miércoles, 11 de febrero de 2009

LA HIJA DE TROTSKY EN BARCELONA


La Vanguardia, Barcelona, España, 06Feb09
A los veinte años basta poca cosa para enamorarte. Es lo que me ocurrió al leer un artículo de La Vanguardia donde se revelaba la estancia de la hija de Trotsky en la Barcelona de principios del XX. POR CARLOS GARRIDO TORRES
Lo que me impresionó de aquel artículo no fue tanto el tema, sino la foto. Una joven de rasgos muy dulces, con la mirada perdida como las madonas de Botticelli. Evocada con ternura por el escrito que terminaba con la trágica revelación de su suicidio.

Han pasado casi cuarenta años, y la imagen de la hija de Trostky no ha desaparecido de mi memoria. Cuando se puso en marcha la hemeroteca de este diario, comprendí de repente que podía recuperar aquel recuerdo perdido. Y fue facilísimo. Me bastó con introducir "hija de Trotsky" para que saliera al instante. Cuarenta años recorridos en un soplo informático. Me resultó emocionante y casi increíble. Desde el 15 de enero de 1970 no había vuelto a contemplar su foto.
El artículo está firmado por Maria Serralach y cuenta una historia realmente curiosa:
Margarita Braunstein vivía con su madre y su hermano en un entresuelo del número 88 de la calle Balmes. Iba a la Escuela Alemana entre los años 1915-1916 e hizo amistad con la autora del escrito. Esta sólo pudo ver en escasas ocasiones al padre de Margarita: "Llevaba unos lentes gruesos, tenía una barbilla oriental y unos ojos penetrantes que daban cierto miedo". Viajaba mucho y finalmente se llevó a su familia a Nueva York. La autora del artículo recuerda que en su casa del Carrer Pelai guardaron muchos años las plantas que los Braunstein tenían en el piso.
Más tarde se enteró de que el padre de Margarita era el célebre Trotsky, y que su amiga terminó suicidándose.

Rediviva después de tantos años, la historia me apasionó. Y comencé a buscar a través de internet. Efectivamente, Trotsky habla en sus memorias de un paso fugaz por Barcelona, cuando fue expulsado por el régimen zarista, y revela que su mujer y sus hijos estaban allí refugiados. Las fechas coinciden. Pero no el nombre. De su matrimonio con Aleksandra L. Sokolovskaia tuvo tres hijos: Zinaida, que por todas las evidencias corresponde a la supuesta Margarita, Nina y Lev. Tal vez el revolucionario quiso ocultar el nombre real de su familia por seguridad.
Sigo buscando y encuentro muchas referencias a Zina Bronstein (no Braunstein como escribe la autora). Nació en 1901, por lo tanto tenía unos 14 años en el momento en que vivía en Barcelona. A esa chica de mirada dulce, parecida a la Margarita de Goethe, le esperaba una vida terrible. Tras la revolución del 17, se casó con Zakhar Borisovich Moglin con quien tuvo una hija: Alexandra. Su marido fue asesinado durante las grandes purgas. Zina volvió a casarse con Platon Ivanovich Volkov, un trostkysta ruso, con quien tuvo a su hijo Seva. También a su segundo marido lo detuvieron y murió en el gulag.
Zinaida tuvo que cuidar de su hermana Nina, que murió de tuberculosis. Abrumada por tantos desastres pidió permiso a Stalin en 1931 para viajar a Berlin y reencontrarse con su padre. Empezaba a tener síntomas de profunda depresión y transtornos mentales. Trostky intentó que se tratara a través del psicoanálisis, convirtiéndose así en uno de los primeros líderes del mundo comunista en reconocer esa terapia.
Pero Zina, de la que algunos han dicho sufría complejo de Electra, es decir atracción hacia su padre, aquella chica dulce de ojos botticellianos se suicidó en 1933 con la espita del gas. Un destino trágico que inspiró incluso (se puede ver el trailer en Youtube) una película: "Zina" (1985), de Ken McMullen.
Desbordado por tantos datos interesantes, no olvido buscar el nombre de la autora del artículo. Maria Serrallarch (1905-1992) fue una eminencia en el mundo de las bibliotecas, y responsable durante muchos años de la biblioteca de Química de la Universidad de Barcelona. En la hemeroteca de La Vanguardia hay muchas referencias a ella, desde notas familiares, profesionales e incluso su necrológica.
Pero el artículo sobre Margarita-Zina es el único que publicó.
Gracias a la hemeroteca de La Vanguardia he podido recuperar aquella historia.
PARA ACCEDER ALOS LINKS, IR AL ARTÍCULO HACIENDO CLIC AQUÍ

No hay comentarios: