miércoles, 4 de febrero de 2009

AQUEL MOTÍN DEL 1° DE ENERO DE 1809, EN BS.AS.


Clarín, Buenos Aires, Argentina, 04Feb09
En el camino a la independencia, hace doscientos años, hubo hechos poco recordados que contribuyeron a moldear los rumbos de nuestra historia.
Por: Rosendo Fraga
Fuente: DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS PARA LA NUEVA MAYORIA

La primera década del siglo XIX que culmina con el año 1810, y en el cual se ponen en marcha varios de los procesos independentistas en las colonias españolas de América, es un periodo de crisis universal. En la Argentina, el bicentenario de las invasiones ingleses -conmemorado en 2006 y 2007- pudo haber tenido una entidad mayor, ya que se trata del hecho clave que dio características específicas al proceso emancipación del país y fijó su entidad. Hechos como la deposición del Virrey Sobremonte y la creación de los cuerpos militares criollos generaron los instrumentos políticos y militares que permitieron el 25 de mayo de 1810, cuyo bicentenario se conmemora el año próximo.
Pero entre ambos hay uno crucial, cuyo bicentenario ha pasado totalmente desapercibido: el llamado motín del 1° de enero de 1809. Podrá argumentarse que el clima festivo de año nuevo hace que la gente piense en otra cosa. De cualquier forma, es llamativa la ausencia de mención alguna a este bicentenario.
Se trató del eslabón crucial entre las invasiones inglesas y el 25 de mayo de 1810. Ese día, hace doscientos años, los españoles residentes en Buenos Aires intentaron destituir al Virrey Liniers e instaurar una Junta de Gobierno similar a las que habían surgido en España para ejercer el poder en nombre del Rey Fernando VII, cautivo de los franceses, cuyo trono había usurpado Napoleón, quien pasa la Corona a su hermano José.
Es exactamente la inversa de lo que sucederá un año y medio después, ya que en este caso son los españoles los que quieren deponer al Virrey para reemplazarlo por una Junta, sacan a la calle las tropas en su apoyo y el Cabildo es el instrumento político de la operación. Los criollos, tanto civiles como militares, hacen fracasar el motín, desarticulando el poder efectivo que tenían los españoles en la capital del Virreinato. Sacan sus tropas a la calle al mando de Cornelio Saavedra, jefe de los Patricios, y en el momento crucial en que Liniers está por dimitir bajo la presión política y militar, irrumpen en el Fuerte de Buenos Aires, sofocando el movimiento.
La consecuencia política es que Liniers retiene el poder, los cuerpos militares españoles son disueltos, lo que será decisivo para el triunfo de los criollos en su asonada -otra forma con la cual se mencionaba lo que después fue un golpe- del 25 de mayo de 1810, y los líderes del bando español con Alzaga a la cabeza son deportados a un lugar tan lejano como eran entonces las islas Malvinas. Es decir, los criollos se quedan con todo el poder.

La historia no es lineal y hay dos criollos que en este episodio juegan con los españoles. Uno es el síndico del Cabildo, Leiva, quien el 25 de mayo acompaña nuevamente a los realistas. Pero el otro es Mariano Moreno, quien un año y medio más tarde decididamente está en el bando de los criollos. El desencadenante o pretexto del motín español había sido la propuesta de Liniers de designar un criollo entonces ya discutido, como era Bernardino Rivadavia, en un cargo relevante en el Cabildo. Alzaga será ajusticiado en 1812 y su cadáver colgado en la Plaza de Mayo cuando -ya habiendo retornado de las Malvinas indulto mediante del Virrey Cisneros- encabeza una confusa conspiración contra el Primer Triunvirato en el cual Rivadavia era uno de sus miembros. En mi opinión, el 1° de enero de 1809 tuvo lugar un hecho importante en la secuencia que culmina con el 25 de mayo de 1810, aunque nadie lo haya recordado al cumplirse su Bicentenario.

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