domingo, 3 de agosto de 2008

LOS CUENTOS QUE CONTÓ PERÓN


AdnCULTURA.- La Nación, Buenos Aires, Argentina, 02Ago08
Afecto a los relatos que lo tenían como protagonista, el ex presidente argentino tejió, alrededor de distintos hechos históricos, versiones reñidas con la realidad. Del origen de su apellido al 17 de Octubre, esta nopta recorre algunas de ellas.
Por Hugo Gambini
Para LA NACION

Escribir un libro sobre el peronismo me obligó a chequear bien cada dato. No se puede chapucear con hechos que fueron históricos pero que se siguen narrando como si se trataran de episodios anecdóticos. Uno de los más difundidos, por ejemplo, es el que dice que Perón echó a los montoneros de la plaza, cuando fue al revés: le dieron la espalda y se fueron solos, dejándola medio vacía. Pero hoy esto nadie lo cree, ni el periodismo, que se sigue equivocando.
Por eso, me he tomado el trabajo de acopiar un buen archivo de hechos que nadie se animó hasta ahora a corregir. De esa forma publiqué mis dos tomos sobre la primera y la segunda presidencia de Perón, que acabo de completar con un tercero, La violencia , que abarca de 1956 a 1983. Todo lo que ocurre en ese período es muy triste, con listas de fusilados y muertos por los gobernantes, los guerrilleros, el escuadrón de la muerte y los militares. Su lectura explica lo inexplicable, pero aun así me fascinó ver cómo Perón daba vueltas las cosas y presentaba como un gran triunfo lo que había sido una estrepitosa derrota.
Perón había dejado estampada una montaña de cuentos en un libro titulado Yo, Juan Domingo Perón. Relato autobiográfico (Sudamericana/Planeta, 1976), que los españoles Torcuato Luca de Tena y Luis Calvo prepararon con cintas magnetofónicas grabadas en los años de exilio. Son cuentos porque los contó, pero no son ciertos. Hay frases imperdibles, con las que cautivó a sus seguidores y que le sirvieron para manejar la política argentina durante treinta años. Pero también me sirvieron a mí para demostrar lo poco creíble que fue siempre el jefe de la supuesta "revolución peronista". En Madrid, Perón aseguraba que era descendiente de españoles: "El apellido Perón existe en España, en Italia y en Francia acaso porque Cerdeña, de donde procedía, estuvo ocupada a lo largo de la historia por estas tres potencias. Lo cierto es que si mi apellido fuera de origen italiano, nos llamaríamos Peroni. De modo que acaso soy descendiente de españoles afincados en Cerdeña desde la época en que España ocupaba la isla". Una década antes, Perón le había confesado al periodista italiano Ermanno Amicucci, de Il Giornale d Italia : "Mi apellido es italiano, me encontré en Italia varios Perón, sobre todo en el Piamonte, además de muchos Perrón y Peroni, que evidentemente tienen el mismo origen". Nadie se iba a sorprender de estas respuestas, pero convengamos que resultaba más simpático decirles a los españoles que su apelllido era de origen español y a los italianos, que era de ascendencia italiana. En 1939, lo mandaron a Europa a presenciar la guerra. Volvió eufórico: "En todo el tiempo que viví en Alemania tuve la sensación de una enorme maquinaria que funcionaba con maravillosa perfección. La organización era algo formidable". Hitler estaba triunfante, lo que le hizo pensar que Alemania ganaría la guerra. "Había surgido un fenómeno social inusitado y era el nacionalsocialismo, de la misma manera que en Italia triunfaba el fascismo." En 1942 asistió deslumbrado a la conferencia del general Carlos von der Becke, quien habló sobre la imposibilidad de un desembarco aliado en los países del Eje; veinte años después, les contó a los periodistas españoles que había entrado en París con las tropas victoriosas alemanas. Pero se olvidó de un pequeño detalle: a su biógrafo de cabecera, Enrique Pavón Pereyra, le había confesado que jamás se les permitió a los oficiales argentinos visitar los frentes de batalla europeos ( Perón 1895-1942 , Espiño, 1952). Más curioso fue cuando apareció riéndose, en una fotografía del gabinete nacional el día que se le declaró la guerra al Eje. Perón tenía tal admiración por Mussolini que se atrevió a contar cómo lo había recibido: "Entré directamente a su despacho donde estaba él escribiendo; levantó la vista hacia mí con atención y vino a saludarme. [ ] Yo le dije que, conocedor de su gigantesca obra, no me hubiese ido contento a mi país sin haber estrechado su mano". Eso declaró años después, en Madrid. En cambio en Buenos Aires, al volver de Europa, le admitió a Pavón Pereyra que en realidad sólo había visto al duce desde lejos, el día que Italia entró en guerra: "Estaba confundido, como testigo mudo, entre aquella multitud clamorosa que victoreó al jefe del fascismo, señor Mussolini, cuando éste dispuso su histórica determinación desde los balcones de la Piazza Venezia". Fue la única vez que lo vio. A pesar de su amistad con los militares nacionalistas de la década de 1930, Perón no era un manifiesto antisemita. Sin embargo, les confió a los periodistas españoles que los judíos constituían un problema: "Si aquí viven los judíos -les dijo-, matarlos no podemos; expulsarlos, tampoco". Y agregó: "No queda otra solución que ponerlos a trabajar dentro de la comunidad, incorporándolos a la nacionalidad argentina, asimilándolos, impidiéndoles que formen organizaciones sionistas separadas". Es evidente que Perón, cuando dijo esto, no tenía en cuenta la cantidad de entidades judías que ya existían en la Argentina. Pero además, se jactaba cuando ponía como ejemplo a don Jaime Yankelevich. "Era un ruso judío -expresó- con el que Eva había trabajado en Radio Belgrano. Era un hombre inculto y ordinario, y además un sinvergüenza. A Evita le decía que le iba a pagar un sueldo de 500 pesos y a fin de mes le daba 480. ¡Le robaba!". Sin embargo, tuvo una relación que fue muy importante con este personaje, a quien le encargó el inicio de la televisión en el país, en 1951. El primer canal abrió su trasmisión con el acto del 17 de Octubre y la primera imagen fue, precisamente, la de Evita. Es decir que el "sinvergüenza" le había servido para hacer publicidad y buenos negocios, como la venta de televisores de la que se encargó Jorge Antonio.
(Nota de la Redacción de Clave 88: Por razones de extensión dejamos el resto del artículo para que quienes estén interesados lo consulten por me dio de la Internet. Los temas que se trata son: El golpe del 43, y Braden y Perón.)
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