martes, 12 de junio de 2007
EL ENCADENAMIENTO DE LOS TIEMPOS PASADOS (II)
Humilde saga sobre el estudio comparado de las Civilizaciones (continuación)
La falta de unidad política y la diferencia de ésta con lo cultural, fue el primer elemento que mencionamos para definir un modelo que nos sirva para analizar el resto de las civilizaciones.
Cuando expresamos “lo cultural” nos referimos, al pensamiento, real o “mágico” de las personas en una comunidad y producto de sus vivencias de todo tipo hasta un momento determinado y que motivan sus deseos.
Cuando este pensamiento (atención….que normalmente no es explicito y está más allá del razonamiento lineal) no encuentra satisfacciones en la unidad de pensamiento político, se genera violencia, desde guerras fratricidas hasta la destrucción del propio sistema.
Así ocurrió con las civilizaciones andinas, centroamericanas, azteca, siríaca, sínica, india, cristiana ortodoxa rusa y extremo oriente en Japón.
En la Argentina, la actual dificultad para generar una representación política acorde con las exigencias de una sociedad en evolución es la forma perniciosa de lo que mencionamos como falta de unidad política en el mundo antiguo y que observada por la clase media, se contrapone a sus aspiraciones.
Por su naturaleza silenciosa, esa “unidad cultural”, entre nosotros, está creciendo muy fuerte, lo que lleva a predecir inevitables tiempos de cambio. Así funciona el Mundo.
El segundo elemento que mencionamos es que las clases políticas dirigentes ante un pronóstico de fracaso, comienzan a depender cada vez más de la fuerza, esto se ha dado en casi todas las sociedades no helénicas y vemos como se ha dado en nuestro pasado y se da en nuestro presente.
El tercer y cuarto elementos están asociados, en el modelo griego, con la influencia externa y la fuerte inspiración extranjera. La influencia externa tiene su base en Iglesia Cristiana, que crece en medio de una civilización que se desintegra y vence con facilidad a una contra-iglesia basada en la política decadente. La Iglesia Cristiana se desarrolla en el mundo helénico pero toma su inspiración de fuente siríaca.
Lo mismo pasó, en la versión mahayana del Budismo que prosperó en el mundo sínico pero recibió su inspiración de una fuente india. Para ver entender la fuerza de estas inspiraciones externas, debemos decir que intentos bizantinos y occidentales de hacer renacer el helenismo basándose en sus orígenes, fueron efímeros. Esto ocurrió porque aun cuando parte de las sociedades occidental y bizantina dejan de ser cristianas, son indudablemente ex-cristianas y les resulta imposible desprenderse de ese pasado cristiano.
Muy destacable son los claros orígenes judeocristianos de la ideología comunista.
Pasando a la civilización china, y para no ir tan atrás, vemos que, en 1911, a partir de la caída del régimen manchú, se vuelve a manifestar, en China, una pronunciada tendencia a la búsqueda y realización del Estado Universal, aun contando la existencia de lapsos de desunión y desorden. Después de 1911, atraviesa uno de esos periodos de desunión, que finaliza en 1949 con el establecimiento del régimen comunista. Sin embargo, lo mismo que en el helénico, la falta de unidad cultural en la clase dirigente del partido comunista chino, es influida por la silenciosa pero fuerte alta burocracia, lo que produce un cambio drástico, el actual.
Este cambio, aunque fue gestado desde adentro, se hizo sobre ideas que llegaron desde afuera y hoy se continúan elaborando adentro sin dejar de tener en cuenta la evolución del mundo exterior.
Sin embargo y más allá de lo enigmático de China, debemos saber o recordar, que en la Historia, la mayoría de los hombres, se han mostrado íntimamente, quiero decir en silencio o reservadamente, como acumuladores incansables de bienes materiales.
Diríamos que en una curva que relacione ingreso personal con consumo personal, el Ser Humano, se comporta asintoticamente, es decir acumula al máximo, si puede, bienes y poder.
Por ello, ¿alguien puede dudar que los chinos son capitalistas acérrimos, aunque exista un Estado contenedor de esa naturaleza?.
Finalmente y para dar una punta de lo que seguirá, es interesante recordar a Confucio, ese filosofo chino tan conservador. Confucio nunca soñó con una efectiva unidad política del mundo chino. Es así hoy. No creamos que está unido por razones misteriosas-filosóficas que no comprendemos como occidentales. Más allá de las apariencias está dividido. Ocurre que Confucio al igual que Platón y Aristóteles, vieron como algo natural la falta de unidad política. (Continuará)
Alberto Gatti
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