viernes, 27 de febrero de 2009

UN 'CORRALITO' DE JÓVENES PROMESAS


El País, Madrid, España, 26Feb09
La nueva guardia de las letras argentinas desembarca en las librerías españolas
VERÓNICA CALDERÓN - Madrid
En su universo literario, la denuncia ha sido reemplazada por el sarcasmo. Nacieron en los setenta y se descubrieron escritores en un mundo dominado por el ordenador, donde la máquina de escribir es un objeto vintage. Son La joven guardia argentina. Una generación de autores lejana a la dictadura militar (1976-1983) y marcada por la crisis de 2001. Un total de 23 creadores reunidos en una antología que presenta la nueva narrativa argentina y que se edita por primera vez en España.

Les gusta dejarlo claro. No escriben igual, no hablan de los mismos temas, no comparten estilo. "Todos quieren que digamos en qué nos parecemos", afirma el escritor Juan Terranova. Junto a él, Patricio Pron, Diego Grillo Trubba, Samantha Schweblin y Maximiliano Tomas, el impulsor del proyecto, charlaron con EL PAÍS en la Casa de América sobre la complicidad que nació a partir de la publicación original en Argentina de La joven guardia (Belaqva) en 2005. "Fue una apuesta. No sólo los presentó a los lectores, también sirvió para que los autores se conocieran", señala Tomas.
Fue un encuentro afortunado. Organizan lecturas públicas y performances. Asisten a sus presentaciones. Entran en sus blogs. "Y nos emborrachamos. Algo muy importante para un escritor", comenta Terranova, autor de Mi nombre es Rufus, la historia de Birmania, una banda indie rock. De las confabulaciones han nacido incluso nuevas antologías. Ahí intercambian papeles. Grillo Trubba se encargó de antologar cuentos sobre sexo (En celo, Mondadori, 2006) y crímenes (In fraganti, Mondadori, 2008), mientras que Terranova compiló una serie de relatos inspirados en los barrios de la capital argentina (Buenos Aires / Escala 1:1. Los barrios por sus escritores, Entropía, 2007).
El uso de Internet como plataforma creativa despierta reacciones encontradas. "No me interesa demasiado", comenta Patricio Pron, ganador del premio Jaén de Novela 2008 por El comienzo de la primavera, un relato ambientado en una universidad alemana.
Pron confiesa que es propietario de un solo blog, que utiliza para que su padre lea sus artículos publicados fuera de Argentina. No es el caso de Terranova, Grillo o Tomas. Todos cuentan con blogs que actualizan con regularidad. "Los blogs son muy útiles para conocer la obra de otros escritores y para intentar vencer el centralismo", afirma Samantha Schweblin, autora de El núcleo del disturbio, una compilación de cuentos oníricos.
El blog es una respuesta a la marginación editorial, comenta Grillo Trubba, autor de la novela Los discípulos y del Manual del Holgazán. "Crecimos como escritores cuando Argentina ya no está en el centro del mundo editorial, sino en la periferia", explica. Tomas coincide, "el centralismo es tal que esta antología tardó tres años en editarse en otro país". No hay victimismo, sin embargo. "La responsabilidad para encontrar un mercado reside en el creador. Muchos de los que dicen 'la gente no lee' en realidad quieren decir 'la gente no me lee'", señala Grillo Trubba. "Creo que se lee más que nunca. Se lee como entretenimiento en otras plataformas, y también se debe reconocer que el lector que compra un libro es uno preparado, más erudito", añade Tomas.
La poca solemnidad en sus textos es, quizá, su mayor punto en común. "No tenemos dogmas, vemos a la literatura como un objeto recreativo", explica Pron. Esta soltura se refleja en la experimentación entre géneros literarios, la diversidad de los temas que abordan y su versatilidad para difundirlos. Ya sea en sus antologías, por las calles de Buenos Aires o desde las entradas en sus blogs. Comparten la convicción de que la literatura sirve para sentir, expresar y divertirse. "No tenemos una queja conservadora. No vamos gritando, 'el rock murió', 'la gente no lee'. La literatura no necesita nadie que la venga a defender", concluye Terranova.

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