viernes, 29 de mayo de 2009
LA REALIDAD IGUALA O SUPERA A LA FICCIÓN: EN ITALIA UNA NOVIA SE FUGÓ CON EL MEJOR AMIGO DEL NOVIO EN PLENA BODA
Crítica de la Argentina, Buenos Aires, Argentina, 29May09
Primero dijo: “Sí, quiero” en el ayuntamiento de la ciudad de Trieste. Al terminar la ceremonia, argumentó que quería cambiarse de ropa y el amigo del marido se ofreció para llevarla. Nunca más volvieron. El esposo abandonado iniciará acciones legales.
Fotografía: es producto de la ficción no teniendo ninguna realación con el hecho narrado.
Novia fugitiva.
Parece una historia de película, pero el caso ocurrió en una ciudad del norte de Italia. El chiste de arriba fue publicado por un diario local, Il Piccolo.
Primero le dijo que sí, que iba a estar con él durante toda la vida. Pero pocos horas después, durante los festejos, lo plantó. Y algo peor: se fue con el mejor amigo de su flamante, y efímero, marido.
La boda tuvo lugar el pasado 16 de mayo en Italia. Andrea, empleado de un banco, de 34 años, y Sara, una chica de 30, que trabaja en una financiera de Montefalcano, se casaron después de diez meses de intenso noviazgo. Sara llegó puntual al registro civil en la plaza de la Unidad en un vehículo conducido por el mejor amigo de su marido. Todo estaba listo para que sea una maravillosa boda. Una treintena de invitados, entre familiares y amigos, presenciaron el momento tan esperado.
La ceremonia fue perfecta: ella vistió un lindo vestido de color marfil y él un elegante frac negro. Al terminar la boda, después de arrojar el arroz, saludar a los novios y tomar algunas fotos, todos se dispusieron a festejar en un sobrio restaurante de Trieste. Tíos, sobrinos, padres, abuelos, y el novio se dirigieron hasta el lugar, pero la novia dijo que prefería cambiarse de ropa para estar más cómoda y que luego alcanzaría al resto para celebrar la unión.
Uno de los mejores amigos del novio se ofreció para la llevarla hasta su casa para que cambiara sus zapatos. Y así fue, pero ninguno de los dos volvió a la fiesta.
El marido y los treinta invitados arribaron al restaurante y comenzaron a comer los bocados de la recepción, pero la novia no llegaba. Andrea se empezó a preocupar ante la tardanza de su reciente esposa y pidió retrasar el momento del plato principal. Mientras esperaban, brindaron una y otra vez por la felicidad de los novios, muchos de los presentes dirigían palabras de buen augurio para los recién casados, pero Andrea las recibía en soledad y agradecía en nombre de Sara. Después de una hora sin noticias de la novia, toda la parentela empezó a murmurar y a sospechar que algo no andaba bien. Casi todos al mismo tiempo llamaron al celular de Sara y al del “mejor amigo”, pero ambos estaban apagados. De a poco, el clima de festejo se convirtió en un silencio sepulcral. Nadie hablaba, ni murmuraba, todos se veían asombrados y asustados por no conocerse el paradero de la novia. Tras una hora y media de intentos fallidos, Andrea se decidió a llamar nuevamente a su amigo. Éste respondió y le pasó el teléfono a Sara, quien con la voz quebrada dijo: “Comprendí que he cometido un error. Lo siento, mi corazón me lleva a otra parte”. El marido permaneció callado en estado de shock. Hace algunos días, la nueva pareja partió de viaje hacia Grecia, mientras que el marido tuvo que quitarse el anillo y contratar a un abogado para comenzar el divorcio. Pero el hombre no piensa quedarse con las manos vacías y decidió iniciar acciones legales contra su esposa para conseguir el resarcimiento económico por daños materiales y morales. “Ha transformado un sentimiento de amor en odio”, afirmó Andrea, y agregó: “Lo podría haber pensado antes, no habríamos gastado dinero en la fiesta”. La situación tragicómica parece hollywoodense como la película Novia fugitiva, en la que Julia Roberts contaba con un extenso prontuario de huidas de las bodas debido a su miedo a comprometerse. Pero como siempre la realidad supera a la ficción, esta novia fugitiva, lejos de temerle al compromiso, descubrió –aunque tarde– de que lo había hecho con el hombre equivocado.
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