martes, 19 de mayo de 2009

LA ESCRITURA COMO AVENTURA PERMANENTE


La Nación. Buenos Aires, Argentina, 16May09
El autor español habla de su nuevo libro de cuentos, Los objetos nos llaman (Seix Barral), y de su pasión por narrar historias en distintas formas, que lo ha llevado del periodismo al microrrelato pasando por la novela
FOTO: "Los periódicos tienen que volver al reportaje largo", opina Millás Foto: Gustavo Cherro
Por Susana Reinoso
De la Redacción de LA NACION
Está claro que el escritor español Juan José Millás imagina a lo grande. Por eso escribe cuentos con inicios como éste: "Al principio fue un alivio que se me apareciera el diablo, pues aunque no tenía intención de venderle nada, siempre es bueno para la autoestima saber que tu alma está en el mercado; Satán iba disfrazado de taxista. Yo, de agente comercial".

Su libro más reciente, Los objetos nos llaman (Seix Barral), concentra 75 cuentos breves, atravesados por elementos de la literatura fantástica, y todos ellos, hilvanados por la pluma de un autor de mirada aguda y humor corrosivo. Durante ocho años, Millás reunió historias que guardó en un cajón de su escritorio, sin saber qué destino les daría. Cada una de ellas estaba conectada con un objeto que depara sorpresas y no siempre agradables. Un día, al releer los textos guardados, el autor advirtió que tenían una unidad.
"Muchos de los cuentos fueron soñados en ese espacio creativo de la vigilia, antes del amanecer, cuando no estás dormido por completo ni tampoco despierto. Me gustan mucho las ciudades medievales y pensé que los relatos tienen que ser como las pequeñas calles medievales que te conducen siempre a un sitio inesperado: ya sea a una fuente, un puente o a otra callejuela. Los cuentos tienen que ser para el lector como miniaturas amalgamadas en una unidad, que le permitan perderse en una red de historias", dice Millás en Buenos Aires, en una charla con adnCULTURA. Millás lleva vendidas ya seis ediciones de Los objetos nos llaman.
Ahora se prepara para acometer un desafío que lo ilusiona: "Voy a escribir microrrelatos de 28 líneas para teléfonos móviles. Me lo ha pedido Telefónica".
Al estructurar el material del libro de cuentos que presentó en Buenos Aires, el autor de La soledad era esto advirtió que si los objetos tienen vida, mucha más tienen las palabras: el joven que constituía la voz narradora en unos relatos era el adulto que contaba en otros. Por eso, el libro se divide en dos partes: "Los orígenes" y "La vida".
-Muchos de los relatos hablan de muertos en vida. Y algunos de ellos hasta adquieren protagonismo. ¿Por qué?
-Porque siempre es gente perpleja ante la existencia, que vive lo cotidiano con extrañeza.
-¿Qué tanto más brinda al lector el cuento que la novela? -Detrás de un buen libro de cuentos siempre se oculta una novela. Cuando escribo, nunca sé qué voy a escribir en el siguiente párrafo ni cómo va a terminar. La escritura de una novela es una aventura permanente. El escritor siempre se encuentra con zonas impensadas.

-¿Por qué el cuento goza de menos prestigio editorial que la novela?
-Creo que se trata de una opinión académica que tiene al cuento como un género menor que la novela. He llegado a leer un disparate según el cual una literatura no es verdaderamente nacional hasta que no alumbra una gran novela. ¿Qué sería entonces de la literatura sin los cuentos de Borges, Cortázar, Rulfo o Felisberto Hernández? Ocurre, además, que el lector invierte su dinero en una novela y piensa que está mejor gastado que en un libro de cuentos.


-¿Cuánto han influido los medios gráficos en el cambio de estatus del cuento?
-Los medios de comunicación no contribuyen mucho a la difusión del cuento. Quizá si lo hicieran, las cosas serían diferentes. En Estados Unidos, la mayoría de los escritores se mueve con mucha comodidad entre el cuento y la novela. Eso tiene una explicación: en el siglo XIX los editores no publicaban novelas de autores norteamericanos, pero sí de ingleses, porque no pagaban derechos de autor. Por eso, los narradores norteamericanos se refugiaron en el cuento. Una infinidad de periódicos y revistas publicaban cuentos y esto le dio un auge al género. Una de las razones por las cuales la literatura norteamericana parece siempre tan joven es porque nació ligada al cuento. Y el cuento, al periodismo. Ambos son géneros vecinos. Me parece que los periódicos tienen que volver al reportaje largo y estaría muy bien que publicaran cuentos bien seleccionados, porque podrían funcionar.
-¿Y cómo funcionan sus articuentos, en los que fusiona el periodismo y la literatura, para la formación de nuevos lectores?
-Con los articuentos se trabaja en colegios y universidades españolas. Creo que funcionan bien porque los jóvenes son lectores habituados a lo fragmentario. Los articuentos generan nuevos lectores y ya generaron tres libros. Ha sido una experiencia muy enriquecedora.
-Usted genera discursos sobre las imágenes que "lee" cada domingo en la revista El País Semanal . ¿Cómo comenzó?
-No sabemos leer las imágenes. Vivimos en un mundo en que la imagen tiene un impresionante predominio, pero en la escuela el tema no se toca. No hay una materia que a los chicos les enseñe a leer imágenes, a construir un discurso sobre ellas. Darme cuenta de eso me sorprendió y descubrí mi impotencia de no tener un discurso al respecto. Fue fascinante comenzar a construir un discurso y competir con la propia imagen en análisis.

-Si le propongo elegir una imagen de la crisis actual para que usted construya un discurso, ¿cuál elige?
-La de los comedores de día en Madrid, a los que ya van a comer personas de saco y corbata. Eso es parte de lo que nos está pasando. Cuando yo era pequeño, había una ley no escrita que decía que uno sería más que sus padres. Hoy eso no está garantizado. Para ser indigente había que descender muchos escalones. Hoy, de un solo golpe te caes de la clase media a la indigencia. Se están rompiendo las redes que nos contienen, porque se van cortando los tres hilos que nos mantienen en la sociedad: la familia, la cultura y el trabajo. Lo que queda es vivir en los márgenes de la sociedad.


-¿En qué fuentes abreva para contar esas historias que tanto conmueven?
-Recurro a varias fuentes. Para escribir un reportaje, recurro a la realidad. Ahora viajaré a Cachemira para hacer un reportaje sobre esa región entre la India y Pakistán. Cuando escribo una novela, vuelvo a mis miedos, mis fantasías. Ambos son territorios complementarios.

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