jueves, 3 de julio de 2008

CURIOSIDADES DE BUENOS AIRES: UNA NIETA DE NAPOLEÓN DESCANSA EN EL CEMENTERIO DE LA RECOLETA


Revista Paradigma, 2007, Nº 17.- www.revistaparadigma.com.ar
El Cementerio del Norte de la ciudad de Buenos Aires, comúnmente conocido como la Recoleta, es sin dudas el gran "pantheon" argentino puesto que allí están sepultados importantes personajes de nuestra historia política, social y cultural.

En sus seis hectáreas el cementerio encierra también tras el alto muro de ladrillos "vista", gran cantidad de leyendas y pequeños misterios que constituyen el acervo popular y la mitología de Buenos Aires. Hoy en día forma parte de los circuitos turísticos tanto para argentinos como extranjeros que pueden contar con guías bilingües para el paseo.
Cabe recordar que el nombre Recoleta, designa tanto al barrio como a la necrópolis y proviene del convento que por los años 1700 levantaron allí los frailes de la Orden de los Recoletos.
La zona por entonces era de baldíos, terrenos incultos y con apenas algunas chacras. Estaba fuera de la ciudad y la calle larga que unía a los recoletos con el casco urbano era muy peligrosa por cuanto abundaban ladrones y gente de mal vivir.
Con el tiempo y el trazado de caminos y calles se fue poblando de suntuosas quintas que son el antecedente de los magníficos edificios que hoy le dan ese sello de distinción.
Por una donación se construyó la iglesia de estilo jesuítico puesta bajo la advocación de la Virgen del Pilar, inaugurada en 1732, la que se ha convertido en un símbolo del barrio.
En 1822, el predio lateral del convento y del templo, comenzó a utilizarse como cementerio, aunque en esos principios tenía un aspecto muy modesto, en razón de que se hacían fosas simples con una sencilla cruz o una lápida.
Valga esta distracción para ubicamos y poder abordar el tema de la nieta de Napoleón Bonaparte cuyos restos descansan en ese lugar.
Para ello debemos ubicarnos en la Buenos Aires del dueño absoluto del poder, Don Juan Manuel de Rosas que no podía o no quería, según se analice, resolver el conflicto del bloqueo anglo-francés sobre el Río de la Plata y que por ende afectaba a la Confederación Argentina.
Una de las alternativas de solución se avizoró con la llegada de dos delegaciones diplomáticas, obviamente una británica y otra francesa.
El 9 de mayo de 1847 desembarcó en Buenos Aires la comisión destacada por Luis Felipe de Francia. La encabezaba el Conde Colonna Walewski y lo acompañaban el Conde Alfredo Brossard, secretario de la misión, la esposa de Walewski, Condesa Bentivoglio; el Conde Bentivoglio hermano de la condesa, el Señor de Saux y el Alférez de navío Fontañes.
El 10 de mayo arribó al puerto Lord Howden con su comitiva en calidad de Ministro Extraordinario enviado por la Reina Victoria. Ambas comitivas fueron recibidas con gran magnificencia y boato ceremonial, con plazas y calles engalanadas y con algarabía del pueblo dando bienvenida a tan importantes personalidades.
Walewski y su joven esposa de rancia prosapia florentina fueron alojados en una casa que Rosas había mandado preparar en la calle de la Piedad N° 117 (hoy Bartolomé Mitre).
Al respecto Manuel Beruti en sus "Memorias curiosas" anota:
" ... se preparó la casa elegantemente adornada, con muebles, espejos, cuja matrimonial con colgaduras...”
Y nos quedamos aquí con los franceses porque son la esencia de esta pequeña historia que se agrega a la historia de esos días difíciles para el país. Alexandre Florian Joseph Colonna, conde de Walewski, era hijo natural de la condesa polaca María Walewska Leczynka y de Napoleón Bonaparte.
Cuando ésta armonía terminó, María Walewska logró que su esposo, el anciano Conde Colonna adoptara y diera su apellido al producto de sus relaciones con el hombre que soñaba ser dueño del mundo. Así el niño fue educado en los cánones de la nobleza europea siendo primero militar y luego diplomático. Este hijo no reconocido de Napoleón se casó con la distinguida joven María Ana de la casa Bentivoglio.
Llevaban apenas un año de casados cuando emprendieron viaje rumbo al Plata. La condesa llegaba con un embarazo que hubo de sostener ante las contrariedades que supone una travesía en barco que duró cincuenta y cuatro días y que afectó su salud en su condición de primeriza.
Apenas instalados, el día 12 de mayo nació una niña, hecho que repercutió en la ciudad por ser la nieta de Napoleón y por el contexto en el que se realizaban las tratativas políticas, en las que el padre era singular protagonista.
Para atender a la condesa Rosas le envió a su médico personal, el Dr. Lepper. El nacimiento fue registrado en la legación de Cerdeña y el 13 de junio fue bautizada en la Iglesia de la Merced. Su padrino fue José Le Predour, almirante de la flota francesa y su esposa la Vizcondesa de Chavannes ofició como madrina.
A la niña le dieron los nombres Isabelle Baptiste Elise Walewska. Su estado de salud era delicado y a los pocos días la criatura falleció.
Ante el desconsuelo de sus padres y de la conmoción de toda la ciudad de Buenos Aires, fue sepultada en el cementerio de la Recoleta el 2 de julio de 1847 y tuvo un cortejo que reunió a lo más granado de la sociedad porteña.
Dos días después, el 4 de julio el conde Waleski y su esposa con toda la delegación partió rumbo a Montevideo¿. habiendo fracasado en su misión y dejando, con un gran dolor, en esta tierra una hija.
De lo que sucedió después poco se sabe con certeza porque el pequeño ataúd prácticamente se enterró y no se fijó el lugar en forma precisa. En su novela "Sergio" Manuel Mujica Láinez inventa un personaje al que llama el gran filósofo; quien tiene la obsesión de encontrar los restos de la pequeña y recorre la Recoleta infructuosamente hasta que insolado cae desvanecido y es ayudado por sus acompañantes.
En lo que hace a la leyenda, se decía que por las noches se oía el llanto de un bebé y hasta se hablaba de una aparición fantasmal en la que Mariquita Sánchez de Thompson sostenía a la criatura en brazos. También hubo un canto de cuna para los niños en que se sintetizaba este suceso de la pequeña Isabelle.
Según algunos datos que han recabado los que investigaron el tema, en 1880, cuando se hicieron remodelaciones en el cementerio, apareció el diminuto féretro y se los depositó en la cripta de Mariquita Sánchez de Thompson.
Esta suposición tiene bastante asidero pues cuando los desconsolados padres estuvieron en Montevideo, una de las personas que los recibió y agasajó fue Doña Mariquia quien se hallaba allí exiliada, y desde entonces entablaron una estrecha relación con la condesa, la que persistió en el tiempo a través de la correspondencia.
El conde de Walweski más tarde fue Ministro de Relacione Exteriores de Francia y siguió su vida con su mujer sin regresar nunca a Buenos Aires.
¿Vericuetos que traza la historia? ¿Cosas del destino? Lo cierto es que en el cementerio de la Recoleta descansa. su sueño eterno una nieta de Napoleón Bonaparte, que además llevaba sangre de Maquiavello por descendencia de la vía materna..
Por Hugo Giberti

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