jueves, 29 de enero de 2009
EL ARTE IRANÍ LEVANTA EL VELO
El País, Madrid, España, 29Ene09
Coleccionistas e inversores se apuntan al repentino 'boom' de los creadores persas
ÁNGELES ESPINOSA - Teherán -
¿Le suenan Parviz Tanavoli, Mohamed Ehsai o Farshad Moshiri? Pues tome nota porque son tres artistas plásticos iraníes cuyas obras se cotizaron por encima del millón de dólares (774. 700 euros) el año pasado.
De repente, después de tres décadas de aislamiento, el mundo está descubriendo el arte contemporáneo iraní. Al menos, el mundo que hay justo en la otra orilla del golfo Pérsico. En Dubai y otros emiratos árabes, coleccionistas e inversores han abierto una ventana al exterior para los artistas iraníes. Ahora, su reto es evitar que la crisis económica vuelva a sumirles en el olvido. "Las subastas de Dubai", responde sin dudar Anahita Ghabaian cuando se le pregunta por la causa del repentino éxito internacional de los artistas iraníes. Ghabaian es la directora y copropietaria de Silk Road, galería de referencia en Teherán. "Desde que abrimos en 2001, hemos participado en diferentes ferias de arte en Europa, incluida Arco en 2007, y nunca los precios han llegado al nivel de ahora", señala. La enorme liquidez generada durante los años de petróleo caro y el afán ilustrado de sus gobernantes han puesto de moda el coleccionismo en Dubai, Abu Dhabi o Qatar. A la vez, el arte se revelaba como una inversión de prestigio para unas sociedades saturadas de bienes de consumo. Christie's vio el filón y en 2006 empezó a celebrar subastas regulares en Dubai, el emirato que ha marcado el camino. Enseguida le imitaron Bonhams, Sotheby's y otras. Un año más tarde, las obras iraníes dominaban las pujas y el poder adquisitivo de los asistentes disparó sus precios.
"No me lo creía", confiesa Moshiri, a sus 45 años el primer artista iraní en alcanzar la marca del millón. Su obra Eshgh (amor, en persa) se adjudicó por 1,05 millones de dólares, muy por encima de los 150.000 de salida, en la subasta de Bonhams del pasado marzo. "No es una cifra que se pueda digerir fácilmente", admite el pintor. Y no fue sólo él. Los creadores iraníes barrieron. Sus trabajos consiguieron las tres ofertas más elevadas. Pocas semanas después, en la segunda subasta de Christie's, una caligrafía de Ehsai se pagó a 1,2 millones de dólares, una pintura de Hosein Zenderoudi a 1,6 y una escultura de Tanavoli a 2,8 millones, la cifra más alta lograda nunca por un artista de Oriente Próximo. No obstante, Ghabaian precisa que "quienes han batido récords son gente consagrada". Igual que antes sucediera con el arte indio y el arte chino, surgía de repente la pasión por el arte iraní.
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