La Nación, ADNCultura, Buenos Aires, Argentina, 21May08
Los artistas argentinos Pablo Suárez y Liliana Maresca inauguraron ayer una muestra de sus obras con mirada social.
Por Laura Casanovas
Hay artistas que fascinan por la fuerza e inteligencia de sus propuestas, comprometidas con la sociedad y el arte de su tiempo. Es el caso de los artistas argentinos Pablo Suárez y Liliana Maresca, de quienes se inauguraron ayer sendas muestras en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930).
Transformaciones, la retrospectiva sobre Maresca (1951-1994), da cuenta de la "intensidad polifacética" de la artista, en palabras de Adriana Lauría, curadora de la exposición. Maresca es un referente de la década del 80 y de la efervescencia cultural argentina al recuperarse la democracia
MARESCA. Maresca se entrega todo destino, 1993, fotoperformance publicada en la revista El Libertino.Fotografías de Alejandro Kuropatwa
Se exhiben sus pinturas, objetos, esculturas, instalaciones y fotoperformaces, que tocan temas como el erotismo, el deterioro, la muerte y la transmutación alquímica. Se advierte el espíritu neo-dadá, el minismalismo y las estrategias conceptuales. También hay que destacar sus anticipatorias observaciones sobre la realidad social, como sucede en la instalación Recoleta, de 1990, donde expuso dos carritos de cartoneros.
MARESCA. Carro blanco, de la instalación Recolecta, 1990, reconstruido en 2003, 300 x 270 x 250 cm
La muestra es una coproducción del Recoleta con el Museo Castagnino-Macro, de Rosario, donde se exhibió con gran repercusión.
La exposición de Suárez (1937 – 2006), que lleva el nombre del artista, deviene un homenaje para este otro referente insoslayable del arte contemporáneo argentino, y permite tener una imagen de sus preocupaciones estéticas, sociales y de los recursos que empleó para comunicarse con los expectadores: la parodia, la poesía, la denuncia social.
SUAREZ. Sin título (ó Cantante de Cabaret), c. 1980. Acrílico y técnica mixta sobre hardboard, 182 x 158 cm
Uno de sus principales mentores fue el gran artista argentino Antonio Berni. Al igual que éste, Suárez tuvo un compromiso social que plasmó en sus obras. Participó, por ejemplo, en la histórica propuesta artística colectiva de Tucumán Arde, en 1968. Representó a la Argentina, por ejemplo, en La Bienal Internacional de San Pablo de 1994.
SUAREZ. Cabeza dura, 2003. Resina epoxi, acrílico, madera y materiales varios, 39 x 43 x 24 cm
En la muestra del Recoleta, con la curaduría de Patricia Rizzo, se exponen obras de distintas etapas, entre pinturas, instalaciones y esculturas. Enseguida se hace evidente la presencia de un personaje masculino, desnudo y delgado, que aparece una y otra vez.
SUAREZ: Sin título (Paisaje), c. 1979. Acrílico sobre tela, 70 x 88 cm
Se lo puede ver trepando una escalera en la obra Dificultoso acceso por la engañosa escalera de la fama (1997) y dentro de una olla en la instalación Sopa de pobre (2003); entre otras.
SUAREZ. Pablo boxeador, 1977. Óleo sobre tela, 130 x 110 cm
La muestra sobre Suárez luego irá al museo Caraffa, de Córdoba, y al de Bellas Artes, de Neuquén. Se dieron cita para inaugurar las exposiciones –que estarán hasta el 22 de junio, con entrada gratuita– el ministro de cultura porteño, Hernán Lombardi; el director del Centro Cultural Recoleta, Claudio Massetti; y personalidades como Facundo Gómez Minujín, presidente de ArteBa. También se destacan los catálogos de las exposiciones, el de Maresca coeditado entre el Recoleta y el Malba.
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