal k’, ‘estilo k’, ‘modelo k’”, grafica Kuguel. Asimismo, las dimensiones de la crisis del 2001 fueron directamente proporcionales a la impronta que ésta marcó en la lengua. Por ejemplo, cuando se hizo necesario designar nuevas formas de protesta nació –entre otros– el término “acampe”, ya no para definir una actividad de campamento sino para referirse a las manifestaciones en espacios públicos que incluyen las instalaciones de carpas. Las ingeniosas ocupaciones que surgieron para combatir los récord de desocupación también necesitaron de nuevas palabras. De pronto, los medios de comunicación comenzaron a hablar de “cuidacoches”, “paseaperros”, “limpiavidrios” o “cartonear”. Y el debate que al mismo tiempo se desató sobre la seguridad dejó sus huellas con novedosas expresiones como “gatillo fácil” o “meter bala”, según se denunciara o se fomentara el abuso de armas de la policía. Un repaso agudo por cada una de estas novedosas expresiones permite advertir rápidamente por qué caminos transita Argentina.
D.R.

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