jueves, 30 de octubre de 2008

UNAS 400 PELÍCULAS SE VERÁN EN EL FESTIVAL DE CINE DE MAR DEL PLATA, ARGENTINA.


Clarín, Buenos Aires, Argentina, 30Oct08, 12:45 hora argentina.
El evento se realizará entre el 6 y el 16 de noviembre, en el teatro Auditorium. Habrá un homenaje a Favio y la conducción de la ceremonia inaugural la estará a cargo de los actores Gastón Pauls y Julieta Díaz.

Alrededor de 400 títulos, entre largos, cortos y mediometrajes, que llegarán de 46 países, integran la programación de la 23º Edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. El evento, organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) se realizará entre el 6 y el 16 de noviembre, presidido por el prestigioso realizador José Antonio Martínez Suárez. En una conferencia de prensa, se confirmó que el festival comenzará con un Homenaje al director Leonardo Favio, a realizarse en el Teatro Auditorium el jueves 6 de noviembre a la 18 hs, en el que se proyectará su último film "Aniceto", con entrada libre y gratuita. Luego, a las 20:00 hs, en la Apertura Oficial, se presentarán el músico Jorge Navarro con su Trío y el Ballet Argentino de Julio Bocca, con sus principales figuras, quienes bailarán tres piezas musicales; Hernán Piquín, hará un fragmento de Aniceto, y luego el mismo bailarín junto a Eleonora Cassano y Cecilia Figaredo bailarán un bolero y un tango. La conducción de la ceremonia estará a cargo de los actores Gastón Pauls y Julieta Díaz. La realizadora Kathryn Bigelow y el guionista Mark Boal, invitados especiales al Festival, presentarán el film de apertura: "The Hurt Locker". En todos los casos, las entradas generales costarán 6 pesos y 4 pesos para estudiantes y jubilados que acrediten su condición. La función de Clausura del festival se realizará el día sábado 15 de noviembre en el Teatro Auditórium, con el film surcoreano "Aliento / Soom", dirigida por Kim Ki-Duk (Corea del Sur). Previamente, la Orquesta Sinfónica de Berlín brindará un concierto al aire libre a las 17 hs, con entrada libre y gratuita, como espectáculo masivo de cierre del Festival.

sábado, 25 de octubre de 2008

NEOLOGISMOS EN LA PRENSA ARGENTINA: DIME CÓMO HABLAS... (2 y última)


(Nota de Clave 88: Dada la extensión de la nota se publica en dos entregas. Para ir a la entrega 1 hacer clic aquí)
Le Monde Diplomatique Edición Cono Sur, 22Oct08
Un diccionario publicado por la Universidad Nacional de General Sarmiento reseña 1.300 neologismos aparecidos en la prensa nacional entre 2003 y 2005. Abundan los vocablos referidos a la economía y a los derechos humanos. Su análisis permite leer los cambios sociales, las tensiones políticas y las modas que atravesaron el país en los últimos años.
Diego Rosemberg
Periodista.
© LMD ed. Cono Sur


Uso acrítico del lenguaje

La creación de eufemismos es otra de las técnicas habituales que se utilizan para generar corrientes favorables de opinión o, al menos, para evitar las negativas. Así nació en el Departamento de Estado estadounidense la expresión “daños colaterales”, con la intención de evitar mencionar a las inexplicables muertes de civiles ocasionadas por las operaciones bélicas. En Argentina y América Latina es posible rastrear el mismo mecanismo en la expresión “flexibilización laboral”, un neologismo que generó interesantes tensiones de sentido. Al principio fue difundido desde esferas gubernamentales como un eufemismo que permitía disimular que la nueva legislación del trabajo no significaba otra cosa que la precarización y la anulación de históricos derechos adquiridos por los trabajadores. Pero más tarde, el uso corriente terminó por darle a la expresión una valoración negativa cuando la realidad se encargó de despejar todo tipo de dudas sobre qué consecuencias trajo aparejada la puesta en práctica de la normativa. Fue un periodista deportivo, Ezequiel Fernández Moores, quien en plena crisis de 2001 pudo tomar distancia sobre el trabajo de sus colegas y describir con lucidez el uso de los eufemismos y la incorporación acrítica del lenguaje de las fuentes: “Es notable como en los medios de comunicación –señaló Moores en una charla pública– se incorpora dócilmente un tipo determinado de lenguaje: podemos decir con facilidad que los pobres saquean supermercados pero no que los bancos saquean ahorros. Al saqueo de los bancos lo llamamos "corralito”. El diccionario 1.300 neologismos en la prensa argentina no se propuso como un trabajo exhaustivo, se realizó tomando un muestreo azaroso sobre tres decenas de ejemplares del diario Clarín y otras tantas del diario La Nación, por lo que se presume que la cantidad de nuevos términos es aun mucho mayor. “Elegimos analizar los neologismos del periodismo porque hoy usa un lenguaje muy cotidiano, está en un punto intermedio entre lo coloquial y lo técnico, sin llegar a ser excesivamente jergático”, explica Adelstein que, junto a Kuguel, ahora trabajan en una investigación más abarcativa sobre la terminología que los argentinos emplearon en los últimos 25 años.

Recuperación democrática
Dentro del vocabulario surgido desde que se recuperó la democracia, las especialistas encontraron que en el área de derechos humanos se registran numerosas resemantizaciones, es decir viejas palabras que cobran nuevos significados. Tal es el caso de “madres”, “abuelas”, “hijos”, “hermanos” o “desaparecido”. También nacieron palabras para designar situaciones hasta el momento inexistentes, como es el caso de “escrache”, la manera que la población inventó para condenar socialmente a los represores de la última dictadura mientras la condena judicial era inexistente. “Muchas veces el periodista crea palabras para generar nuevos sentidos o para condensar gran cantidad de información en poco espacio. En ese sentido, el caso más paradigmático de estos tiempos tal vez sea el término ‘K’: ‘radical k’, ‘transversal k’, ‘estilo k’, ‘modelo k’”, grafica Kuguel. Asimismo, las dimensiones de la crisis del 2001 fueron directamente proporcionales a la impronta que ésta marcó en la lengua. Por ejemplo, cuando se hizo necesario designar nuevas formas de protesta nació –entre otros– el término “acampe”, ya no para definir una actividad de campamento sino para referirse a las manifestaciones en espacios públicos que incluyen las instalaciones de carpas. Las ingeniosas ocupaciones que surgieron para combatir los récord de desocupación también necesitaron de nuevas palabras. De pronto, los medios de comunicación comenzaron a hablar de “cuidacoches”, “paseaperros”, “limpiavidrios” o “cartonear”. Y el debate que al mismo tiempo se desató sobre la seguridad dejó sus huellas con novedosas expresiones como “gatillo fácil” o “meter bala”, según se denunciara o se fomentara el abuso de armas de la policía. Un repaso agudo por cada una de estas novedosas expresiones permite advertir rápidamente por qué caminos transita Argentina.
D.R.

viernes, 24 de octubre de 2008

HISTORIA Y NOVELA


La Nación, Buenos Aires, Argentina, 24Oct08
Por Marcos Aguinis
Para LA NACION

El arte no sólo ha provisto de infinitas riquezas al mundo, sino que lo consuela de sus desgracias. Por eso, ante la angustia universal del temblor financiero, me ha parecido conveniente ofrecer un interludio y dedicar mi columna a una de sus expresiones más notables: la novela. Seguro que los enervantes acontecimientos del presente recibirán aportes ficcionales del más variado matiz. Hechos que huracanean por los medios de comunicación y pensamientos que vacilan en la intimidad de cada mente son semillas de narraciones que ya deben estar germinando en las sinapsis de muchos artistas. Vuelve a confirmarse que la realidad supera a la imaginación, pero la imaginación nunca deja de proveerse de un madero real para flotar sobre el mar embravecido. Algunos lo encuentran más rápido y hasta dan con un madero muy robusto. Algunos llegan con él hasta la orilla, otros se hunden impotentes. Pero, ¿qué diferencia existe entre la novela y el informe periodístico, o entre la novela y la ciencia histórica? El periodismo y la historia deben referirse a las evidencias; la novela, en cambio, las corrige. Esto no significa que el periodismo y la historia brinden siempre la verdad irrefutable, pero se espera y desea que su esmero intente aproximarse a la verdad de los hechos. La novela, en cambio, pone luz sobre oscuridades que ni el periodismo ni la historia pueden iluminar, porque funciona de otro modo. En efecto, la novela se basa en una ilusión. No en la alucinación, que carece de objeto. La novela siempre, como la perla, tiene un grano concreto inicial. No se refiere a cosas ajenas al hombre, sino a cosas donde cada hombre puede encontrar algo que lo conmueva o identifique o haga reflexionar. Se funda en un pacto tácito entre el autor y el lector, que marchan juntos en una bella conspiración que modifica la realidad, creando otra, más rica, más comprensible, más tierna o más cruel. Con esta nueva realidad ?sobre ello ha insistido Mario Vargas Llosa? nuestra única vida tiene la opción de multiplicarse por mil. Gracias a la novela experimentamos aventuras, sensaciones, riesgos, heroísmos y miserias que nos compensan del derrotero pobre y limitado de nuestra única existencia. Provee alas al espíritu, impulsa sueños y ensueños, nos hace más libres y menos prejuiciosos, aumenta la capacidad de comprensión. Es un estímulo potente de la libertad. Quien no lee novelas se priva de un gran placer, pero también se desenchufa de la usina que llena de brillos al lenguaje y el pensamiento. Por eso debemos reconocer que la Inquisición tuvo buen olfato al prohibir que ingresaran en nuestro continente las novelas. Sabía que en sus páginas laten gérmenes de subversión, el pensamiento emancipado, la pluralidad de enfoques. En la raíz de toda novela vibra la inconformidad, el deseo insatisfecho. Sus páginas procuran superar esa falencia, pero nunca lo consigue del todo. Por eso es un manantial que jamás se seca. Y mueve siempre la renovación. Como dije al principio, se basa en guijarros de la realidad concreta. Pero los mira de otro modo, ve aspectos que nadie había descubierto antes, incorpora ingredientes amontonados en la memoria, juega con sentimientos y conflictos, escucha los susurros de la fantasía. En toda novela existen elementos autobiográficos, y quien lo niega, miente. Pero no corresponden a la vida concreta del autor, sino a todo aquello que ingresó en su mente, sea porque le gustó o disgustó, porque quiso y no pudo, porque lo escuchó, vio, intuyó, amó o despreció. Su sensibilidad le inunda de humo mágico la cocina creativa y puede describir escenarios que nunca pisó con más exactitud que una fotografía. Confieso que me ha sucedido a menudo. Narro un par de anécdotas: después de publicar La gesta del marrano, en Tucumán me ofrecieron llevarme a Ibatín, el abandonado emplazamiento del primitivo Tucumán, donde había nacido el personaje de esa novela histórica, porque les había dicho que jamás había andado por allí. Durante el viaje, me sobrevino la agitación culposa de haberla descrito en forma errada, con los escasos materiales consultados y el predominio de mi imaginación desenfrenada por un argumento que no me dejaba dormir. Mi agitación se transformó en perplejidad al ver que la temperatura, la vegetación, el sonido del río cercano, los colores pastel y el aroma dominante correspondían a lo escrito, como si me hubiera dictado alguien que pasó años en ese lugar. Me volvió a suceder con La pasión según Carmela. Estudié con prolijidad mapas y fotos, leí crónicas y escuché a testigos, pero jamás visité Cuba. Muchos lectores no lo creen e insisten en preguntarme cuándo estuve ahí y cuáles fueron mis verdaderas peripecias. Cuesta aceptar que la imaginación es el instrumento secreto, poderoso ?y travieso? de un novelista. Crea realidades nuevas y, a veces, dibuja las existentes con cartabones de academia. Por eso, es frecuente que muchos lectores pregunten si lo contado en una novela "es cierto", si los personajes "son reales". Esas preguntas revelan que el lector aceptó la construcción ficcional, que el pacto entre él y el autor funcionó bien porque los dos navegaron abrazados en la misma ilusión narrativa. Es cierto que, como en toda ilusión, existen datos de la realidad que ayudan a proveer la carnadura de los tramos imaginativos. La narración teje un tapiz donde resulta difícil desbrozar lo factual, porque incluso lo factual es objeto de permanentes y hasta magníficos ajustes.
Los días finales de Bolívar, por ejemplo, no son como los describió García Márquez, sino como García Márquez los fantaseó a partir de documentos, modificados con habilidad, por orden de sus sentimientos y deseos. Tampoco esos días fueron tales como los describieron Emil Ludwig o Salvador de Madariaga. Estos fueron historiadores y biógrafos, no novelistas. Revisaron con paciencia los documentos, pero han diferido en su lectura e interpretación, motivada por la perspectiva personal que tenían del prócer. Se los puede cuestionar y hasta refutar en muchos párrafos. Los historiadores son distintos unos de otros en cada generación y todos ellos distintos de las generaciones anteriores, aunque se basen en los mismos datos. Pero nadie con criterio puede refutar una novela, aunque pertenezca al género histórico. Sería absurdo señalar los errores de obras clásicas de la literatura, algunas de las cuales han sido más frecuentadas que los estudios eruditos. El cardenal Richelieu no fue como lo pintó Alejandro Dumas, ni las guerras napoleónicas como las narró Tolstoi. Borges hasta llegó a brindar fuentes apócrifas, en su afán de vencer ese absurdo. En conclusión, la obra histórica falla cuando ignora evidencias. La novela falla cuando no consigue convencer de que su mentira es una suerte de extraña verdad. En la novela el desorden de la vida adquiere orden. Ese orden es invención. Aunque el relato se interne en los vericuetos de la innovación formal, el tiempo adquiere un recorte preciso. Pretende lograr efectos y apela a recursos variados como el Viaje a la semilla, de Alejo Carpentier, que empieza con la muerte de un anciano y continúa hasta la gestación en el útero materno. O simula un eterno presente, como en las ficciones de Beckett, o intenta una mezcolanza de pasado, presente y futuro. Pero siempre lo hace con perspectiva y responde a una coherencia. Efectúa una rectificación que se sintetiza en la palabra "contar". No se excluye de esta ley el "nunca jamás" o la ciencia ficción, porque sucesos que se describen en el año 3000 son aceptados por el pacto del autor y el lector como si se los leyese dos, cinco o mil años más adelante. Siempre se hace referencia a lo ocurrido, aunque haya intentos por quebrar esa regla. Se la llama narración ucrónica, sin tiempo. La utópica, en cambio, no tiene un lugar preciso y ha sido más utilizada. La novela ucrónica pretende desafiarnos con hechos que no han sucedido: Alejandro Magno orientó sus ejércitos hacia el oeste de Europa, en lugar de dirigirse al Asia; Aníbal entró en Roma y la destruyó; Juliano consiguió restablecer el helenismo pagano sobre el cristianismo incipiente; los musulmanes vencieron a Martel y completaron la conquista de Europa en el siglo IX; Hitler tuvo éxito como pintor y no se metió en política, y así hasta el infinito. El mexicano Fernando del Paso viene en mi ayuda con algunos buenos ejemplos de narraciones ucrónicas que acaba de publicar en la revista Letras Libres. Winston Churchill firmó un cuento sobre lo que hubiera pasado con la Guerra de Secesión si el general Lee no hubiera ganado en la batalla de Gettysburg. El ingenioso Chesterton fantaseó sobre las consecuencias de un presunto casamiento entre los católicos Juan de Austria y María Estuardo. Philip K. Dick describió el triunfo de los alemanes y japoneses en la Segunda Guerra Mundial, y la aparición en ese momento de una novela ucrónica que narra su rendición incondicional ante los Aliados, como de verdad sucedió, enrollando un bucle digno de Borges. Fernando del Paso se pregunta qué hubiera pasado si Zapata no hubiera sido asesinado y terminaba su vida en el jolgorio de París, junto a su amigo Patiño, rey del estaño. Entonces el subcomandante Marcos no hubiera sido subcomandante, ni zapatista, ni siquiera se hubiera llamado Marcos. "Por supuesto, la Historia nos engaña siempre, pero uno siempre la perdona, porque cada uno de sus amantes estamos convencidos de que es a los otros amantes a los que miente, no a uno. En cambio la historia ucrónica nos miente a todos por parejo", sentencia del Paso. Por talento que se tenga, es difícil hacer funcionar el pacto autor-lector mediante la ucronía. Por eso es una técnica poco aceptada. En cambio, funciona cuando se corrigen los elementos germinales de una historia o se llenan sus huecos o se elige alguna de las versiones conflictivas, sin imponer una ilusión ucrónica que apenas conseguiría mantenerse en pie debido a las convicciones del lector. CIERTAS narraciones han sido tan insistentes, que se las tomó como verdad histórica. Son literatura y son historia. La Ilíada y la Odisea, así como los múltiples relatos de la Biblia fueron creídos a pies juntillas, luego descalificados como fantasías y por fin objeto de confirmaciones. En el imaginario colectivo hay relatos que tienen más poder que las evidencias. Por eso nadie puede dejar de reconocer a Don Quijote y Sancho Panza. Shakespeare ?"el creador del hombre", según Harold Bloom? nos dejó obras inspiradas en muchas historias distorsionadas con enérgica libertad, y son más creídas que la misma historia, porque nos abren a los secretos del alma, sus rencores, miedos, deseos y fantasmas. La literatura ficcional muestra desnudo, con impúdica eficacia, al esquivo ser humano.

(Nota de Clave 88: lamentamos que por alguna causa en el texto figura al Grl. Lee como Jefe de la Unión, cuando fue el Jefe del Ejército de la Confederación, y por lo tanto nunca ganó, "en la realidad" la batalla de Gettysburg". No obstante, ese error que no podíamos ignorar al publicar la importante nota, no desmerece para nada el fondo de la cuestión que se trata.)

jueves, 23 de octubre de 2008

NEOLOGISMOS EN LA PRENSA ARGENTINA: DIME CÓMO HABLAS... (1)


(Nota de Clave 88: Dada la extensión de la nota se publica en dos entregas)
Le Monde Diplomatique Edición Cono Sur, 22Oct08
Un diccionario publicado por la Universidad Nacional de General Sarmiento reseña 1.300 neologismos aparecidos en la prensa nacional entre 2003 y 2005. Abundan los vocablos referidos a la economía y a los derechos humanos. Su análisis permite leer los cambios sociales, las tensiones políticas y las modas que atravesaron el país en los últimos años.
Diego Rosemberg
Periodista.
© LMD ed. Cono Sur

“El trabajo revela la sociedad post crisis”, define Andreína Adelstein, coautora de 1.300 neologismos en la prensa argentina, junto a Inés Kuguel y Gabriela Resnik (1). La cantidad de nuevos términos económicos que se incluyeron en del lenguaje cotidiano habla de la importancia que tuvieron las finanzas en todos estos años. “Riesgo país”, “default”, “megacanje”, “tercerización”, “formador de precios”, “base monetaria”, “cuasimoneda”, “off shore, “holdout”, son apenas un puñado de ejemplos que se suman a otros preexistentes pero que las investigadoras consideran también neologismos por no haber sido incluidos en ningún tipo de diccionario de español o de argentinismos hasta esta publicación, como son los casos de “hiperinflación”, “deuda externa”, “convertibilidad” o “microcrédito”.

Campo de disputa ideológica
Muchas de estas nuevas palabras o expresiones no fueron acuñadas por los propios periodistas, sino absorbidas sin filtros del lenguaje utilizado por sus fuentes. Y, se sabe, las fuentes siempre son interesadas: intentan seducir a la prensa con sus relatos de los hechos para que los medios instalen en la opinión pública sus puntos de vista sobre la realidad. “Cuando consultamos a algunos economistas para que nos especifiquen las definiciones de estos neologismos, nos comentaban que la primera vez que los habían visto no era en los diarios, sino en los documentos que hacían circular los organismos internacionales para sugerir las políticas que se debían aplicar en el país”, señala Kuguel. No parece casual, entonces, que las investigadoras hayan descubierto que buena parte de estos términos connotan pesimismo y sensaciones de temor. En su última visita a Argentina, la periodista canadiense Naomi Klein manifestó que el ex ministro de Economía Domingo Cavallo le había admitido en una entrevista que a los capitalistas les entusiasma que la población tenga miedo en situaciones de crisis porque pueden avanzar más fácilmente con sus programas y sacar mayores ventajas. El contagio del habla social con la jerga económica llegó al contrasentido de definir como un “banco de alimentos” a un proyecto solidario que recibe donaciones de comida para distribuirlas en zonas carenciadas. ¿Existe alguna institución menos solidaria que esas entidades financieras a las que se llama “banco”? El lenguaje es un campo más –aunque no menor– de disputa ideológica. Por eso, en algunos casos aparecieron dos neologismos diferentes para designar a una misma situación. El ejemplo más claro tal vez sea el de “capitales golondrina” o “fondos buitre”, según se quiso connotar de manera positiva o negativa a los capitales invertidos de manera especulativa y por breves lapsos en la economía de un país. El uso sutil de las palabras para fijar posición sin que la opinión quede expuesta de manera explícita no es un recurso novedoso en la prensa argentina. Desde los años ’80, por ejemplo, en la mayoría de las crónicas sobre conflictos gremiales suele expresarse que los trabajadores “acatan” las medidas de fuerza, utilizando para informar un verbo que connota sumisión a una orden de la autoridad. Rara vez, en cambio, los periodistas hablan de “adhesión” a los paros sindicales, expresión que significaría que los trabajadores se suman y participan de manera voluntaria en las huelgas. Uno de los neologismos que aparece en el trabajo publicado por la Universidad de General Sarmiento sirve de ejemplo para mostrar cómo las nuevas construcciones muchas veces pretenden guiar las lecturas. Los medios de comunicación utilizan con frecuencia el neologismo “globalifóbico” para referirse a los militantes que tienen una posición ideológica contraria a la actual globalización. El nuevo vocablo asocia a estas personas con una fobia que, como indica el diccionario, es un temor irracional. De esta forma, sus acciones no pertenecerían al universo de la política sino al de la salud mental. “Sería bueno saber con qué grado de conciencia se utilizan estos términos. En medio del conflicto del campo escuchaba decir ‘piquetero rural’ o ‘golpismo’ y yo me preguntaba si los periodistas estaban diciendo lo que realmente querían decir. Por momentos la sensación es que cualquiera dice cualquier cosa y a quien trabaja con la palabra como materia prima se le podría exigir mayor responsabilidad”, opina Adelstein. En el reciente conflicto desatado por la implementación de las retenciones móviles resultó interesante analizar cómo algunos medios fijaban posición utilizando la palabra “paro” o la expresión “lock out”, según editorializaban a favor de los ruralistas o del gobierno respectivamente. También fue sustancioso observar cómo comenzó a expandirse el neologismo “agronegocio”. Hasta hace unos años, los economistas argentinos hablaban de “agricultura” para designar a una rama de la economía que –sin desconocer la disputa de intereses que allí se daba– aún conservaba algún apego a los modos de vida y las costumbres regionales. Los organismos oficiales, sean ministerios o secretarías, todavía utilizan ese vocablo en su propia denominación. En cambio, el neologismo “agronegocio”, un término que fue propalado con admiración por los suplementos rurales de los diarios, parece ostentar atributos positivos de modernidad y encripta en su connotación una forma de explotación rural que incluye a los fondos de inversión (buitres o golondrinas, según quien los mire), los “pools” de siembra, los fideicomisos y las semillas trangénicas.
(1) 1.300 neologismos en la prensa argentina, Universidad General San Martín, Buenos Aires, mayo de 2008, 208 páginas, 18 pesos.

(Continuará.- La próxima entrega el domingo 26)

martes, 21 de octubre de 2008

MAFALDA VACILA (1) CON EL VAMPIRO


(1) Nota de Clave 88 Cultural: RAE;acepción de "vacilar" 4. intr. coloq. Col., C. Rica, Cuba y Guat. Gozar, divertirse, holgar.
El País, Madrid, España, 12Oct08
Quino y Juan Padrón sacan a pasear a sus dos personajes más populares
JUAN CRUZ - Madrid

La verdad es que esa Mafalda que ha dibujado Quino parece que tirita de amor o de frío, y el vampiro que le dibuja Juan Padrón le da calor, la anima a adentrarse "solita" en el otoño de Madrid. Ya Mafalda no sale, Quino la dejó de dibujar, pero ha venido con él al festival VivAmérica, y aquí se ha encontrado con Elpidio Valdés, el vampiro de Juan Padrón, que le vacila. "¡Hola, Mafaldita! ¿Qué tú haces, mijita, tan solita pol Madrid?".
Se han puesto a dibujar bajo una luz clara, en uno de los pasillos de Casa de América, junto a sendas cervezas que apuran como si estuvieran en una larga tertulia en La Habana. Allí se encontraron Quino y Juan Padrón en 1984, cuando ya el primero, cuyo nombre de pila es Joaquín Lavado, era la celebridad internacional que dio a la luz a Mafalda, y Juan Padrón, que era todavía un chiquillo pero ya tenía al vampiro Elpidio Valdés andando por el mundo y vacilando en La Habana. A Juan le dijeron: "Viene Quino". Se afeitó, se peló, se vistió de limpio y se plantó en el aeropuerto. "Busco a Quino", escribió en un letrero, y desde entonces son uña humana y carne de celuloide. Le convenció, con la complicidad de Alicia, la mujer de Joaquín Lavado, para llevar a la animación sus quinoscopios (1985), y la misma mano le llevó a ambos a poner a Mafalda en movimiento cinético en 1993. Pero lo de menos ha sido el trabajo. Parece amor lo que padecen, de modo que cuando Elpidio le hace carantoñas a Mafalda ("Qué tú haces tan solita pol Madrid"), no es difícil ver en el vampiro habanero a este Juan grande y melancólico, director de cine, guionista, humorista, novelista, y sobre todo habanero, buscando y obteniendo el cariño con que lo recibió en sus brazos este argentino, Joaquín Lavado, que aquí [ayer por la tarde], mientras habla con nosotros, desmiente con su sencillez casi de cristal la fama e incluso la edad, 79 años, 18 más que su colega. Lo que no disimula es su risueña melancolía; su colega Rep le envió este mensaje desde Buenos Aires: "¡Alégrate!". Es alegre por dentro, eso da más placer.
Hablan como si se supieran un guión en el que el vampiro lleva la voz y Mafalda lleva el gesto. Refunfuña Mafalda, mientras el vampiro, o su autor, recuenta la historia. Juan Padrón viene de la crisis ("allí, en Cuba, la crisis es la vida") y Quino inventó Mafalda sin saber que la crisis que iba a ver aquella niña argentina iba a ser la crisis que sigue. "Y es curioso: hoy diría lo mismo de todo". Acaso porque, y eso lo dice Padrón, lo que Mafalda hizo fue reflexionar sobre la vida como si ella no fuera de ningún sitio. ¿De ningún sitio? Una vez le dijo un finlandés: "Usted cree que Mafalda es argentina. Pero es finlandesa". Y española. En este país (donde se publicó mermada por la censura franquista, que obligó a Lumen a poner este letrero: "Sólo para adultos"), Mafalda se convirtió en un emblema intergeneracional, un poco como lo que fue el Manolito Gafotas de Elvira Lindo. Y nació sin pretensiones, como Elpidio, que nació "para ayudar a que nos riéramos de los vampiros". Mafalda, miren por donde, surgió del frío. A Quino le habían pedido que dibujara una familia que debía servir de reclamo para una marca de neveras. Y creó la familia de Mafalda, a partir de personajes que tenía cerca; Jorge Timossi, periodista argentino afincado en Cuba, le dio la pauta para Felipito, por ejemplo, y así sucesivamente; pero la marca de neveras finalmente se olvidó de su objetivo, a Quino le pidieron una tira diaria, sacó de su baúl a la Mafalda primitiva, y ya Mafalda se le puso en la chepa como un adjetivo a su nombre. Y ya ahora dices Quino y dices Mafalda como si fueran lo mismo.
Y lo son. Lo dice Juan Padrón, él lo vio enseguida. Claro, Joaquín Lavado lleva gafas grandes, es delicado y tranquilo, no vocifera, y Mafalda se cabrea a veces, grita y aunque es una existencialista (porque persiste en existir) pregunta como si el mundo lo pudieran arreglar sus preguntas. Él no pregunta, escucha, con sus ojos grandes; dice Juan Padrón que lo que le apasiona de los dibujos de Quino (los de Mafalda y todos) son los ojos; con sus alumnos en La Habana desmonta los personajes de su maestro, y se fija en la escenografía. "Eso es lo que he aprendido de él, a crear el mundo en el que viven sus criaturas; es fascinante. ¡Y le copio! Pero no pienso pagarle derechos de autor. Ja, ja, ja". Son muchos años de relación; después de aquel primer día en La Habana, ya los matrimonios (Quino y Alicia, Juan y Berta) son amigos de veras; en una época Juan guardaba en La Habana la tapa del inodoro de Quino. ¿Y cómo es eso? En ese tiempo, los inodoros del hotel Nacional no tenían tapa, así que Quino se llevaba una de Buenos Aires, y cada vez que regresaba a La Habana Juan la sacaba de donde la tuviera guardada, así que cada vez que Quino anunciaba su visita, Juan gritaba: "¡La tapa de Quino!". Pero, por supuesto, aparte de la tapa del inodoro ha habido muchísimo más. A Juan le sirvió Quino en bandeja el aprendizaje de la estructura y de la escenografía de sus personajes (entre ellos, el del vampiro Elpidio), pero a Quino el cine de Juan le sirvió para imaginarse a los personajes en una secuencia, como si estuvieran vivos y andando, no sólo en el dibujo sino en la mente, y por supuesto en la mente de los lectores. "Eso me dio libertad; en los dibujos yo ponía una escalera y la escalera tenía que seguir siempre, pero el cine me enseñó que la escalera puede aparecer y desaparecer y no pasa nada". Ayer por la tarde hablaban Quino y Juan de todo esto en la Casa de América, al lado de donde Daniel Samper, Piedad Bonnett y Xavier Velasco hablaban de la sátira. Sobrevuela en el ambiente el pánico que se vive adentro y afuera de la realidad, y ellos estaban allí, buscándole humor a la cosa. ¿Qué estaría diciendo Mafalda?, le pregunté a Quino. "Y fíjate, lo que dijo siempre; mientras la dibujé me venían a la mente lo que mis padres me decían de la Guerra Civil española, y lo que pasaba entonces en Argentina y en el mundo, y siempre ha habido momentos como éste en que Mafalda reflexionaba como una niña que tuviera detrás una experiencia casi siempre dramática". Un cómico argentino, Enrique Pinti, recuerda Quino, decía que el hombre cree tener cinco mil ideas, "y tiene cinco en realidad". Pues esas cinco ideas estaban en Mafalda, y sirven, y servirán, para referirse al mundo, con la melancolía y con el rubor avergonzado con que miran alrededor Mafalda y el vampiro, ahora de paso, y solitos, "pol Madrid".

domingo, 19 de octubre de 2008

LA COLECCIÓN FORTABAT DE AMALIA FORTABAT SE EXHIBIRÁ A PARTIR DEL MIÉRCOLES. ALBERGARÁ 230 OBRAS DE ARTE ARGENTINO Y EUROPEO


La Nación. Buenos Aires, Argentina, 19Oct08
Por Alicia de Arteaga
De la Redacción de LA NACION
Será Amalita en persona quien reciba mañana por la tarde al selecto grupo de críticos y periodistas invitados a la apertura de las salas del pabellón de acero y vidrio, diseñado por el uruguayo Rafael Viñoly para albergar una selección de su colección privada, que en un gesto de mecenazgo sin precedente ha decidido hacer pública.

Radicado desde hace años en Nueva York, autor de proyectos premiados, como el ya famoso Forum, de Tokio, Viñoly no estará en la inauguración para ver con sus propios ojos cómo se desplaza el techo corredizo del edificio, uno de los sueños de Amalita, quien siempre quiso mirar sus cuadros y las estrellas al mismo tiempo. En la sala de 90 metros de largo, se exhibirán 230 obras elegidas y catalogadas por dos curadores y un coordinador general, cuyos nombres fueron mantenidos en la máxima reserva bajo las siete llaves de un contrato de confidencialidad. Pintura argentina de los siglos XIX y XX, arte europeo y obras de los precursores viajeros integran un conjunto signado por el gusto personal de una de las mayores coleccionistas que ha tenido la Argentina. Hasta no hace mucho, esos cuadros formaban parte de su pinacoteca personal, dispersa en distintas propiedades, acá y en el exterior. Desde el miércoles, día D, las nuevas galerías dotadas de los últimos estándares museológicos podrán ser visitadas por el público, previo pago de la entrada de 15 pesos. La Colección Fortabat tendrá su cafetería-restaurante, regenteada por un especialista como es Carlos Esnal (Emporio Armani Café) y formidables vistas al río y al skyline de Catalinas. Para Puerto Madero será la oportunidad de integrarse al circuito de museos en esa secuencia que comienza en la Fundación Proa, en La Boca, y culmina en el Museo Sívori, en Palermo. Amalia Lacroze de Fortabat, la empresaria más poderosa de la Argentina, guió los destinos de Loma Negra hasta que los reveses económicos la obligaron a vender la cementera al grupo brasilero Camargo. En los años 90, presidió el Fondo Nacional de las Artes y fue durante su gestión que la institución adquirió la casa modernista de la calle Rufino de Elizalde, proyecto de Alejandro Bustillo para Victoria Ocampo.
Entre las joyitas de su colección se cuenta un maravilloso Turner pintado en Venecia, que hizo suspirar a Bob Colacello. El cotizado y zumbón periodista de Vanity Fair viajó a Buenos Aires cuando promediaban los 90 ?para entrevistar y desentrañar el misterio de la dama de cemento?, entonces invitada obligada a la Casa Blanca por lo menos tres veces por mes, acostumbrada a volar sin escalas en su Lear Jet la ruta Buenos Aires-Washington.
Aquel divino Turner de luz mortecina hizo historia. Comprado en su momento a precio récord, poco más de siete millones de dólares, le dio visibilidad internacional. The New York Times habló de “la dama de blanco sudamericana que se quedó con Julieta y su niñera El cuadro estuvo por años arriba de la chimenea de su piso en Libertador, y todo hace pensar que será la estrella de esta colección privada hecha pública a la que su propietaria se niega a llamar “museo”.

Sin cámaras ni multitudes
Los cuadros siempre fueron su pasión. De chica pintaba y admiraba especialmente la pintura de Vermeer, el holandés que en poco más de treinta cuadros eternizó magistralmente la vida doméstica de la mujer burguesa. Un gusto que compartía con Alfredo Fortabat, su marido, fundador de Loma Negra. Pasado mañana, Amalita recibirá a sus amigos íntimos. No quiere multitudes ni cámaras ni revuelo mediático, razón por la cual medio Buenos Aires cultural se lamenta de no haber recibido la invitación con letras en relieve firmada de puño y letra. La misma tarjeta fue desde siempre la contraseña para los festejos de su cumpleaños, el 15 de agosto, en su elegante dúplex de la Avenida del Libertador. Ella personalmente controló la lista de invitados, pocos, aunque es posible que haya aceptado los consejos de quien es actualmente su más cercano colaborador, el economista Alfonso Prat-Gay, que fue presidente del Banco Central y es el candidato in pectore de Lilita Carrió para las elecciones de 2009. El futuro de la Colección Fortabat está asegurado a través de la donación realizada por la empresaria a la Fundación del mismo nombre. Se trata de un gesto infrecuente que enriquece el patrimonio de la ciudad y suma argumentos para consolidar a Buenos Aires a la cabeza del ránking de las ciudades más visitadas del mundo, según el veredicto de Condé Nast Traveler , prestigiosa revista dedicada al turismo de alta gama. El mecenazgo, tan común entre sus amigos norteamericanos, como David Rockefeller o Carol Petrie, es en la Argentina del siglo XXI una acción solitaria y sin estímulos. La ley de mecenazgo, herramienta alentadora para benefactores, patrocinadores y donantes sigue siendo todavía una asignatura pendiente en el nivel nacional.

sábado, 18 de octubre de 2008

ACIERTOS Y ERRORES DE LOS HOMBRES QUE DAN EL PREMIO NOBEL


(Nota de la Redacción: continuamos con nuestra política de publicar opiniones de diferentes tendencias, defendiendo la libre expresión de ideas. Con este proceder tratamos de diferenciarnos de medios ideologizados que hacen del “monocultivo de ideas” su razón de ser.)

La Nación, Buenos Aires, Argentina, 18Oct08
Llevan años ignorando los pronósticos
Por Tomás Eloy Martínez
Para LA NACION

Si el premio Nobel de Literatura despierta tantas ilusiones en escritores que lo merecen como Borges, que vivió quejándose por el tormento anual de ser un candidato perpetuo y siempre relegado, es porque se concede una sola vez por la obra de toda la vida y porque su prestigio centenario acompaña a los elegidos hasta la muerte. Los dieciocho miembros de la Academia Sueca que eligen al ganador no parecen regirse por otro criterio que el de la divisa de la institución, Snille och Smak , es decir, "Talento y Gusto". La lista de premiados abarca todas las regiones geográficas, desde Islandia y Chile hasta Japón y Guatemala, e incluye autores con inclinaciones políticas dispares. Fueron premiados stalinistas irredimibles, como Mijail Sholojov, y críticos del absolutismo soviético, como Boris Pasternak y Alexander Solyenitsin. Ninguna voz autorizada de la Academia se ha alzado para explicar por qué este autor sí y aquel otro no, y tampoco nadie ha pedido explicaciones. Talento y gusto son atributos que podrían aplicarse a casi cualquier escritor, aunque parecen insuficientes para definir las obras que merecen, verdaderamente el Nobel: aquellas que se arriesgan a transformar la literatura y establecen un antes y un después.
Durante períodos que suelen durar demasiados años, los académicos suecos se esmeran en ignorar a los genios evidentes y, con la misma suficiencia, echan luz sobre genios ocultos cuyo mayor mérito es figurar entre los elegidos. La primera década del Nobel es un modelo de esas distracciones. Ganaron el premio algunos monumentos al olvido, como el matemático y versificador español José Echegaray y Eizaguirre, el dramaturgo noruego Bjorstjerne Bjoernson y el lánguido poeta provenzal Frederic Mistral, cuando aún estaban vivos dos de los escritores más grandes de los siglos anteriores: Henryk Ibsen y Leon Tolstoi, que murieron sin premio pero en estado de gloria.
Pocos le perdonan a la Academia que haya dejado partir con las manos vacías a Borges, a Nabokov, a Henry James y a Joseph Conrad, quienes habrían podido ampliar la lista de los premiados indiscutibles junto a William Faulkner, Luigi Pirandello, Eugene O´Neill y Samuel Beckett. Sólo dentro de algunas décadas se podrá saber si algunos de los que ahora parecen dudosos crearon una obra digna de perdurar. Todavía no hay consenso sobre la justicia de los premios otorgados a Dario Fo en 1997, a Imre Kertész en 2002 y a Elfriede Jelinek en 2004, quienes aún están vivos para creerlo. De todos los premios Nobel, el de Literatura es el que responde a criterios más inasibles, sujetos a valores sin unidades de medida, como el talento y la revelación de mundos nuevos sostenidos por la simple gracia del lenguaje. En Medicina y Fisiología se sabe que los grandes descubrimientos llevan en línea recta al galardón; en la literatura todos los caminos se confunden. Cuando los franceses Luc Montagnier y Françoise Barré-Sinoussi detectaron el virus que desencadena el sida, ya podían ver el Nobel en sus horizontes, aunque hubo algunas disputas sobre la paternidad de la investigación. También el alemán Harald zur Hausen pudo prever la fama que se le venía encima al identificar el virus que provoca el cáncer de cuello de útero. Los tres recibirán el premio el próximo 10 de diciembre, con toda la justicia de este mundo. En teoría, el Nobel de la Paz, elegido por el Parlamento noruego, no debería tener margen para la duda, pero es allí donde se dieron los mayores desatinos. Es difícil aceptar que se lo hayan concedido a Theodore Roosevelt en 1906, a Henry Kissinger en 1973 (a medias con el vietnamita Le Duc Tho, quien declinó la distinción con dignidad, para evitar confusiones), a Sadat y a Begin en 1978, a Simon Peres y Yasser Arafat en 1994. Del que más se habla, sin embargo, es del Premio Nobel de Literatura, quizá porque lleva años burlándose de las predicciones, soslayando a los escritores más grandes y complaciéndose en favorecer a los menos incómodos. Sigue siendo fácil asombrarse de los errores fatales que cometió la Academia en sus primeras veinte selecciones, porque esos nombres ya fueron barridos hace mucho por los vientos de la memoria. ¿Quién recuerda hoy a Heyse, Von Heidenstam, Gjellerup y Pontoppidan, por no extender la lista? Algunos de ellos fueron famosos en su tiempo y pocas voces se alzaron para discutirlos cuando ganaron, pero ahora sus mediocridades van quedando al descubierto, como sucede con varios de los españoles que se llevaron la distinción (en especial Echegaray, Benavente y Cela) y con algunas sonoras nulidades como Pearl S. Buck, Grazia Deledda y el esforzado naturalista tardío Roger Martin Du Gard, cuyos ladrillos siguen esperando la clemencia de los años. El premio tuvo la virtud de abrir las puertas de autores a los que se conocía muy poco y que despertaron un asombro irresistible. Entre ellos está el maravilloso islandés Halldor K. Laxness, el gran poeta griego Giorgos Seferis y dos de los mejores narradores del pasado siglo: el japonés Yasunari Kawabata y el hebreo Isaac Bashevis Singer. Hace ya muchos años que nadie asocia con la grandeza el nombre del escritor que gana el Nobel. No se advierten las señales universales de aprobación que hubieran saludado la elección de otro Tolstoi o de otro Borges, quizá porque el estado natural de la literatura es el de la discusión y el desacuerdo. Nadie duda de los méritos de Coetzee, de Harold Pinter, de Ohran Pamuk y de Doris Lessing, pero ¿cuántas personas sienten que leerlos les ha cambiado la vida? De muy pocos creadores se puede decir eso, pero da la casualidad de que esos pocos murieron sin el premio: Kafka, Joyce, Virginia Woolf, Borges, Proust. El Nobel a Jean-Marie-Gustave Le Clézio sorprendió a muchos este año. En la década de 1960, su novela Le procès verbal que Seix Barral publicó en la colección Formentor con un título pedregoso, El atestado despertó en los lectores un inmediato entusiasmo. La escritura febril de Le Clézio, generosa en audacias formales, exponía las angustias del individuo que llegaba a las puertas de la modernidad en estado de conflicto contra la invasión de los objetos de consumo y contra el poder creciente de las masas. Tenía entonces sólo 23 años, había nacido en Niza en 1940, y su irrupción en el reino de la novela prometía liberar a los lectores de las asfixias impuestas por la escritura milimétrica del ingeniero Alain Robbe-Grillet. Pero Le Clézio estaba dispuesto a llevar a todos los extremos su afán de libertad. En los años que siguieron a Le procès verbal se apartó de las exhibiciones literarias, abandonó París y se dedicó a dar vueltas por el mundo en busca de las culturas que no habían dejado huellas escritas. Estuvo en Panamá, en Belize, en México. Allí lo conocí en 1991, cuando pasó por Michoacán rumbo a la Sierra Madre, donde vivían los indios tarahumaras que tanto habían impresionado a Antonin Artaud. De todo lo que dijo entonces, que no fue mucho, recuerdo la impresión que me produjo su resumen de lo que deseaba escribir: Quisiera ir más allá del lenguaje, dejarme llevar por una poesía en estado puro, una poesía creada por gestos y por los ritmos de la danza; es decir, por el ser en ebullición.
Sus libros empezaban a emplear entonces un lenguaje sagrado, que recuerda los escritos indígenas sobre la creación del mundo. Otras veces eran sólo crónicas de viaje que incluían descripciones austeras y, muy de vez en cuando, revelaciones sobre los efectos que el paisaje ejercía en la gente. Los títulos de esas obras lo dicen todo: Viajes del otro lado, El buscador de oro , El éxtasis material , Terra Amata . Lo que Le Clézio ha dado a conocer está todavía muy lejos del proyecto ambicioso y acaso inalcanzable que enunció en 1991, pero su Nobel abre muchas más puertas que algunos predecesores recientes como Szymborska, Dario Fo, Naipaul y Jelinek. Es inevitable que la Academia Sueca se equivoque, pero esta vez se equivocó menos que en los veinte años pasados. El itinerario desparejo que dibujan los nombres de los ganadores es no sólo una definición del Nobel, sino también "quién sabe" del misterioso destino de la literatura.

¿LA TUMBA DE GLADIATOR?


El País, Madrid, España, 18Oct08
Los descubridores del sepulcro de Marcus Macrinus lo identifican, sin pruebas, con el general de la película
JACINTO ANTÓN - Barcelona -
El general Maximus, el valiente y adusto protagonista de la película de Ridley Scott Gladiator, no existió, por supuesto. Pero hay que ver cómo vende.

Convertido en un verdadero mito, el militar caído en desgracia que se metamorfosea en gladiador y tras labrarse una sangrienta carrera en las arenas de todos los anfiteatros del Imperio llega hasta el Coliseo para cumplir su venganza sobre el injusto y cruel emperador, ha servido ahora para dar más empaque a un descubrimiento arqueológico. El hallazgo en Saxa Rubra, al norte de Roma, cerca de la antigua Via Flaminmia, de restos de la monumental tumba de Marcus Nonius Macrinus, un general que vivió en la misma época que el ficticio Maximus y comparte algunos -poquitos- de sus rasgos, se ha convertido en una noticia de primera magnitud por la asociación entre los dos personajes. Poco importa que el pobre Macrinus no fuera hispano y no viviera ni por asomo las agonías (ni los éxitos -tigres, amazonas y myrmillones despachados-) de la arena. Ni que no exista la más mínima prueba de que cayera en desgracia, fuera represaliado y no digamos ya muriera a manos del emperador de turno (Cómodo) o tuviera un rollo con la hija de Marco Aurelio, Annia Lucilla. Todo ello le importa una higa al Ministerio de Cultura italiano y a los arqueólogos que se han prestado al gratificante juego de identificar al personaje real y al de celuloide, aunque ello suponga armar un lío en la cabeza de la gente, sorprendida con titulares como Hallada la tumba del verdadero Gladiator, a los que, inevitablemente, ha dado lugar la noticia. Originario de Brescia, el procónsul Macrinus, figura importante del ejército romano de la época, amigo del emperador Marco Aurelio y acreditado militar en la lucha contra los cuados y los marcomanos, tiene sólo eso en común con el esforzado Maximus de Russell Crowe. En la misma época hay muchos otros personajes con esas características y que podrían considerarse incluso más cercanos al carácter de Maximus que Macrinus. Por ejemplo Publio Helvio Pertinax, otro general -tribuno de la VI Victrix- que lucho también en el Danubio bajo Marco Aurelio, y que además tiene el morbo de haber sido víctima de intrigas cortesanas. Pertinax incluso fue atacado por legionarios amotinados, ¡y dado por muerto! Y, según la Historia Augusta, estaba cachas como Crowe. Pertinax se implicó en las conspiraciones contra Cómodo y tras el asesinato de éste fue nombrado brevemente emperador. De hecho, Pertinax fue la inspiración del general Livio (Stephen Boyd), el personaje tan parecido a Maximus de La caída del Imperio Romano, el filme de Anthony Mann de 1964 del que Gladiator es en parte un remake, incluido el asesinato de Marco Aurelio, la rivalidad de su hijo Cómodo con el fiel general al mando de las legiones y las espectaculares batallas con los germanos. Al pobre Macrinus real le habría horrorizado seguramente que alguien pudiera confundirlo con un gladiador. Para un noble romano, formar parte de los munera gladiatoria, las luchas de gladiadores, era tan horrible y vergonzoso como para un político actual protagonizar espectáculos eróticos en vivo. Los gladiadores eran lo más bajo de lo bajo, perditi homines. De ahí el escándalo que provocaron algunos emperadores, como, precisamente Cómodo, por su afición a relacionarse con los gladiadores y entrenar con ellos. A Cómodo, claro, no lo mató en realidad un ex general convertido en gladiador, sino un atleta con el que solía boxear, Narcissus, y que lo estranguló como parte final de una conspiración. En una curiosa doble sesión peplum-arqueológica, también se ha anunciado el hallazgo por parte de otro equipo de una cripta situada bajo la domus del emperador Tiberio, donde, según Suetonio, en un descanso de los Juegos Palatinos, que se celebraban en palacio, habría sido asesinado su sucesor Calígula por el prefecto de la guardia pretoriana, Casio Querea.

viernes, 17 de octubre de 2008

LA FOTOGRAFÍA DE ROBERT CAPA 'MUERTE DE UN MILICIANO' FUE REAL


La Vanguardia, Barcelona, España, 16Oct08
Londres. (EFE).- ¿Fue o no fue un montaje?. La duda que ha perseguido a la famosa foto 'Muerte de un miliciano', que tomó Robert Capa en la Guerra Civil española (1936-1939), parece disiparse en Londres, donde una exposición sugiere ahora que no hubo ni trampa ni cartón.
Titulada '¡Esto es la guerra! Robert Capa trabajando', la muestra, que se inaugura este viernes en el Barbican Centre y podrá visitarse hasta el 25 de enero, aporta nuevas fotos que prueban la autenticidad de la muerte del soldado, si bien todo apunta a que fue más un accidente que el trágico desenlace de una batalla. La impactante fotografía, conocida como 'El soldado caído' o 'Muerte de un miliciano', se convirtió en un icono de la contienda española y en una obra cumbre del fotoperiodismo de guerra.
La imagen refleja el momento en que el anarquista Federico Borrell García muere, el 5 de septiembre de 1936, de un balazo en un soleado paraje de Cerro Muriano, cerca de Córdoba, en el sur de España. Borrell García, de 24 años y apodado 'Taino', aparece cayendo hacia atrás con un brazo estirado de cuya mano se desliza un fusil, una escena dramática que el legendario fotógrafo de origen húngaro consiguió captar desde una trinchera.
La foto se publicó por primera vez el 23 de septiembre de 1936 en la revista francesa 'Vu' -un ejemplar puede verse en la muestra- con un pie que hablaba de soldados "sosteniendo sus rifles, bajando la ladera", y añadía: "De repente, su avance fue interrumpido, una bala silbó y su sangre fue derramada en su suelo nativo". Sin embargo, la peculiaridad de la instantánea -la ausencia de soldados próximos a Borrell en el campo de batalla, la falta de pruebas visibles de la herida de bala y, por qué no decirlo, el insólito don de la oportunidad de Capa- alentó las sospechas de falsedad.
El caso es que el día de la muerte del miliciano, confirmada más tarde por su familia, Capa sacó en Cerro Muriano 40 instantáneas. Por cierto, la exposición del Barbican revela por primera vez que Capa tomó esas fotografías junto a su novia, la alemana y también fotógrafa Gerda Taro, quien, de hecho, acabó perdiendo la vida bajo las cadenas de un carro de combate en plena Guerra Civil. Setenta y dos años después, las 40 fotos, perdidas hasta hace poco en la caótica herencia del fotógrafo y descubiertas en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, fundado por el hermano menor de Capa, trazan en Londres la secuencia que aclara qué sucedió antes y después de la singular foto de Borrell García.
Entre esas imágenes, investigadas a fondo por el biógrafo de Capa, Richard Whelan, fallecido el pasado año mientras organizaba la exhibición londinense, se encuentra una tomada poco antes de que un tiro inesperado fulminara a 'Taino'.
En dicha instantánea, Borrell y otros milicianos posan para Capa con aparente actitud festiva y los fusiles en alto. Otra inmortaliza a los militares en maniobras de salto en una trinchera, y una tercera, nunca vista hasta ahora, capta a un segundo miliciano abatido en el mismo páramo en el que Borrell García había perecido minutos antes. Según la reconstrucción del suceso que hizo Whelan y que parecen corroborar las fotos expuestas en Londres (que viajarán en junio de 2009 al Museo Nacional de Arte de Catalunya), Capa aprovechó la hora de la siesta, respetada por los bandos republicano y franquista, para fotografiar a los soldados simulando acciones bélicas.
"Lo que hemos averiguado con estas nuevas fotos de ese día, y que ignorábamos antes, es que no se tomaron en el fragor de una batalla, sino en un momento de poca actividad en el que los milicianos recrean escenas de batalla para los fotógrafos", explicó la comisaria de la exposición, Cynthia Young, que colaboró con Whelan. El ajetreo de la tropa, dejó dicho el biógrafo, debió atraer la atención de las fuerzas franquistas y, "justo cuando Capa iba a presionar el botón, un fusil enemigo oculto abrió fuego".
Young no alberga dudas: "Es -subrayó- la foto auténtica de un miliciano en el instante de su muerte, según nuestra investigación". 'Muerte de un miliciano' o 'El soldado caído' cimentó la reputación de Capa, cofundador de la agencia Magnum, como genial corresponsal gráfico de guerra. El fotógrafo, cuyo verdadero nombre era Andre Friedmann (Budapest, 1913 - Vietnam, 1954), cubrió después numerosos conflictos. Memorables son, por ejemplo, sus fotos del desembarco aliado de Normandía en la II Guerra Mundial (1939-1945), que también pueden contemplarse en el Barbican.
Pero la suerte le abandonó el 25 de mayo de 1954 en Vietnam durante la Primera Guerra Indochina, cuando pisó una mina y murió -cómo no- con la cámara en la mano.

miércoles, 15 de octubre de 2008

"SE HA DIEZMADO EL PATRIMONIO CULTURAL DE ARGENTINA"


La Nación, Buenos Aires, Argentina, 15Oct08
Lo dice el arquitecto Daniel Schávelzon
“Muchos robos, como el del reloj de Belgrano, son mensajes mafiosos" Foto: Archivo
Por Carmen María Ramos
Para LA NACION

Las políticas patrimoniales aplicadas en el país tienen problemas graves que no se deben sólo a una mala práctica, sino a la ausencia de una acción coherente, pública y privada, respecto de la herencia cultural. El que lo afirma es Daniel Schávelzon, arquitecto de 58 años, con una maestría en restauración de monumentos arqueológicos y un doctorado en arquitectura precolombina (México, 1981 y 1984). "El nuestro es un patrimonio que ha sido diezmado y cada día es menos lo que nos queda", dice quien desde hace más de 30 años se especializa en arqueología histórica en áreas urbanas.
Sus trabajos son reconocidos por haber descubierto el valor de lo que encierra el subsuelo de Buenos Aires. Creó y dirige, desde 1991, el Centro de Arqueología Urbana; el Area de Arqueología Urbana en el gobierno porteño, desde 1996, y el Area Fundacional de Mendoza, desde 1988, entre otros. Es profesor titular de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, e investigador principal del Conicet. Autor de más de 300 trabajos en revistas científicas y de divulgación de diferentes países, ha publicado una treintena de libros sobre temas de su especialidad; entre otros, Arqueología de Buenos Aires , Historia del comer y del beber en Buenos Aires , y Mejor olvidar. La conservación del patrimonio cultural argentino .
- El título de su último libro es elocuente: Mejor olvidar . ¿Tanto maltratamos los argentinos nuestro patrimonio?
-Sí, más de lo que podemos soñar en nuestra peor pesadilla. Porque primero debemos definir bien cuál es, o cuál era, nuestro patrimonio verdadero, y luego ver si, por preocuparnos de cosas que no eran sustanciales, dejamos de lado lo importante. No hace falta recordarle a nadie que la Casa de la Independencia de Tucumán fue hecha en 1942; el Cabildo, en 1939, y todos los monumentos que representan nuestra independencia han sido, en el mejor de los casos, profundamente alterados. Si ellos fueron tratados así, ¿qué decir de lo demás? Pero también hay otras miradas: lo que hoy es una subsecretaría del gobierno de la ciudad era, hace sólo diez años, media docena de personas de buena voluntad que hacíamos lo que podíamos. Y antes de 1996 éramos, simplemente, enemigos a combatir. Hoy existe un casco histórico, donde se sostiene una postura. Recordemos que por proponer la preservación de San Telmo, en la década de 1970, a José María Peña lo amenazaron en público y por escrito. Hoy existe en Buenos Aires una carrera de restauradores-conservadores y hay en el país media docena de posgrados, lo que no es algo menor. El tema está en los medios. Por algo es.
-¿Puede resistir la conservación ante la presión inmobiliaria?
-Nadie quiere que alguien pierda dinero. Por eso existen sistemas de intercambio de metros cuadrados por construir de un lugar a otro y diversas medidas similares ya ensayadas en el mundo. Que a nuestros arquitectos o urbanistas o funcionarios no se las enseñen es otra cosa.
-¿Cómo resolvería el tema de casas de valor patrimonial que sus dueños quieren vender como terreno para levantar torres?
?No tenemos un Estado que las compre y compense las pérdidas, como en muchos países. En algunos sitios, una propiedad aumenta su valor por cada año de edad. Buenos Aires tiene la misma cantidad de habitantes que hace 50 años. ¿Por qué necesita aumentar tanto su escala? No lo sabemos; nadie estudió el tema. Se ha preferido plantearlo en términos de conflicto, en lugar de buscar alternativas. Se gana un tiempo que es el enemigo de la preservación, porque cada casa que cae es otra pérdida.
-¿Cómo entender casos de preservación como los docks de Puerto Madero, finalmente rodeados de torres, como una barrera de hormigón que separa más a la ciudad del río?
-Eso es un absurdo que, entre otras cosas, fue la causa de que Buenos Aires no fuese declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco. Gracias a esa barrera frente al río, nos inundamos, y el agua no se escurre por las napas. Lo estamos pagando muy caro. Hay que seguir una historia del pensamiento preservacionista, para tratar de encontrar dónde se cometió el error, dónde se bifurcaron los caminos. El otro pensamiento, el del mercado desaforado, no necesitamos estudiarlo: lo conocemos. Quien no entienda que el “torricidio” de la ciudad lo que ha creado es subdesarrollo, y no desarrollo, o mira para otro lado o confunde las cosas. Que le convenga, de acuerdo, pero no confundamos el interés privado con el colectivo.
-¿Hubo una evolución en el concepto de patrimonio?
-Sí. Hoy ya entendemos que no son patrimonio sólo los símbolos del nacionalismo, de lo militar y lo clerical. ¿Quién puede decir que una creencia es más importante que otra? ¿Quién puede asumir que un culto formal es más importante que la Difunta Correa? Durante mucho tiempo se discutió acerca de qué cosas componían nuestro patrimonio. Ahora, además, nos preguntamos quiénes eran los que tomaban las decisiones en nombre de todos, por qué nos quedamos afuera tantos de nosotros. Hace un siglo, el tema era de amateurs, coleccionistas y abogados amantes del arte. Después fue de los arquitectos. Ahora surgen los restauradores formados como especialistas. Por suerte, todo cambia.
-Ese Mejor olvidar del título de su libro, ¿es algo definitivo o hay un futuro con el que ilusionarse?
-Soy positivo. Intento construir racionalidad, pero lo destruido, lo sacado legal o ilegalmente, ya no está más, ni va a volver. El patrimonio se pierde de una vez. Si es por culpa de otro o por error nuestro, da lo mismo: se acabó. Ese es, en realidad, el comienzo sobre el que debemos reflexionar: que no hay marcha atrás y que lo que discutimos es mejorar nuestra calidad de vida, no mantener mausoleos. El tema no se resuelve con declaraciones o carteles en la calle o folletos en color. Ni siquiera con leyes, sino con políticas culturales serias. Ni más ni menos.

lunes, 13 de octubre de 2008

EL ESPAÑOL GANA HABLANTES Y AHORA BUSCA PRESTIGIO


El País, Madrid, España, 14Oct08
El Cervantes lanza una enciclopedia que analiza la buena salud de la cultura hispana en Estados Unidos
TEREIXA CONSTENLA - Madrid

El español ha ganado la batalla de la cantidad en Estados Unidos, pero todavía no puede afirmarse que haya ganado la guerra del prestigio. Hay 45 millones de latinos en Estados Unidos -el segundo país del mundo con más hispanohablantes después de México hoy, y previsiblemente el primero en 2050-, pero las dos únicas librerías de español que había en Nueva York han echado el cerrojo.
Las dos únicas librerías de español de Nueva York han cerrado el negocio. Es una de las contradicciones en las que se debate el español al norte del río Grande, según el director del Instituto Cervantes en Nueva York, Eduardo Lago. Se expande de forma imparable, pero todavía carece de un hueco propio en ámbitos de prestigio. "Por desgracia, el lugar cultural del español no tiene nada que ver con la estadística", lamentó ayer el escritor Antonio Muñoz Molina, durante la presentación de la Enciclopedia del español en los Estados Unidos, impulsada por el Instituto Cervantes y editada por Santillana. De ese déficit de prestigio, en opinión de Muñoz Molina, son en parte responsables instituciones y empresas. Y dio un ejemplo: el canal internacional de TVE. "¿Todo lo que tenemos que ofrecer al mundo es Cine de barrio? Si una persona cultivada que está aprendiendo español ve TVE y otros canales se muere de vergüenza", recriminó. La voz crítica de Muñoz Molina, que precedió a Lago en la dirección del Instituto Cervantes en Nueva York, tuvo el contrapunto positivo de Humberto López Morales, el profesor que ha coordinado la obra. "Yo sí creo en las estadísticas. No se trata de comparar Estados Unidos con Colombia o Argentina, sino con Estados Unidos hace 20 o 40 años. El grupo de origen son inmigrantes que llegan a un país donde se habla una lengua que no es la suya y hay un ambiente adverso, raro y desconocido", defendió. En cuatro décadas, la situación de los hispanos ha mejorado sensiblemente. Y, con ellos, la de su lengua materna. "Lo hispano está de moda, pero además de entusiasmo por las raíces también está el factor económico", indicó Humberto López, que citó como un indicador notable que se prime salarialmente a quienes dominan inglés y español. La enciclopedia (1.200 páginas, 80 artículos, 40 expertos) ofrece un análisis de la situación actual de la lengua y la cultura hispana en Estados Unidos. Pero también mira hacia el pasado -la primera incursión fue de Ponce de León en 1513- y otea el futuro, con las proyecciones demográficas que permiten vislumbrar una explosión de la lengua. Y un desplazamiento del centro de gravedad del español hacia Estados Unidos que, según Eduardo Lago, cristalizará "en una nueva variedad". Lago se sitúa a mitad de camino entre el optimismo militante de López Morales y el examen crítico de Muñoz Molina. Huye del triunfalismo, pero también hace hincapié en las nuevas tendencias que observa en el uso del español. "Antes los hispanos tenían mucha prisa por asimilar la cultura dominante, pero el español se ha convertido en un fenómeno de resistencia y afirmación", indicó ayer durante la presentación en el Instituto Cervantes, donde se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Ramiro Fonte, poeta y director de la sede de Lisboa. A Eduardo Lago se le ocurrió poner en marcha la obra al comprobar que la Enciclopedia del español en el mundo dedicaba ocho páginas escasas a diseccionar la situación del idioma en Estados Unidos, a pesar de que el país cuenta ya con más hablantes que Colombia o España. En apenas 18 meses se gestó la nueva enciclopedia, que, según Emiliano Martínez, presidente del Grupo Santillana, será "una obra de muy largo recorrido". Martínez apuntó hacia un indicador positivo sobre la salud del español: seis millones de estudiantes del idioma. En la propia Enciclopedia se reflejan más cifras en la misma línea: el crecimiento constante de su estudio en las universidades frente al retroceso del francés o el ruso. Y, como guinda de lo que está a la vuelta de la esquina, Humberto López dio otro dato: las ventas de Harry Potter en español en Estados Unidos superaron las de toda América Latina.

RECUPERAN EN BOGOTÁ UN GRABADO DE GOYA QUE HABÍA SIDO ROBADO EL MES PASADO


(Nota de Clave 88: esta entrada está relacionada con otra anterior: "ROBADO UN GRABADO DE GOYA EN UNA EXPOSICIÓN EN BOGOTÁ", para ir a esa nota hacer clic aquí.)
El Mundo, Madrid, España, 13Oct08
El grabado 'Tristes presentimientos de lo que va a acontecer'.
DPA.- BOGOTÁ.- La Policía colombiana ha recuperado un grabado del pintor español Francisco de Goya que había sido robado el mes pasado de una sala de exposiciones de Bogotá.

El cuadro fue encontrado en una habitación de un hotel de la capital colombiana y será sometido a pruebas para verificar su autenticidad, afirmó el diario 'El Tiempo' en su versión electrónica. El nombre de la obra es 'Tristes presentimientos de lo que va a acontecer' y fue hurtada el 11 de septiembre de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. No ha habido detenidos durante el operativo policial de recuperación de la obra. "Su técnica es aguafuerte, buril, punta seca y bruñidor. Mide 17,8 por 22 centímetros y se encontraba separado de los otros 79. Su desaparición se notó desde las 19:20 de la noche de ese día, pero sólo fue transmitida a la dirección por los guardias de seguridad en las horas de la mañana", preciso el informe. La obra fue prestada por la Casa Museo Goya, situada en la población española de Fuendetodos, donde el artista nació el 30 de marzo de 1746, en el marco de una serie de actividades por el bicentenario de la independencia de Colombia, que se conmemorará en 2010.

sábado, 11 de octubre de 2008

EN BUSCA DE ATAHUALPA YUPANQUI


AdnCULTURA. La Nación, Buenos Aires, Argentina, 11Oct08
Tras dos años y medio de trabajo, quien firma este texto acaba de publicar En nombre del folclore (Emecé), en el que recorre la vida del primer cantautor de la Argentina moderna, un hombre que se fundió con la cultura anónima del país
Por Sergio A. Pujol
Para LA NACION


"Querida, acabo de matar a Yupanqui." Así, con estas palabras, mi mujer se enteró de que había terminado de escribir En nombre del folclore (Emecé), mi biografía de Atahualpa Yupanqui. Dos años y medio fatigando a mi familia con una andanada de milongas, zambas y vidalas. Dos años y medio contándoles la historia de "El arriero" y "Luna tucumana" y describiéndoles, una y otra vez, la noche en la que don Ata salió a un escenario parisino de la mano de Edith Piaf. El tema se me había impregnado de tal manera que hasta empecé a hablar como un gaucho zen, consustanciado con una sabiduría de la que, al menos hasta el momento en que decidí cuál sería el tema de mi nuevo libro, me había sentido algo lejano.
Durante los años de la investigación no suspendí mis fervores jazzísticos ni dejé de solazarme con la melancolía del tango, pero todo lo que no fuera folclore, o más específicamente Atahualpa Yupanqui, pasó a un segundo plano. Durante las horas más productivas del día, los versos y melodías de don Ata me sitiaron, y yo feliz de la vida, buscando -¡y encontrando!- documentos inéditos, cartas privadas, viejos recortes de diarios que nadie recordaba y, entre otras fuentes, perlas de una discografía y una bibliografía amplias y algo escondidas. Tiempo completo para el payador perseguido, el primer cantautor de la Argentina moderna, el hombre que fundió su vida en el magma de una cultura anónima, para emerger de esa fundición como la encarnación de todo un género.

Contar una vida
Mi entusiasmo a la hora de investigar debió, no obstante, lidiar contra una serie de dificultades. En principio, en mi condición de investigador del Conicet tuve que justificar en términos científicos las razones del trabajo. Al respecto hice lo que pude, confiando en que mis pares sabrían tolerar mis veleidades de escritura "menor", puntualmente camufladas en los informes de avance del trabajo, ahí donde habita el material "duro" en el que suelen basarse mis libros. En general, la biografía como especialidad o género no cuenta con mucho prestigio epistemológico, al menos en la Argentina. En una reciente entrevista, Tulio Halperin Donghi definió la biografía como una historia sin problemas. La verdad es que me sentí un poco tocado. Sin ánimos de polemizar con el gran historiador argentino -no me da la talla para eso-, me pregunto a qué biografías se refería Halperin Donghi. Seguramente no a la que Peter Gay escribió sobre Freud. Ni a la que Herbert Lottman le dedicó a Camus.
Sin volar tan alto, puedo asegurar que el trayecto que va de la elección del personaje al libro terminado estuvo cargado de problemas. Pequeños problemas, quizá no los que se formula quien desee entender el funcionamiento de una sociedad o los traumas de un país, aunque algo de eso pueda vislumbrarse desde el caballo de Troya con el que un género "menor" penetra en el pasado. Veamos. Eso de "acabo de matar a Yupanqui" fue dicho en sentido figurado, pero no demasiado figurado. Había que elegir: o moría él o moría yo en la prosecución de la biografía perfecta. Pero al exclamar, entre la pena y el alivio, que acababa de matar a Yupanqui, quise también significar que había narrado su final, esa potestad divina que tiene todo biógrafo. ¿Cómo contar el momento en el que el poeta se pierde en "el gran silencio", como a él le gustaba decir? Bueno, ése es un típico problema de biógrafo.
En los casos de las biografías de escritores, músicos y artistas en general, existe un número limitado de momentos clave que el autor no puede ignorar. Son los que luego sobresalen en la textura de la historia, como ese punctum que Roland Barthes describió a propósito de la fotografía. Un lector ducho en biografías podrá determinar, a partir de cómo han sido resueltos esos nudos de la reconstrucción vital, si está ante una labor exhaustiva o ante alguna de esas penosas biografías noveladas.
Obviamente, están el nacimiento, el primer amor, la llegada de los hijos -si los hay- y la muerte. En esto, el biografiado ilustre no se diferencia mucho de cualquier terrícola, si bien brotarán de cada hecho cotidiano exhumado hilos invisibles que conducirán -discúlpenme los estructuralistas- a las obras o, para decirlo en términos menos románticos, a la producción cultural. Luego habrá que referirse a los hechos de dominio artístico: la primera publicación, grabación o concierto, la primera gran crítica -que a veces es negativa, como enseña la leyenda negra de los críticos-, el compromiso político o su ausencia, y el momento del ocaso, triste revelación que sólo evitan los que mueren jóvenes como Jimi Hendrix o los se retiran temprano como Greta Garbo.
Atahualpa Yupanqui hecho personaje no escapó a ninguno de estos casilleros. Lo que en realidad hizo fue complicarlos, llenarlos con datos superpuestos -era extremadamente preciso en la remembranza de nombres y lugares pero confuso con las fechas-, como si en verdad Héctor Chavero y Atahualpa Yupanqui fueran dos o más personas. "Tengo a veces la impresión de haber caminado durante siglos, en todas las praderas y en todas las montañas del mundo." Esta bellísima confesión -rara vez Atahualpa habló de un modo que no fuera fundadamente poético- revela, si no el misterio Yupanqui, al menos su carácter.
Casi no hay episodio relevante de su vida sobre el que no existan versiones distintas o acerca del cual falten pruebas, como en una leyenda. Nació en los campos de Pergamino, pero existe una creencia -sólo eso, claro- de que vino al mundo entre vecinos de Francisco Madero. Dijo haber terminado el secundario en Junín, aunque no hay registro de que así haya sido. Se afirma que fue "telonero" musical en la transmisión radial de la pelea Firpo-Dempsey de 1923, pero él aseguraba haber llegado a Buenos Aires por primera vez en 1927 o 1928. Cada uno de sus varios amores fue un "primer amor", a juzgar por la retórica que empleaba en su correspondencia sentimental. Fue padre cinco veces, aunque sólo asumió una paternidad plena con el hijo que tuvo con su querida y admirada Nenette.
Grabó cientos de discos y viajó incansablemente por la Argentina y el mundo, pero nunca se preocupó mucho por tener "una carrera artística". Durante el boom folclórico de los años 60 fue objeto de devoción, a la vez que se lo excluía del circuito de actuaciones. Pasó entonces por el ocaso dos veces: de la primera emergió con la bendición del éxito en París, luego irradiado a escala planetaria, para cobrar así una segunda y brillante vida.
Fue radical de Yrigoyen y luego comunista de Stalin; por ambos compromisos fue castigado con el ostracismo y, durante el gobierno de Perón, con la cárcel y la tortura, para dolor propio y de sus miles de seguidores, muchos de ellos peronistas. Después de alejarse del PC, profesó una suerte de humanismo libertario, aunque para la derecha siguió siendo "ese viejo comunista"; para los comunistas, un traidor, y para los peronistas, un gorila. Cosas de la Argentina.
En alguna medida, sus canciones nos representan a todos, pero en términos artísticos él fue un solitario empedernido, casi un Vito Dumas de la cultura argentina. Enfrentó a los auditorios más diversos y exigentes -hizo incontables viajes a Japón, donde lo adoraban- sin otro acompañamiento que el de su guitarra y sin cantar jamás en otra lengua que no fuera su castellano acriollado. En un mundo saturado de ruidos y distracciones, él pudo hacerse oír con una voz pequeña y una guitarra intimista. ¡Qué proeza! La imagen de Atahualpa ya viejo, con la digitación defectuosa y la voz disminuida, nunca llega a ser patética.

La invención del folclore

Como puede verse, su vida no fue un apacible galopar rumbo al gran silencio sino un viaje más bien turbulento y crispado. ¿Qué hacer con eso? Como aquel investigador de Junín al que sólo le interesa el Atahualpa de los primeros años -es decir, no Atahualpa, sino Héctor Chavero-, uno bien podría concentrarse en algún tramo de esa vida fascinante. Pero, al menos esta vez, el tamaño de mi esperanza fue enorme, y por eso intenté unir con cierta coherencia todas las facetas y períodos de quien supo escribir, cantar y tocar la guitarra en nombre del folclore argentino. En el proceso de hilvanado de tanta documentación y tanto testimonio, corroboré la sospecha de que a Yupanqui siempre lo recordamos viejo, como a Borges.
A propósito de esto último, quiero compartir una pequeña anécdota de la producción del libro. Cuando anduve por San Miguel de Tucumán rastreando las huellas de una etapa decisiva -les adjudico a los años tucumanos de Yupanqui su adscripción al comunismo y la creación de sus mejores canciones-, descubrí en el archivo del diario La Gaceta una foto prácticamente desconocida de un joven Atahualpa concentrado sobre su guitarra. Debía de ser de 1935 o un poco más tarde. Para mí, y también para el diseñador del Grupo Planeta, Mario Blanco, ésa era la tapa del libro: una fotografía nunca vista atrae a todo lector en busca de rarezas y revelaciones. Sin embargo, después de una consulta interna, llegamos a la conclusión de que muy pocos reconocerían en el guitarrista casi debutante al maestro del folclore. Y yo había escrito una biografía, no un ensayo sobre folclore. Había, entonces, que recurrir, una vez más, a un Yupanqui maduro, ya más cerca de la leyenda que de la Historia. En mi investigación, en cambio, puse todos los esfuerzos en llegar a ese Yupanqui joven, base invisible pero esencial del que vino más tarde.
Era evidente que para convertirse en la autoridad máxima de un género musical, asumiendo a puro talento la representación de prácticamente todas las provincias (una proeza extraña y en verdad poco "folclórica"), Atahualpa tuvo que transitar un peregrinaje enorme, tanto en kilómetros como en experiencia. (Hoy que la fama se gana y se pierde súbitamente, quizá cueste entender un proceso de maduración artística que mucho se parece a una ascesis.) Después de observar como un etnógrafo cada rasgo de lo anónimo, terminó por situarse él mismo en ese sitio inefable. Podríamos decir que su mímesis superó cualquier original: el explorador ocupó el lugar de lo explorado y Héctor Chavero devino folclore. Aquí tienen, a modo de adelanto, una de las conclusiones a las que arribé en mis dos años y medio de vida con Yupanqui. Una conclusión que, si se me permite el tono militante, sólo se puede lograr por el camino de la biografía.

viernes, 10 de octubre de 2008

¿QUÉ ES DE LA VIDA DEL ACTOR DE AMADEUS?

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UN ENSAYO SOBRE TRES PERSONAJES, JOHN ROCKEFELLER, WALT DISNEY, Y OSAMA BIN LADEN.


PÁGINAS
El País, Montevideo, Uruguay, 10Oct08
Ensayo
TRES VIDAS SECRETAS. John D. Rockefeller, Walt Disney, Osama bin Laden, de Reinaldo Laddaga, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2008. Distribuye Gussi. 155 págs.

LADDAGA nació en Rosario, Argentina, en 1963, y se recibió de Doctor en Filosofía en la Universidad de Nueva York. En la actualidad ejerce como profesor en la Universidad de Pennsylvania, desde donde ha venido dando cuerpo a una obra irregular y extraña que no ha circulado lo suficiente en Uruguay, con excepción de su último libro, Tres vidas secretas. En 1999 publicó la novela La euforia de Baltasar Brum (Tusquets). Para un uruguayo el nombre del protagonista no convoca a equívocos; sin embargo, en la novela se trata de un adolescente que, tras asesinar a sus padres adoptivos, va a la cafetería del colegio donde estudia en la ciudad de Mund (así, sin la "o"), dispara 50 veces, mata a 12 de sus compañeros y luego es capturado por la policía. El interrogatorio es una secuencia inacabable e inabordable de extrañas vicisitudes, delirios, otros crímenes de similar magnitud.
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LAS VICISITUDES DE UN ESCRITOR RUSO EN LA URSS


LA BIBLIA RUSA
El País, Montevideo, Uruguay, 10Oct08
"Andrei Rublev" de Tarkovski
Virginia Martínez
ELEVADO POR SUS admiradores al rango de Biblia cinematográfica, fascinante para muchos e irritante para otros, Andrei Rublev (1966) es considerado el film ruso por excelencia.
En el libro del mismo nombre, (Éditions de la transparence, 2008) Robert Bird, profesor del Departamento de Lengua y Literatura Eslava de la Universidad de Chicago, analiza el contexto social y político en que Andrei Tarkovski creó la película, así como su estructura y significados. Basada en la vida del pintor religioso medieval Andrei Rublev, el film enfrentó no pocas dificultades en la Unión Soviética y convirtió al cineasta en un autor maldito. Luego de cinco años de conflicto con el gobierno, Tarkovski comenzó a escribir un diario en el que dio cuenta de las "intervenciones divinas" ocurridas en favor de su obra. Una de ellas fue haber recuperado -tras dejarlo olvidado en un taxi- el único ejemplar del guión y otra el descubrimiento para el rol protagónico del actor Anatoly Solonitsyn, quien a partir de ese momento trabajó en todos sus proyectos. Aunque siempre se negó a explicar el "sentido" de Andrei Rublev, Tarkovski hizo gala de pragmatismo al declarar ante las autoridades que se trataba de un film épico sobre un momento clave en la Historia de la nación rusa. En entrevista al diario de la Unión de Escritores, mientras escribía el guión con Andrei Konchalovski y esperaba que la Mosfilm aprobara el proyecto, declaró convenientemente: "Ligo mis proyectos artísticos al problema de la relación entre el artista y el pueblo, el artista y su época, en la que el artista no existe por sí mismo sino que es la conciencia de la sociedad, la cima de su imaginación y la expresión de su genio. Ese guión habla de la vida de un gran pintor ruso, Andrei Rublev, del que Lenin, en uno de sus primeros decretos, subrayó la importancia de salvaguardar la memoria". Nueva narración. Creador de excepcional sensibilidad, meticuloso hasta la obsesión, Tarkovski también fue un director de temperamento difícil: en el rodaje se negaba a explicar a sus colaboradores las razones de sus cambios de planes por lo que estos parecían antojadizos, y estaba dispuesto a aterrorizar a un actor si el clima de la escena lo requería.. En la adaptación del sujeto histórico al lenguaje cinematográfico buscó apartarse de las convenciones para lograr un nuevo tipo de narración: "Queremos alejarnos de la dramaturgia tradicional con su perfección canónica y su esquematismo lógico-formal, que a menudo impiden expresar la complejidad y la plenitud de la vida. (…) Queremos que nuestro film sea moderno y no solo en la resonancia actual de su tema principal".
Tarkovski renunció a la representación clásica de una época a través de la vestimenta, las costumbres y el lenguaje. En esa búsqueda le importaba menos la trama y la acción, que los ambientes y las visiones: "Ninguna imagen de nuestro film mostrará a Rublev realizando sus íconos. Simplemente se lo verá vivir y, además, no estará presente en la pantalla en todas las secuencias. Por el contrario, la última parte del film (realizada en color) será consagrada exclusivamente a los íconos de Rublev. Se los mostrará en detalle (como en un film documental)".
TIEMPO DE ESTRENAR.
Luego de finalizada, comenzó la batalla por el estreno de la obra. Tarkovski concluyó la primera versión -205 minutos- a mediados de 1966. El Comité del Estado le comunicó las modificaciones que debía hacerle para que alcanzara las salas. Un año después le exigieron nuevos cambios, que el cineasta consideró "monstruosas exigencias incultas".
Bird reseña los cortes realizados por Tarkovski para volver aceptable el film. El proceso de reducción -la versión que se estrenó en Moscú era de 185 minutos- continuó hasta fines de la década del setenta, tanto que durante mucho tiempo fue difícil encontrar dos copias de la misma duración. Recién en 1971 -tras ganar en el Festival de Cannes el premio de FIPRESCI- la película se encontró con el espectador soviético. "Ni un aviso en la prensa para decir que salió Andrei Rublev. ¡Ni un afiche en las calles!", se lamentó Tarkovski en su diario.
Aunque se mostró satisfecho porque el público la había comprendido, la obra recibió críticas negativas. Se la consideró excesivamente naturalista e innecesariamente cruda. Los nacionalistas rechazaron la imagen cruel y primitiva que dejaba de la antigua Rusia. En las antípodas del pensamiento oficial, el más célebre de los disidentes, Alexander Solzhenitsyn, tampoco estimó el film. "¡Qué salvaje, qué cruel es esa Rusia eterna y qué bajos son sus instintos!", comentó irónicamente.
ESTRUCTURAS.
Bird analiza las condiciones de producción del film, las influencias pictóricas y fílmicas de Tarkovski, su método de trabajo y la relación con sus colaboradores -actores, director de fotografía, montajista y músico- que terminaron por constituir un equipo estable que dio unidad a su filmografía. También están presentes las controversias, por ejemplo con Konchalovski, con quien no volvió a trabajar luego de Andrei Rublev. Según éste, el interés primordial de Tarkovski eran las imágenes y los motivos visuales: "Yo me interesaba en la estructura mientras que él quería, precisamente, destruirla. Estaba habitado por esa aspiración".
El libro, no traducido al español, incluye además unas cincuenta fotografías del film, un análisis de su estructura y una bibliografía de y sobre Tarkovski.
LOS FILMS
La infancia de Iván (Ivanovo Destvo, 1961)
Andrei Rublev (Strasti po Andreju, 1966)
Solaris (id., 1972)
El espejo (Zerkalo, 1974)
Stalker (id., 1979)
Nostalgia (Nostalghia, 1983)
El sacrificio (Offret, 1987)

martes, 7 de octubre de 2008

LA ETERNA MARLENE, EN MOSCÚ


AdnCultura, La Nación, Buenos Aires, Argentina, 07Oct08
Fotografías, vestidos y otros objetos personales formarán parte de una exposición dedicada a Dietrich.
Martes 7 de octubre de 2008 | 12:45 (hace 3 horas 46 minutos)
MOSCU (EFE).- La hacienda moscovita de Tsaritsino acogerá en noviembre una exposición dedicada a Marlene Dietrich, una de las divas más famosas del siglo XX, informó hoy la comisaria de la muestra, Irina Korotkij.
(Clave 88: la voz de la inolvidable Marlene se puede escuchar si hace clic aquí)

Será el proyecto más grande dedicado a Marlene Dietrich (1901-1992) y mostrará tanto artículos expuestos habitualmente en otras exposiciones similares como fotos y vestidos, además de otros materiales sorprendentes, agregó la comisaria, citada por la agencia oficial RIA-Nóvosti. Entre los objetos más curiosos podrá verse, por ejemplo, la sierra musical con la que la actriz y cantante actuó en el frente aliado durante la II Guerra Mundial, así como el muñeco con el que Dietrich practicaba para cambiar los pañales de su futura hija, María Riva, nacida en 1924. "Queremos mostrar a Dietrich no sólo como una estrella de cine y un icono del glamour, sino también como una persona sencilla con su propio destino", dijo Korotkij al comentar la elección de los objetos expuestos. Entre las fotografías podrán verse imágenes realizadas por conocidos fotógrafos así como fotos procedentes del archivo personal de la actriz de origen alemán. Asimismo, se expondrá la ropa utilizada por Dietrich en películas como "El ángel azul" (1930) o "El diablo es una mujer" (1935), el esmoquin de la cinta "Marruecos" (1930) y lujosos trajes, como abrigos de pieles y vestidos de noche. También podrá verse la ropa que usaba la actriz en su vida privada, en especial modelos de diseñadores de culto como Dior y Balenciaga, así como su uniforme militar. El diseño de la exposición corre a cargo del arquitecto moscovita Evgueni Ass y en el edificio de la Casa del Pan, que acogerá la muestra, se improvisarán "salas de cine" especialmente para la ocasión, señaló la comisaria. "En las salas de cine improvisadas proyectaremos tráilers con fragmentos de películas de la actriz y de crónicas personales, y en una de las salas podrá verse continuamente la película ´El ángel azul´", concluyó. Los objetos personales y las fotos de la actriz son préstamo del fondo de la filmoteca alemana.

PICASSO CONTRA TODOS EN PARÍS


El País, Madrid, España, 07/10/2008
El Louvre, el Grand Palais y el Orsay proponen sendas confrontaciones entre el genio malagueño y algunas de las grandes estrellas de la historia del arte
OCTAVI MARTÍ - París -

"Es el único artista que asumió toda la historia de la pintura. Decía que quería revolucionar la pintura pero sólo a partir de la pintura", explica Anne Baldassari, directora del Museo Picasso de París y co-comisaria de la gran exposición Picasso et les maîtres (Picasso y los maestros) que mañana se abre al público en el Grand Palais de París. Al mismo tiempo, en el Museo d'Orsay se muestra la serie de telas, dibujos y esculturas que el pintor español
hizo sobre una tela célebre,

Le déjeuner sur l'herbe, de Edouard Manet, y el Museo del Louvre ha dedicado una sala a presentar las variaciones picassianas sobre otra pintura famosa: Les femmes d'Alger, de Eugène Delacroix. 'La Maja desnuda', de Goya, es uno de los 'tirones' de esta triple cita artística. La estimación del valor de las obras reunidas es de 2.000 millones de euros. La idea es sencilla pero difícil -y carísima- de materializar. A lo largo de su vida, Picasso canibalizó telas y estilos de otros grandes pintores: Rembrandt, Velázquez, Goya, Manet, Ingres, Zurbarán, Cézanne, El Greco, Van Gogh, Ribera, Renoir, Poussin, Gauguin, Le Nain, Puvis de Chavannes, Chardin, Cranach, Delacroix, Degas, Tiziano, Courbet o el aduanero Rousseau, por citar los parentescos más evidentes. Pues bien, todos ellos, con una, dos, o cinco telas, han acudido al Grand Palais para rendir y recibir homenaje de Picasso. Museos de medio mundo han colaborado en esta operación y, entre ellos, sobre todo, el Museo Picasso de Barcelona y el Prado de Madrid. Para Josep Serra, responsable de la institución barcelonesa, la generosidad de su préstamo -21 obras- tiene recompensa, "pues las pinturas volverán a Barcelona mejoradas tras haber pasado unos meses en tan buena compañía. De una exposición de esa magnitud y ambición salen nuevas maneras de ver a Picasso. Aquí le vemos dialogando con toda la historia de la pintura. Un día habrá que seguir el rastro, el trazo picassiano, más allá de su muerte, en la obra de otros artistas que se han inspirado en él y le siguen manteniendo vivo". Si en el Louvre y en Orsay juegan con su propio patrimonio y con la disponibilidad actual de la obra de Picasso debido a las obras de reforma del museo parisiense, en el Grand Palais la estrategia ha pasado por un trueque de altos vuelos

En una misma sala conviven nueve desnudos de Picasso pintados entre 1964 y 1971 con algunos de los desnudos más estudiados y elogiados de toda la historia de la pintura: La Maja desnuda, de Goya; Venus divirtiéndose con el amor y la música, de Tiziano; la Olimpia, de Manet; Mujer bañándose, de Rembrandt, y la Odalisca, de Ingres. "Tener en París La Maja de Goya es como si en el Prado tuvieran ahora La Gioconda que está en el Louvre", dice Baldassari, muy agradecida de la colaboración obtenida en Madrid y Barcelona. "Me he comprometido en que el Prado pueda tener una presencia continuada de obras de Picasso". El coste de las tres exposiciones de París supera ampliamente los cuatro millones de euros, de los cuales uno lo aporta un patrocinador privado -el grupo LVMH-, y se quiere amortizar consiguiendo una media de 10.000 visitantes diarios. En el Grand Palais la entrada cuesta 12 euros, 9 en el Louvre y 9,50 en Orsay, pues los tres museos no han logrado ponerse de acuerdo para ofrecer un billete común que diera acceso a los tres lugares. Una estimación (muy arriesgada) del valor de las obras reunidas entre las tres exposiciones habla de 2.000 millones de euros, y el quebradero de cabeza de los seguros ha podido resolverse porque todas las obras que están en museos franceses están protegidas por la garantía del Estado. Para José Jiménez, director de Bellas Artes, "la exposición del Grand Palais es más completa que la que pudimos montar en 2006 en Madrid, porque allí Picasso sólo dialogaba con la escuela española. Era fantástica pero más limitada. En París, Picasso habla con toda la escuela francesa y con Rembrandt. Su relación con este último es apasionante". Baldassari, que está "absolutamente segura de que Pablo Picasso es el mayor pintor del siglo XX, pues nunca se deja ganar por el decorativismo o por la idea pura, por lo conceptual", se muestra convencida de que la exposición es irrepetible: "Tenía que serlo, pues de lo contrario nunca hubiéramos obtenido esos préstamos extraordinarios". Son realmente muy pocas las ausencias en el gran montaje picassiano del otoño parisiense, aunque las hay. En la lista de maestros elegidos por las comisarias Baldassari y Bernadac sólo se echa en falta a los artistas desconocidos, africanos o de Oceanía, que en su momento tanto peso tuvieron en la aventura cubista. Si la formación académica sí es evocada, la del primitivismo es obviada.
¿Tema para una futura gran exposición?